María Eugenia Vidal analiza adelantar las elecciones bonaerenses
Ante las presiones de Kirchnerismo, la gobernadora quiere adelantar la fecha de elecciones bonaerenses.
Solo faltaba un disparador para que las ideas de distintos sectores del oficialismo sobre la ingeniería electoral se convirtieran en un tema de debate en el Gobierno.
La unidad entre los diversos peronismos y el kirchnerismo en la Cámara de Diputados para arrebatarle a Cambiemos un lugar en el Consejo de la Magistratura fue el catalizador. Las fechas de las elecciones, especialmente las de la decisiva provincia de Buenos Aires se encuentran en revisión: ya no se descarta que los comicios del principal distrito oficialista se desdoblen de los nacionales y se adelanten.
El peronismo puso también en discusión la conveniencia de la estrategia de la polarización extrema con Cristina Kirchner , que propician como verdad revelada los máximos estrategos electorales de Pro, Marcos Peña y Jaime Durán Barba . El corrimiento hacia las cercanías "cristinistas" de distintos actores que hasta hace nada rechazaban cualquier contacto con ella y se inmunizaban a diario para evitar contagios K cambió el panorama.
Primero fue el desprendimiento del bloque massista encabezado por Felipe Solá, que reconoció el liderazgo de la expresidenta. Después siguieron los líderes de casi la totalidad de los movimientos sociales. Por último, las alarmas se activaron con el acuerdo por la Magistratura, más allá de lo provisional o puntual que la coincidencia resulte y de que Sergio Massa pretenda que se vea encapsulada.
El peronismo es un continente sólido de la política argentina desde hace 70 años, que en muchos pasajes de su historia se torna gaseoso e inflamable, y suele estar poblado de dirigentes líquidos que cuando no están en el poder se mueven de una orilla a otra con singular facilidad y escasos pruritos, alterando la escena pública. Es lo que está ocurriendo en estos días con extrema velocidad.
Los sismógrafos de los dirigentes políticamente más sensibles del oficialismo ya lo advirtieron y activaron los planes para hacer frente a la contingencia. Por eso, han decidido evaluar diversas estrategias y cuestionar el dogma de centralizar en forma absoluta la disputa electoral en Cristina, que estaba dejando casi fuera de carrera por anticipado a los restantes sectores peronistas.
A ellos los necesita el oficialismo para mantener repartido el electorado sin correr el riesgo de un juego a todo o nada en medio de las restricciones económicas que imponen la crisis en curso y las cláusulas del Fondo Monetario Internacional.