Más incertidumbre cambiaria
* Por Martín Redrado. Resulta evidente la falta de claridad y rumbo que exhibe la política cambiaria actual. El estrangulamiento artificial que se intenta imponer sobre la demanda es una medida de corto aliento, y que generará más costos que los beneficios que pretende incurrir.
La certidumbre sobre el manejo del tipo de cambio parecía llegar hasta el 23 de octubre. Esa presunción se ha cumplido. La política errática que viene llevando a cabo el BCRA no solo atañe al ámbito cambiario, sino que se extiende al desmanejo de las variables monetario-financieras que entorpecen las señales de mediano plazo que se dan a los agentes económicos sobre la tasa de interés y el tipo de cambio.
Faltan dólares en esta economía. No es que el diagnóstico esté errado. Es solo que se le está aplicando el remedio equivocado. Solo así puede entenderse, que después de una contundente victoria en las elecciones presidenciales, se dé curso a una postura riesgosa que puede llegar a tener impacto en el volumen de crecimiento de los depósitos en general (tanto pesos como dólares, y tanto vista como plazo fijo) y por lo tanto, deteriorar la materia prima del sistema financiero afectando finalmente las colocaciones.
Hoy, con una plaza crediticia seca que se refleja en los insostenibles niveles que han alcanzado las tasas, el trayecto hacia un freno en el nivel de actividad luce más corto.
Estas marchas y contramarchas no hacen más que traslucir la falta de convicción sobre el valor real del dólar. Ante situaciones de estrés cambiario como la actual, la firmeza, rapidez y sobre-reacción son claves para ganarle la pulseada al mercado.
No habría por qué dudar del poder de fuego que tiene la autoridad monetaria para salir exitoso de esta empresa. El problema es que las reservas ya no se usan para su objetivo primario y principal: resguardar los ahorros de los argentinos. Su multifuncionalidad, está mostrando hoy sus límites.
Son estos momentos los que refuerzan el valor de la independencia de criterios. En efecto, en la actualidad las decisiones importantes que atañen a la política cambiaria se toman fuera del Banco Central y en consulta con actores ajenos a los objetivos y las responsabilidades que guarda la autoridad monetaria.
No obstante, la Argentina puede, con poco esfuerzo, convertirse en un mercado receptor de inversiones que hoy deambulan por el mundo en busca de rentabilidad, ante la falta de un escenario de crecimiento vigoroso del G3 (EE.UU., UE y Japón). Pero para dar lugar a que esto ocurra, se necesita un abordaje integral, serio, y consistente de los desafíos que tiene por delante nuestro país.
Esto solo puede lograrse con un programa económico que atraiga más inversión. De esa manera, se lograría paliar la escasez de dólares comerciales, compensándolos por divisas provenientes de la inversión, lo que permitiría además ampliar la capacidad instalada de la economía y alcanzar un sendero de crecimiento sustentable. En el camino, los intentos de represión financiera, atacarán los síntomas, pero no la enfermedad. l