DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Maradona pagó más de dos millones de pesos el alquiler de la casa en la que murió: no estaba adaptada para su internación y lo bañaban con una manguera

Los enfermeros a cargo aseguran que no tenían los elementos para atenderlo. 

“Vos viste la casa de Maradona, vos entraste, la viste. Bueno, a Maradona le costaba 5 mil dólares por mes, en efectivo. ¿A vos te parece que esa casa podría salir cinco mil dólares?”. Hasta a Maximiliano Trimarchi, mano derecha de Matías Morla, le escandalizaba el número que desembolsó el entorno del diez para alquilar la casona del country de San Andrés, en la que murió el 25 de noviembre.

El audio figura en el expediente que investiga el homicidio culposo del excapitán del seleccionado argentino. En la causa, también consta la declaración del dueño de la casa y de la terapeuta psicomotriz de “Dieguito”, hijo de Verónica Ojeda. Las revelaciones de ambos son contundentes: la residencia que rentó el entorno de Maradona no era apta para una internación domiciliaria. Enfermeros, la empleada de limpieza y ayudantes terapéuticos lo advirtieron. Leopoldo Luque y Agustina Cosachov, no. La mayor preocupación era el baño.

“Me preguntaron por la casa y yo dije que no estaba en condiciones. Era un playroom, no estaba para ser una habitación. Es un ambiente muy cerrado y chiquito. No había espacio. El baño más cercano estaba cerca de la entrada, era un toilette. Solo tenía pileta de lavar, las manos e inodoro”, declaró la empleada que preparó la casa para la llegada del ídolo, de nombre Mariela.

Incluso el médico del barrio que intentó reanimar a Maradona tuvo la misma impresión. Colin Munro Campbell dijo a los fiscales que le llamó la atención que la casa estaba “muy desordenada”. “No sé si sucia, pero era un quilombo. La palabra es descuidada. Me sorprendió mucho el lugar”, detalló sobre la sensación que tuvo al ingresar a la vivienda.

“No me pareció un lugar adecuado”, concluyó y recordó: “En ese momento, todo el mundo estaba enardecido queriendo alquilar y los precios eran muy altos. Los valores aproximados eran tres mil dólares mensuales”. También detalló que, en una comunicación, la administración del barrio privado informaba a los residentes que habría una ambulancia en el lote de la casa que ocupa el célebre inquilino. “Nunca se vio”, concluyó.

“Nos habían dicho que era para una persona con dificultades para subir escaleras, por eso se fijaban en las comodidades de abajo. Hasta ese momento no nos habían dicho más que eso. Luego, de que nos dijeran que era para Maradona, nosotros manifestamos nuestras dudas si iba a servir porque abajo hay baño, pero no hay ducha. Maradona salía de una internación”, indicó en su testimonio.

Sobre el contrato de alquiler señaló: “Fue estándar, con la salvedad de que era para uso exclusivo de Jana o Diego Maradona. Se fijó en la suma de U$S16.000, que se pagó por adelantado el mismo día que firmamos, el 10 de noviembre”. Es decir, un día antes del traslado desde la Clínica Olivos, donde el jugador de fútbol fue operado por un edema subdural. Vanesa Morla estuvo al frente de la operación.

La hermana del abogado, según las declaraciones, mensajes y audios que constan en la causa, cumplía un rol vital en la administración de la fortuna de Maradona: decidía los gastos y era la encargada de los gastos.

El apuro por el traslado se vio reflejado en la operación. El propietario reveló que el precio del chalet era más bajo. “Nos ofrecieron eso por la urgencia de la entrega. El precio original era U$S 10.500 por noviembre, diciembre y enero”. Y otra vez aparece una preocupación por un asunto de higiene esencial: “Al día de hoy no sé cómo hizo para bañarse. Era mi preocupación”.

Fue Griselda Morel, la asistente psicomotriz de “Dieguito”, la que develó el misterio. “Diego se quejaba que el baño estaba arriba y que lo bañaban con una manguera”.

La mujer describió en su declaración cómo algunas de las personas que estaban al rededor de Maradona, sobre todo en la casa de Brandsen, se aprovechaban de su vulnerabilidad: se burlaban de él, le daban de tomar alcohol, fármacos “a demanda” y hasta le robaban.

Los enfermeros Ricardo Almirón y Dahiana Madrid fueron los últimos que atendieron al Diez. Ambos están imputados. En sus declaraciones dieron detalles de la falta de equipamiento en la casa.

En el caso de Almirón, destacó: “No contábamos con los elementos de emergencia ni los elementos de Unidad de Terapia Intensiva móvil”. Incluso, reconoció que el día de la muerte, a las 6.30, lo notó “taquicárdico”, pero no le tomó los signos vitales porque Diego no se lo permitía (aunque informó lo contrario a su supervisora, Nancy Forlini, también imputada). “Estaba durmiendo, respiraba”, agregó sobre la escena que dejó antes de irse.

Esa mañana tomó el turno Madrid. No entró a la habitación hasta que Agustina Cosachov pidió su ayuda porque Maradona no se despertaba. La enfermera debió hacerle respiración boca a boca. “No teníamos oxígeno ni medicación. No teníamos elementos para casos de paro. Solo teníamos elementos para una internación simple porque para el doctor (Leopoldo) Luque era un paciente estable y lo único que había que tratar era la adicción al alcohol que manejaba la psiquiatra (Cosachov)”, reveló.

Carlos Cotar fue uno de los tres acompañantes terapéuticos que Cosachov despidió. Estuvo junto a Maradona hasta el 13 de noviembre. “No era un lugar preparado para una internación domiciliaria. No había nada, ni un termómetro”, reveló en su testimonio. “No entendí por qué nos sacaron. Éramos especialistas en situaciones críticas”, se quejó.

La declaración de Verónica Ojeda: “Estaba totalmente desatendido”

“Me sorprendieron las condiciones en las que vivía”. Verónica Ojeda, que fue pareja de Diego Maradona entre el 2005 y el 2014 y es madre del hijo que tienen en común (“Dieguito”), también declaró en la causa y dio su punto de vista sobre lo que pasaba en la casa de Tigre.

“Había un baño químico, que era un baño plástico blanco, colocado dentro de un andador que estaba al costado de la cama”, contó Ojeda indignada. “Ahora todos hablan de la personalidad difícil de Diego y que no se dejaba atender por los médicos, pero ese carácter lo tuvo siempre”.

La ex del ídolo recordó que en 2007 Diego debió cursar otra internación domiciliaria, previo a otras instancias en diferentes clínicas (estuvo en la clínica Güemes, Los Arcos y Abril) por su adicción al alcohol, bajo el control del doctor Alfredo Cahe y con la asistencia de un enfermero dedicado al cuidado del Diez. Un franco contraste con la situación que advirtió bajo la tutela de Leopoldo Luque.

Extraído de TN.com.ar

Dejá tu comentario