Maniobras inexplicables
*Por Mariano De Vedia. La torpe estrategia de hacer pasar por válido en la Cámara de Diputados un dictamen de comisión que no contaba con el número de firmas que exige el reglamento derrumbó las expectativas de muchos legisladores que aspiraban a cerrar el año con el avance de la despenalización del aborto.
El error fue admitido por el propio presidente de la Comisión de Legislación Penal, Juan Carlos Vega (Coalición Cívica), que había hecho mal las cuentas: contabilizó como suficiente la suscripción de seis diputados al dictamen, cuando necesitaba ocho firmas.
La polémica relativizó, quizás, el dato más significativo de esa tensa jornada: la ausencia de los legisladores kirchneristas, que muchos atribuyeron a la decisión de la Presidenta de no respaldar la polémica iniciativa. La posición contrasta con el apoyo que el oficialismo había dado en 2010 a la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo.
No fue ese episodio la única desprolijidad en el amplio debate sobre un tema tan delicado. Un grupo de jóvenes del colegio Mallinckrodt denunciaron que el sitio Wikipedia en inglés bloqueó la publicación de información científica contraria al aborto. Una denuncia similar hizo la semana última el National Religious Broadcaster Report, de Nashville, al advertir que "las ideas cristianas y el contenido religioso se encuentran ante un peligro claro de censura por parte de las plataformas de comunicación" en Internet.
Más allá de las posturas sobre el aborto, que muchas veces se apoyan en estadísticas de relativo rigor científico, poco podrán avanzar las sociedades si no hay reglas claras y amplio respeto por las distintas posiciones en debates sobre temas tan delicados.