Manos libres
*Por Arnaldo Paganetti. Candidatos opositores a la presidencia arrojan toallas. Buscan nivelar con los K en el Congreso.
Nadie augura sorpresas. La presidenta va por la reelección con una aceptación mayor al 50%.
Tras el 23 de octubre habrá pases de factura en el arco anti K. Binner y Macri saborean el 2015.
Es difícil abarcar con la mirada los procesos de largo alcance. Constreñidos al aquí y ahora, bajo los efectos de una crisis financiera global cuyos coletazos no tardarán en llegar a estas orillas, existe consenso en que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner será reelecta la semana próxima. La marcha del proceso económico, en constante crecimiento, la promesa de seguir en la misma senda profundizando "el modelo" (algo que se presta a diferentes interpretaciones), la falta de consistencia y credibilidad de las variantes opositoras que corren muy atrás, y la contundencia de las primarias del 14 de agosto ("la gente vota a ganador", salió de su mutismo el oscilante Carlos Reutemann), le cierran el paso a las sorpresas en la cúspide del mando.
Tanto es así que los candidatos del arco no oficialista concentran energías en los últimos días en solicitar el corte de boletas para que la avalancha cristinista no desequilibre al Congreso, el reducto desde donde se pretende controlar y contrarrestar el comportamiento "hegemónico" del Ejecutivo.
La más castigada de las PASO, "Lilita" Carrió, no sólo agitó la denuncia sobre el intento de una reforma constitucional para promover la eternidad de Cristina (algo que ésta se empeñó en desmentir a través de su jefe de gabinete, Aníbal Fernández), sino que se atrevió a pedir, incluso a los adherentes de la presidenta, que pongan en las urnas a los legisladores de otros partidos. El propósito: evitar el absolutismo "en beneficio de la libertad de todos".
De equívoco en equívoco, Ricardo Alfonsín está siendo persuadido de quitar del aire la publicidad que lo muestra como un líder, atributo que le niegan incluso muchos radicales, entre otros Julio Cobos, Ernesto Sanz, "Viti" Fayad, Ramón Mestre y Roberto Iglesias. Es posible que desde mañana ponga el acento en la preservación territorial de la UCR "por su independencia y coherencia interna" e imagine una exhortación para evitar que el socialista Hermes Binner lo termine relegando al tercer lugar que, de concretarse, pondrá en riesgo su propósito de hacerse de la conducción nacional partidaria a fin de año.
No resultó exitosa su alianza en la provincia de Buenos Aires con el peronista disidente Francisco De Narváez, hoy recostado sin tapujos en el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. En el principal distrito del país, el radicalismo no tendrá chapa por la minoría en la lucha por una representación al Senado nacional. Por ese sitial, compiten tres: Hilda "Chiche" Duhalde, José "Pepe" Scioli y Jaime Linares.
Los reproches en el andarivel opuesto al del gobierno crecen en intensidad y para colmo, a pesar de asegurar que forzará el balotaje, Eduardo Duhalde aceptó que su sector es una verdadera "bolsa de gatos". Tratando de sacarse "ventajitas", sin ninguna perspectiva histórica -apuntó el analista Sergio Berensztein a "Río Negro"- se favoreció el juego de Cristina, que tendrá las manos libres para desplegar sus iniciativas parlamentarias.
El 2012 se presentará complejo. Habrá que resolver gradualmente el tema de los subsidios y tarifas de los servicios públicos, contener el gasto, morigerar el incremento de precios y salarios y captar inversiones. Con un cambio de gabinete en puerta (Hernán Lorenzino, secretario de Finanzas es propuesto por Amado Boudou para reemplazarlo), se explorará otra vez un acuerdo económico y social, donde tallarán fuerte Julio de Vido y estamentos de la Unión Industrial y la CGT.
"Se acabó el grupo A, tenemos que dejar de obstruir", concedió el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, quien sin candidato a presidente alienta también el delivery electoral. El dirigente del PRO aspira a prolongar la tregua con Cristina un par de años, mientras se entregará con discreción a la tarea de construir una fuerza nacional, de la que hoy carece.
Hasta uno de los principales ideólogos kirchneristas, Ernesto Laclau, consideró necesario para no fomentar "el mito del unipartidismo" y socavar el régimen democrático, que haya una oposición real. Es previsible que después de la decantación del 23 de octubre, asomen como alternativa Binner y Macri, pero tendrán que correr por el centro o la derecha, ya que el margen izquierdo fue copado por el kirchnerismo.
Destartalado el radicalismo, el único portaaviones que navega es el peronismo, donde vuelven con la cabeza gacha y pidiendo perdón muchos de los que se fueron. Es el caso de Felipe Solá, quien renegó del peronismo federal y se acomodó en el cristinismo de la mano del moderado gobernador Daniel Scioli y de las paces hechas públicamente con un guardián de la Rosada, el ultra K Carlos Kunkel.