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Mariano Benedit, la conexión con inversiones bursátiles de narcos peruanos

No todo el dinero que circula fruto de ganancias ilegales se invierte en autos caros y propiedades en Puerto Madero.

Si se aceptara oficialmente que en los últimos 2 meses del año dos financistas "desaparecieron" violentamente de la faz de la Tierra en la Argentina, sería un mal indicio para quienes dicen que nuestro país es casi un paraíso para todos y todas.

 

Mario Benedit -dice su propia familia- no es operador de Bolsa sino un "asesor financiero". ¿Qué es un asesor financiero? Un tipo que te dice que hacer con tu dinero para que te genere ganancias. ¿Así de simple? Bueno, no tanto. Leonardo Fariña era asesor financiero, su socio Federico Elaskar lo mismo, Damián Stefanini entre otras cosas hacía lo mismo (hasta te vendía barcos interdictos por la justicia).

 

Las primeras informaciones que dejan trascender investigadores policiales es que Benedit trabajaba con grupos de peruanos que intentaban ingresar dinero al mercado legal (o sea, dinero de origen desconocido o no registrado). El mercado bursátil es un terreno poco frecuentado para lavar dinero. Se compran acciones (legalmente el dinero corre por transferencias bancarias), después venden, hayan o no originado ganancias, pero al cabo de un par de pases de manos de las acciones ya el dinero está circulando blanco y radiante.

 

Si algún peruano hubiera comprado acciones de petroleras antes que baje el precio del crudo, no se hubiera enojado con su "asesor financiero" por eso. Las pérdidas se pueden originar como parte del negocio.

 

Pero si un "asesor financiero" toma un dinero y en lugar de comprar acciones para su cliente lo utiliza para otra inversión, y después esa inversión le sale mal y no puede entregarles los papeles a sus adquirentes originales, ahí si ya estamos en problemas.

 

Obvio siempre la familia no sabe ni se entera de estas maniobras. Se nos dijo que Benedit estaba en contacto de asesorar financieramente a grupos peruanos. Esta gente tiene restaurantes y mil otras actividades en la Argentina.

 

Nadie es capaz de matarse ni ser asesinado por una mala inversión. Pero si el dinero no aparece, ahí comienzan los problemas.

 

Antes que empiecen a circulares las hipótesis de suicidio, en las áreas de seguridad pública ya se agarraban la cabeza por el desenlace de este caso.

 

¿Casi casual se descubrió el cadáver de Benedit porque un chofer se bajó del bondi a hacer pipi? ¿Stefanini estará en algún pastizal de esos que no delatan a ningún muerto si un chofer no se distrae un ratito para hacer sus necesidades?

 

Un solo indicio preocupante, ya los códigos mafiosos del crimen se han instalado en el mercado del dinero de la Argentina.

 

Jóvenes ambiciosos dejaron viudas y pequeñas criaturas que se tendrán que acostumbrar a vivir sin su padre porque los hombres tuvieron una codicia desenfrenada.

 

Para hacer menos preocupante la situación nos dijeron que Stefanini se había ido por su cuenta, y ahora que Benedit se suicidó.

 

No es que no cierren esos argumentos, lo que no cierra es la desmesura con que entró al país el ajuste de cuenta al peor estilo mafioso.