Macri explica y advierte a Cristina

En primer lugar, quedó claro que no son lo mismo una elección legislativa y una ejecutiva. El PRO -en realidad, Gabriela Michetti- apenas superó los 30 puntos en las elecciones de medio término hace dos años, lo que determinó un replanteo estratégico puertas adentro del macrismo, y un desmedido entusiasmo en la oposición capitalina. La proposición "se vota distinto en las elecciones parlamentarias", tuvo plena validez en la reciente reelección de Macri y sirve para comprender -al menos en parte- que las encuestas muestren a Cristina y al kirchnerismo, muy por encima del 31% obtenido en las legislativas de 2009.

Lo segundo que merece atención, es el extraordinario grado de error que mostraron la mayoría de las encuestas que circularon por los medios. A Excepción de Poliarquía Consultores -que en las últimas elecciones viene probando ser la única encuestadora seria- los pronósticos de todas las demás fueron vergonzosos, pues establecían una diferencia de entre 5 y 10 puntos entre Macri y Filmus. En realidad, fueron casi 20.

Es raro que en la Ley de "reforma política", no se haya propuesto algún tipo de límite concreto a encuestas pensadas como tendenciosas, pero que terminan resultando ridículamente falaces. Si Guillermo Moreno multa a las consultoras que miden una inflación distinta a la del Indec ¿no sería lógico que hiciera lo propio con esta manipulación evidente y casi ilegal de información electoral?

Otro tema para "destacar", es la muy pobre elección de la lista de diputados que encabezó el joven de "La Cámpora", Juan Cabandié: sacó la mitad de los votos de Filmus, y 30 puntos menos que su competidor de PRO, el "rabino" Bergman. Esto, guste o no, abre algunos interrogantes en torno a la decisión electoral de Cristina, de dejar de lado al peronismo y rodearse de "neokirchnerismo" para sostener su candidatura presidencial. Las internas de agosto serán en este sentido, un verdadero test para el oficialismo nacional.

Finalmente, el abultado 47% de Macri, puede leerse como un respaldo a su -evidentemente buena y aceptada- gestión en la Ciudad de Buenos Aires (más allá del voto anti K, que existió obviamente). Sin embargo, esta lectura no tendría lugar si finalmente Cristina se impusiera en la elección nacional.

La potencialidad de administrar un distrito (por más importante que este sea) no tiene nada que ver con la de dirigir las riendas de un país, en donde la escala de conducción es tanto mayor, que termina por alterar muchas de las premisas válidas para la conducción de un distrito. Mientras Macri no de "el salto" nacional, su jueces seguirán siendo los votantes porteños. A los presidentes, en cambio, no los juzga el electorado sino la historia. Y es allí donde el veredicto hacia Cristina, no resulta demasiado auspicioso.

Nicolás Merchensky

Fundación Desarrollo y Política

...Y opama la Constitución

Si algo caracterizaba a los golpes militares que tumbaban Presidentes y gobernantes era su primera medida: anular la Constitución.

Era la naturaleza misma del "golpe", gobernar sin Ley, sin límites y sin garantías para la sociedad. Así se llegó de golpes que sólo aspiraban a cambiar Gobiernos o golpes que intentaban quedarse, a golpes que mataron, torturaron, violaron intentando perpetuarse.
Durante cincuenta años el País padeció la epidemia de la inestabilidad institucional. Se sabía cuando comenzaba un Gobierno elegido... lo que no se sabía es cuanto duraba.

Generaciones de argentinos vivimos la angustia de no ser nada, de no ser nadie, de desprotección y miedo. La sensación que nuestro suelo, nuestra Patria era de alguien ajeno, que éramos invitados en nuestra propia casa. Peor aún, el dolor de la situación injusta  y la impotencia de no poder remediarlo.

El 83 podía ser un intento más; nadie podría decir que  la Argentina regresaba al seno de la Democracia. Que no iba a haber más golpes, que la Constitución no era puro papel y palabras sin valor. Solamente con el coraje de la sociedad y la gente en la calle, se logró el milagro de que la Constitución fuera mucho más que papel y tinta: la Ley suprema que nos protege a todos  y nos obliga a todos.

Pero en vez de perfeccionarse a la Democracia la han ido degradando. Las siguientes generaciones, que no sufrieron la humillación de vivir sin Ley ni ser respetados, que recibieron en bandeja el presente  lo están depredando con malas prácticas y violando la Constitución que es el horcón que sostiene la Democracia.

En la Provincia poco importa el número de bancas para uno o para otro; lo que importa es respetar la Constitución. Que los Gobiernos que debieran ser los primeros en cumplirla, la cumplan y que la Justicia encargada de aplicarla, la aplique.

El Gobierno demostró su poder de fuego electoral- Ley de Lemas y billetera de por medio y buenas acciones públicas que la gente acompañó-. Que no empañe su historial vejando la Constitución Provincial, cargándose bancas que no le corresponden de prepo y  a los empujones. Es bueno saber que el tiempo pasa y los errores quedan... y se pagan.
Habrá que recordar la vieja sabiduría local: "angurriento muere empachado", o como dice Cristina:"Cuando alguien pretende comerse toda la torta, lo que hace es indigestarse".