Martín Bossi: "Leonardo Favio me hizo descubrir el cine"
* Por Eduardo Slusarczuk. El actor Martín Bossi empezó a hacer imitaciones copiando a los personajes de "Nazareno Cruz y el lobo". Cuenta que le tomó el gusto a la lectura gracias a "Cien años de soledad", y elogia a Alberto Olmedo, Sandro y Fito Páez.
A esta altura, después de casi dos temporadas completas haciendo M, el impostor, para Martín Bossi la platea del Broadway es un lugar más que familiar que, admite, le va quedando algo chico a sus ambiciones. "Esto es un micro de lo que quiero", señala. Lo que quiere: "Un espectáculo con 20 músicos, con mucha magia, donde todo se transforme. Si imito a Los Rolling Stones, quiero que los Rolling estén ahí. Es algo que tengo en la cabeza, como alguna vez tuve esto. " Y esto no es más que el resultado de una estrategia que puso en marcha hace unos cuantos años con Diego Tarditti, su amigo de toda la vida. "Arrancamos haciendo esto con un pianito, en fiestas, para levantar minas, y ahora no lo cambio por nada. Es lo que me apasiona. Es mi proyecto", confiesa, antes de largarse a contar cuáles son sus favoritos.
La película
Nazareno Cruz y el lobo (1975)
de Leonardo Favio
"Favio me hizo descubrir el cine. Mi papá era fanático de él, y me lo transmitió. Me gustaba mucho la canción (la tararea), y los imitaba a todos. A Marcelo Marcote, a la Lechiguana, que decía: (cambia la voz) ‘Nazareno, vas a andar por luna llena’. Descubrí un poco el mundo de la actuación, y lo vi a Alfredo Alcón por primera vez, haciendo del diablo. Aparte, la primera vez, la vi con mi papá, que ya no vive, y con mi mamá. Me recuerda mi infancia, mi abuela llorando por la película. Es de los recuerdos más antiguos que tengo. Me apasiona. La vi 90 veces."
El disco
El amor después del amor (1992)
de Fito Páez
"Con ese disco me fui de viaje de egresados. Fue como la plenitud de mi inconsciencia, mi adolescencia y mi florecer. La frase "todos ya nos fuimos de casa, para tocar rock and roll", en La rueda mágica, es fantástica. Siete años después, yo empecé a pergeñar mi huida, para tocar mi rock and roll. No sabía qué era el Liverpool bar, ni una Gibson Les Paul: pensaba que era una actriz. Lo entendí con los años. Me marcó profundamente. Además, resume el rock: Fito, Charly y Calamaro."
El programa de televisión
No toca botón (1981-1987)
de Hugo Sofovich, con Alberto Olmedo
"Agarré la última parte de Olmedo. Y me di cuenta de qué se reían mi papá y mi mamá. No se me ocurrió imitarlo. Olmedo simplemente me hizo morir de risa. Lo perdí muy chico, y me da lástima no haber podido conocerlo. Porque es como Chaplin, como Maradona en el fútbol, los Hermanos Marx. Mostró que se puede ser prestigioso y popular. Le costó. Eso es muy de acá. A veces me da miedo mirarlo, porque lo veo muy cerca, a pesar de que hace mucho que no está."
El libro
Cien años de soledad (1967)
de Gabriel García Márquez
"Me encanta García Márquez. Y me llama la atención poderosamente el paso del tiempo. Me genera curiosidad y miedo. Y lo que me genera miedo, me atrae. Ver cómo las generaciones van pasando y nada cambia. Lo leí como 20 veces. Antes no había leído nada de él. Después me encantó todo. Tenía 16 años y me marcó. Hasta entonces no leía. Me lo dieron en el colegio, leí la primera página: ‘Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar...’, y me atrapó. Fue mi comienzo como lector."
El concierto
Sandro - El hombre de la rosa (2001)
"Dos momentos gloriosos en mi vida: verlo a Maradona en Boca, contra Belgrano de Córdoba, y verlo a Roberto. Sandro es parte de mi vida. Me lo hacía escuchar mi papá, fue mi primera imitación, y antes de irse me mandó su ropa, que es la que hoy uso cuando hago el homenaje. Pagué tres años a un imitador de Sandro para que me enseñara. Cuando me vi limitado con él empecé a buscar en Roberto. Después tuve la oportunidad de conocerlo y fue maravilloso. Cuando me puse su ropa por primera vez, me puse a llorar."