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Mauricio Macri, del secuestro a la Casa Rosada: las marcas de fuego del nuevo Presidente

Sufrió un secuestro en 1991. En el sótano donde estuvo encerrado terminó de decidir que -si salía- trabajaría para ser Presidente.

La vida pública de Mauricio Macri empezó cuando fue secuestrado por lo que luego se conoció como la "Banda de los Comisarios". En el sótano donde estuvo encerrado durante 12 días fue que terminó de decidir que -si salía de esa- trabajaría duro para llegar a ser presidente de la Nación.

Era la 1.15 del 24 de agosto de 1991 y Mauricio Macri era sorprendido por tres delincuentes que lo abordaron en la puerta de su casa en Barrio Parque. Uno de los hombres le pegó un puñetazo en la cara mientras otro lo tomó del cuello. Segundos más tarde, ya se encontraba dentro de un ataúd, encapuchado y amordazado, rumbo al lugar donde pasaría secuestrado los siguientes doce días.

El grupo de delincuentes que secuestró al entonces ejecutivo del Grupo Sociedad Macri (Socma) se llamaba "la banda de los comisarios" y estaba conformada por varios oficiales superiores de la Policía Federal, condenados años más tarde. Utilizaron en aquella oportunidad la modalidad del féretro, relacionada en el mundo de la delincuencia con organizaciones "profesionales".

La técnica permite movilizar a la víctima sin despertar sospechas ante las autoridades. Si bien un ataúd podría llamar la atención, pocos agentes de tránsito se animarían a revisar eventualmente su contenido.

Semidesnudo, sin poder moverse, con los ojos vendados y con las manos hacia adelante en posición de rezo, Macri pasó poco más de media hora dentro del cajón de muerto, camino a su lugar de encierro.

En el sótano donde estuvo encerrado durante 12 días fue que terminó de decidir que -si salía de esa- trabajaría duro para llegar a ser presidente de la Nación.

El hijo de Franco y papá de Agustina, Jimena, Francisco y Antonia es un líder distinto a los que acostumbra la política argentina: hace terapia, medita y trabaja para domesticar el ego y no caer en la arrogancia. Casi que no parece argentino, pero lo es. Hoy parte como favorito en la carrera por la Presidencia, representando una Argentina que ya cambió y busca otro tipo de liderazgos.