Máximo Kirchner, el enemigo público número uno de Amado Boudou
Néstor Kirchner no le tenía confianza ni le gustaba darle algo de poder, pero Cristina lo convenció para que sea su vice y ahora es Máximo quien le tira con artillería pesada.
Boudou siempre fue un desprolijo todo terreno. Néstor lo sabía.
Incluso después de la muerte del Presidente, Boudou se mandó una de las suyas: una charla privada en la cual habló indecorosamente de Cristina y para su desgracia uno de sus interlocutores llevaba siempre consigo un grabador oculto.
La cinta le llegó a Máximo Kirchner y lo hizo explotar de rabia. A nadie le gusta que desprecien a su madre, y menos cuando supuestamente le debe de ser fiel. Una y otra vez Máximo le pidió a su madre que lo desplazara del gobierno, su papá no lo quería y él menos.
Pero no es sencillo estar sentada en el sillón de Rivadavia y mover el tablero haciendo y deshaciendo cargos. Julio Mera Figueroa - ex Ministro de Menem- lo definió con una frase contundente: "Cuando se entra en política y se llega al poder, le tirás la honra a los perros".
El pedido de Cristina de que su tropa le dé una mano a su vice no cayó bien en su gente. Uno de ellos nos dijo en confidencia: "Es como si la Asociación de Odontólogos le pidiera a los dentistas que defiendan a Barreda". Si, es para incinerarse a lo Bonzo.
Amado Boudou es para el kirchnerismo actual (o el cristinismo, para decirlo más exacto), lo más parecido a lo que fue Juan Duarte ("Juancito") a Juan Perón en sus dos primeras presidencias.
Duarte era el hermano de Evita y por ese simple hecho tuvo un poder omnímodo que utilizó para cometer cuánto hecho de corrupción se le cruzara en el camino. Si hay un ejemplo de aquel dicho de que una manzana podrida arruina todo el resto del cajón de manzanas, en política de gobierno ese ejemplo se llamó Juan Duarte.
Estaba en las antípodas de su hermana Evita. Si Eva iba a los hospitales a realizar donaciones y visitar enfermos, después aparecía Juancito a tomarles la sopa a los pacientes. Era incorregible.
Nueve meses después del fallecimiento de su hermana, "Juancito" apareció muerto en circunstancias de esas que se llaman extrañas pero que de extraño no tiene nada.Juan Perón lo había desplazado de la Presidencia porque los hechos de corrupción ya salpicaban a todo su gobierno. Mantenerlo cerca suyo era como darle la derecha o apañarlo.
Un mensaje lacónico del General en aquel momento sigue vigente: "Robarle al pueblo es traicionar a la Patria". Y Juancito hizo millones, vivió como un dandy e hizo una ostentación obscena de la fortuna conseguida con el tráfico de influencia. Ensució a todo el gobierno y se puso al borde del precipicio. La versión oficial dijo que se suicidó en abril de 1953.
Desde entonces hubo siempre corrupción en todos los gobiernos civiles y militares, pero una reencarnación como la de Juancito le cabe sólo al vicepresidente actual.
Las expresiones de Máximo Kirchner que trasciende a su pequeño grupo de amigos es que Boudou no puede seguir ensuciando a Cristina, que si Perón no dudó en soltarle la mano a Juancito no hay porque seguirle sosteniendo el salva vida a éste naufrago que se hunde y arrastra hacia abajo a todo su gobierno.
Lo contamos con eufemismos porque el deseo de Máximo en crudo no lo podemos repetir.
El lector sacará sus propias conclusiones.