Macabro: el terrible momento en el que sicarios descartan el cuerpo de un joven en plena calle y lo rematan a balazos

Un macabro hecho ocurrió en San Martín, al noroeste del Gran Buenos Aires. Allí, el cuerpo de un joven de 18 años fue encontrado con señales de tortura. Presentaba quemaduras en la cara y estaba envuelto en una frazada.

Segun fuentes policiales, el adolescente fue asesinado de un balazo y tirado boca abajo en la vereda de un club de fútbol barrial, a pocas cuadras de la Villa 18 de Septiembre en la localidad de Billinghurst, en el mencionado partido bonaerense.

El momento en que un grupo de sicarios arribó al lugar en un automóvil y arrojó el cuerpo quedó filmado por una cámara de seguridad de la calle: lo que se ve es aterrador.

Una vez que dejaron el cadáver, uno de los sospechosos lo remató a balazos a plena luz del día. Luego, los hombres escaparon a bordo del vehículo. El auto, por su parte, fue hallado poco después en las inmediaciones de la Villa 18 de Septiembre.

El crimen quedó a cargo del fiscal Daniel Cangelosi, titular de la UFI N°3 de San Martín, quien por estas horas intenta reconstruir lo ocurrido. Por el momento, no hay detenidos. Según confirmaron fuentes policiales a Infobae, el joven asesinado fue identificado como Maximiliano Lautaro Yoel Maturano. Con ese dato, los detectives del caso intentan reconstruir el derrotero del joven para llegar a los culpables del feroz crimen.



De acuerdo a la información que recabó Infobae de policías de la zona, Maturano era un viejo conocido para los investigadores del lugar. El joven era buscado por la DDI de San Martín como uno de los presuntos responsables por el crimen de Kevin González, un estudiante de 18 años asesinado a balazos el sábado 23 julio en el barrio Curita de la localidad de José León Suárez, también en San Martín. Incluso, Maturano, contaba con una larga lista de antecedentes como menor de edad: con delitos como encubrimientos y hurtos.

Otra de las versiones que corre por estas horas, es que Maturano era parte de una de las bandas narcos que opera en la Villa 18 Septiembre, histórica base de operaciones del narco ahora preso Miguel Ángel “Mameluco” Villalba. Según indicaron, creen que el joven era el encargado de uno de los turnos de ventas de drogas. “El pibe, además de ser sicario, se quedó con un vuelto y bajaron un mensaje claro por el resto. Nadie se queda con nada que no sea es suyo”, indicó un detective de la zona a Infobae.

De esta manera, el hallazgo del cuerpo fue ayer a las 12.10 frente a la entrada a un club deportivo barrial en la calle Charlone y Colombia. Ahí fue bajado desde un Ford Focus azul por tres hombres, envuelto en una frazada, lo arrojaron a la calle y lo remataron a balazos, como se ve en el video que ilustra esta nota. Luego, escaparon a bordo del auto. Según confirmaron fuentes judiciales a Infobae, el Focus fue encontrado poco después en las inmediaciones de la Villa 18.

El crimen de Maturano ocurrió en un contexto en que en San Martín los asesinatos relacionados con ajustes narcos parecen no ceder. La localidad de Billinghurst, en particular, fue un foco de lucha de territorio en los últimos meses, entre supuestamente dos narcos pesados: Miguel Ángel “Mameluco” Villalba y Max Alí Alegre, alias “Alicho”. Si bien ambos se encuentran detenidos, para los investigadores policiales que trabajan la zona, los líderes narco logran escabullir sus directivas por entre los barrotes de sus celdas y libran una “guerra” por el territorio a los ojos de todos. Los muertos se repiten. Y la conclusión es terrible: a pesar de las últimas redadas y causas penales, a pesar de las muertes por la cocaína envenenada ocurridas a comienzos de este año, San Martín sigue siendo un territorio indomable.

Pocos días atrás ocurrieron tres crímenes con características similares y en la misma zona: en Billinghurst dentro de barrios donde ambos narcos llevarían el control de la venta de drogas. Si bien ningún detective confirma que esas muertes están vinculadas a la presunta disputa entre “Mameluco” y “Alicho”, los indicios llevan a pensar que se inició una rencilla que nadie sabe cómo puede concluir.