DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Más allá de la Bombonera

Por Andrés Burgos* El éxito del fútbol xeneixe revela una crisis general: faltan cracks para vender a Europa.

Boca es el campeón con mayor instinto asesino de los últimos diez años. No enfrenta a los rivales: los reduce. Son los jíbaros del fútbol. El equipo de Julio César Falcioni construyó una campaña nunca vista desde el Boca de Bianchi en 1998 y el River de Ramón Díaz en 1996: les sacó a sus rivales más de nueve puntos de ventaja a falta de dos fechas. Boca cultiva la belleza del orden e interpreta el nuevo escenario del campeonato doméstico: a falta de cracks, se impone el espíritu colectivo. La Primera División argentina parece haberse quedado sin fenómenos. La cantera está seca. Y Boca, un campeón sin una figura muy nítida, encontró la receta: El fútbol cooperativo al poder.

Telaraña de acero.

A Boca le alcanzaron 22 goles en las primeras 17 fechas para dar la vuelta olímpica del Apertura 2011. Un promedio franciscano de 1,29 por partido. Ninguno de los goleadores marcó más de cuatro tantos: solo la suma de Nicolás Blandi (4), Darío Cvitanich (4), Lucas Viatri (3) y Pablo Mouche (1) supera al máximo anotador del torneo, Rubén Ramírez, de Godoy Cruz, con 11.

Pero el fuerte de Boca es otro. El campeón, incluso, ataca mejor desde el mediocampo que desde la delantera. Y su estructura se cimienta en la defensa. Una telaraña de acero. Facundo Roncaglia por la derecha y Clemente Rodríguez por la izquierda. Agustín Orión en el arco. Y entre los centrales, un viejo guerrero, Schiavi, y su lugarteniente, Juan Manuel Insaurralde. Allí radica la esperanza de la tesorería del club.

"Por el jugador que más ofertas nos llegan desde el fútbol europeo es por Insaurralde", se codeaban, hasta la semana pasada, los dirigentes que respondían al presidente José Amor Ameal y que el domingo, en paralelo al triunfo 3-0 ante Banfield y la vuelta olímpica, perdieron las elecciones ante Daniel Angelici. Fue, también, un triunfo de Mauricio Macri sobre una parte del gabinete de Cristina Fernández de Kirchner.

Pero la frase desde la cocina de la tesorería de Boca instala un debate. ¿Quedan, en el fútbol argentino, jugadores de primerísimo nivel por los cuales se peleen los principales clubes de Europa? La duda, por supuesto, sobrepasa a los muchachos que iniciaron la curva descendente de su vitalidad deportiva: Juan Sebastián Verón (36), Riquelme (33), Schiavi (38), Esteban Fuertes (38), Mauro Camoranesi (35), Guillermo Franco (35) e incluso Sebastián Battaglia (31).