Los votos y el "modelo"
*Por Por Sergio Serrichio. El discurso oficial enfatiza la "diversificación" y el "valor agregado", en particular en la industria. La realidad y los votos van por otro lado.
Cuando en su reciente y políticamente infortunada incursión por Santa Fe, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner enrostró al gobernador Hermes Binner que la provincia creció en los últimos años por debajo de la media nacional, no sólo volvió a ningunear a Binner (ya le había negado la palabra en el acto por el Día de la Bandera, en Rosario, cuando Binner fue además hostigado por los jóvenes K) sino que también selló la (mala) fortuna del candidato kirchnerista, Agustín Rossi, y planteó algunas paradojas.
No se sabe en qué estadísticas basó su afirmación la presidenta, pero los mejores datos disponibles muestran que entre 2003 y 2010 la provincia de Buenos Aires, el distrito del que depende crucialmente para ser reelecta, creció menos que Santa Fe, igual que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde el próximo domingo el oficialismo recibirá, con toda seguridad, una nueva paliza electoral.
Por otra parte, en la era K la provincia de mayor crecimiento de la actividad económica, con nada menos que un 125 por ciento de variación acumulada entre 2003 y 2010, ha sido Formosa, un "modelo" político, económico y social bastante incómodo para el relato oficial.
Los datos corresponden al Indicador Sintético de Actividad de las Provincias (ISAP) que elabora la consultora Federico Muñoz y Asociados en base a siete indicadores para los que se cuenta con información actualizada y desagregada de todos los distritos: nivel de empleo, salario promedio, recaudación del IVA, ventas de supermercados, despacho de combustibles, demanda de energía eléctrica y patentamiento de autos.
El ránking muestra que, en la era kirchnerista, Formosa fue la provincia de mayor crecimiento, seguida por Santiago del Estero, San Juan, Chaco y San Luis (todas con una variación acumulada superior al 90 por ciento). En la otra punta, los cinco distritos que menos crecieron fueron Capital Federal, Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán y Mendoza, con tasas de variación de entre el 34 y el 50 por ciento.
Más allá de algunas particularidades dignas de estudio, el ránking ratifica un principio empírico: en períodos de expansión generalizada, los distritos más ricos y desarrollados crecen menos que los más pobres, cuyo crecimiento no necesariamente se asimila al desarrollo.
Formosa es un buen ejemplo. Gobernada desde 1995 por Gildo Insfrán, es una de las cinco provincias en que rige la posibilidad de reelección indefinida, al igual que en Santa Cruz. El caso es que, según un reciente relevamiento del sitio plazademayo.com, el 45 por ciento de los formoseños vive bajo la línea de pobreza, la provincia tiene el índice de mortalidad infantil más alto del país y cerca del 80 por ciento de los empleados estatales recibe salarios inferiores al mínimo vital.
Formosa es también uno de los territorios más afectados por la trata de menores. Su política de derechos humanos, sigue el informe, incluye la represión y el hostigamiento policial y tuvo como expresión paradigmática el asesinato de Roberto López, miembro de la comunidad La Primavera (de la etnia qom). Dos de los intendentes afines a Insfrán fueron denunciados por fraude electoral y un concejal está detenido por un caso de narcotráfico.
La inversión y el empleo público son la clave del crecimiento formoseño de los últimos años, así como la minería impactó notablemente en San Juan, Catamarca y La Rioja y, más recientemente, la prórroga de la ley 19.640 de promoción fueguina (vencía en 2013, se extendió hasta 2023) y el llamado "impuestazo" tecnológico hicieron que en el último año Tierra del Fuego liderara el ránking con un impresionante 21 por ciento de crecimiento de la actividad económica entre el primer trimestre de 2010 y el primero de este año.
Es dudoso que el régimen fueguino sea realmente de "desarrollo" y "sostenible". Es dudoso incluso que permita algún ahorro de divisas, como sugiere el discurso oficial, pues proliferan las armadurías y la importación de kits completos de partes. Lo cierto es que es carísimo.
La creación de unos 50.000 puestos de trabajo, o poco más, debe cotejarse, de mínima, con el costo fiscal del régimen que, según el presupuesto, será este año de 3.500 millones de pesos. Esto es, unos 70.000 pesos por empleo.
Pero ni así parece que el régimen sea un buen pagador electoral. La gobernadora Fabiana Ríos, elegida en 2007 bajo la boleta del ARI, de Elisa Carrió, cultivó una buena relación con el gobierno nacional, pero igualmente en la pasada elección el kirchnerismo tuvo su candidata, la diputada Rosana Bertone, derrotada por Ríos en una sorpresiva segunda vuelta.
Sucede que si bien el discurso oficial enfatiza el "valor agregado" (que cree ver casi exclusivamente en la industria) y la "diversificación", depende cada vez más de la soja.
Entre 2005 y 2010, precisa Jorge Vasconcelos, investigador del Ieral, el complejo sojero pasó de explicar del 20,8 al 25,4 por ciento de las exportaciones totales de la Argentina.
En el mismo período, la participación del complejo cerealero (trigo, maíz y derivados) mantuvo su participación en la canasta exportadora en torno del 8 por ciento y la del complejo bovino (carnes y lácteos) decayó de 7,3 a 4,8 por ciento.
Entre 2003 y 2010 el aporte de las retenciones sojeras a la recaudación fiscal se sextuplicó en dólares. De resultas, la soja-dependencia es mayor que nunca.
En cuanto al énfasis en el valor agregado y el empleo industrial, no deja de ser paradójico un par de datos del Indec sobre la "distribución funcional del ingreso", difundidos hace menos de un mes. Según la propia oficina estadística oficial, al inicio de la segunda década del siglo XXI, de los 80 ítems en que se divide el rubro "industria manufacturera", los dos principales empleadores son "Matanza de ganado" (básicamente frigoríficos, una industria surgida a fines del siglo XIX) y "Panaderías".
La verdad, cuesta entender en qué consiste el "modelo" oficial.
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