Mala señal en materia de seguridad
* Por Agrandar Achicar. La revelación de que la institución armada de la provincia -su Policía- no puede garantizar la seguridad de su propio armamento no es dato que pudiera dejarse sin registro, como uno entre tantos de la cada vez más nutrida información sobre el delito en Catamarca.
Esto, porque es inevitable deducir que es menguada la confianza que puede brindar un organismo reducido a operar con efectivos que, en más de un caso, no podrían distinguirse, por su honestidad profesional, de los malvivientes a los que debe reprimir.
Aumenta la inquietud la posibilidad de que la lamentable situación podría venir desde hace mucho, sin que hubiese habido conocimiento de ello en la conducción de la fuerza, ahora informada, quizá, por alguna circunstancia fortuita.
De la información periodística no surge que sea de práctica un "arqueo" periódico de la capacidad de fuego policial. Más bien da lugar a creer que aquella revelación haya emergido gracias a que la jefatura ordenó que se efectuase un relevamiento no previsto del armamento.
El recuento de las armas asignadas a las comisarías permitió determinar que en la unidad policial de Bañado de Ovanta (Santa Rosa) había desaparecido un fusil automático liviano (FAL), pero los allanamientos hechos en los domicilios de los doce efectivos de la dotación no dieron ningún resultado positivo.
El descubrimiento se produjo en mayo y de inmediato fue denunciado por el jefe del organismo ante la Justicia, que dispuso los ya citados allanamientos.
Otro hecho que tal vez indique alguna relación con el faltante de armas de la Policía, fue el que tomó estado público a raíz de un incidente protagonizado por un policía de Recreo (La paz), cuya vivienda fue allanada por una denuncia por amenazas de la pareja del uniformado. Ese procedimiento ordenado por la Justicia deparó sorpresa por el hallazgo de 5 armas de diverso calibre y de dudosa procedencia, un FAL con su correspondiente munición, un mortero cargado, una lthaca y munición de guerra.
El desconocimiento de quien tiene en su poder el fusil desaparecido preocupa por el temor de que pudiera usarse por alguien empeñado en consumar alguna campaña delictiva, sobre todo si ese robo tuviese conexión con el referido "arsenal" descubierto en Recreo, en la casa en que vive un policía que, sin duda, será investigado con la prolijidad que el asunto requiere.
Con ligereza podría señalarse que la desaparición de un arma en una comisaría no constituye un motivo de alarma, y que de todos modos, la Policía, en el plano administrativo y la Justicia en el fuero penal están abocados al esclarecimiento pleno del hecho, por lo que no se descarta que tanto la dilucidación del caso como la recuperación del arma se produzcan en cualquier momento.
Pero no debería perderse de vista que, así como no ha de haber adversidad mayor para un uniformado que el ser despojado de su arma reglamentaria o perderla, así también para la institución policial ha de serlo, por cuanto en el acierto en el uso y preservación de las armas del Estado hay mucho más que la confirmación de su eficacia. También su honor está puesto en juego.
Se investiga la desaparición de un fusil automático liviano ocurrida en la Comisaría de Bañado de Ovanta, en Santa Rosa.
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