Los violetas de 100 no aguantan más
* Por Alcadio Oña. Ya no hay billetes de $ 100 que alcancen.
Nota extraída del diario "Clarín"
Como tantas otras cosas, su pérdida de poder de compra deja la inflación al desnudo , por más que el Gobierno se empeñe en negarla y el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, todavía se anime a defender la estadística del INDEC.
Los ejemplos abundan. Entre julio de 2006 y ahora, la cantidad de papeles de 100 en circulación se multiplicó por 4 . La de 10 no llegó a duplicarse y directamente cayó la de 20. Surge evidente que la necesidad de imprimir cada vez más billetes de 100 viene impuesta por el proceso inflacionario.
Según datos del Ministerio de Trabajo, en 2006 el salario promedio privado en blanco era de $ 1.570 y de $ 4.935 a fines de 2011. Significa que si antes bastaba con 15 violetas , ahora son necesarios 49 . Todo bien parejito: tanto en un caso como en el otro, el aumento anda en el 220 %.
Luce evidente, entonces, que si los sueldos subieron para acompañar la inflación, la inflación misma obligó a un uso creciente de los $ 100. Y eso ya explica el fuerte incremento del circulante.
Desde 2004, cuando presidía el Banco Central, el actual diputado por la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay elabora una tabla con el poder de compra de los cien pesos.
En 2004, con esa plata se podían adquirir 73 litros de leche: en abril pasado sólo 21. Para la yerba, la misma relación canta 25 kilos contra poco más de 4. Y 16 kilos versus muy módicos 2,4 en el asado.
Prat Gay hace las mismas comparaciones respecto del azúcar, los fideos, la nalga, el bife angosto y la cerveza, ningún consumo que pueda ser considerado suntuario. Y en todos el denominador común es el notable avance de los precios .
Es imposible saber qué valores toma el INDEC, pues desde que fue intervenido, en 2007, dejó de publicar las planillas donde detallaba los precios de una larga lista de productos. Seguro: para que a nadie se le ocurra cotejarlos con la realidad .
Durante su exposición en Diputados, Abal Medina negó que el organismo estuviese intervenido. Alegato poco consistente, cuando es ostensible que allí manda Guillermo Moreno, el Gran Controlador. E inconsistente por completo, cada vez que el INDEC muestra sus dibujos: ¿alguien puede creer que en el último año la inflación no llegó al 10 % o que el costo de los alimentos apenas subió 10,7 %? En el Congreso duermen, hace tiempo, proyectos para emitir billetes de 200 y 500 pesos, incluido uno de la senadora oficialista Ana Iturrez de Cappellini. Misión imposible: no pasarán , porque el Gobierno cree que le facturarían haber reconocido, al fin, la inflación.
En cambio, seguirá adelante con la impresión de una millonada de papeles de 100. Es obvio que con otros de mayor denominación el Estado ahorraría plata . Y también, que la imprenta encargada del trabajo y manejada por un hombre cercano a Amado Boudou ganaría menos .
Como tantas otras cosas, su pérdida de poder de compra deja la inflación al desnudo , por más que el Gobierno se empeñe en negarla y el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, todavía se anime a defender la estadística del INDEC.
Los ejemplos abundan. Entre julio de 2006 y ahora, la cantidad de papeles de 100 en circulación se multiplicó por 4 . La de 10 no llegó a duplicarse y directamente cayó la de 20. Surge evidente que la necesidad de imprimir cada vez más billetes de 100 viene impuesta por el proceso inflacionario.
Según datos del Ministerio de Trabajo, en 2006 el salario promedio privado en blanco era de $ 1.570 y de $ 4.935 a fines de 2011. Significa que si antes bastaba con 15 violetas , ahora son necesarios 49 . Todo bien parejito: tanto en un caso como en el otro, el aumento anda en el 220 %.
Luce evidente, entonces, que si los sueldos subieron para acompañar la inflación, la inflación misma obligó a un uso creciente de los $ 100. Y eso ya explica el fuerte incremento del circulante.
Desde 2004, cuando presidía el Banco Central, el actual diputado por la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay elabora una tabla con el poder de compra de los cien pesos.
En 2004, con esa plata se podían adquirir 73 litros de leche: en abril pasado sólo 21. Para la yerba, la misma relación canta 25 kilos contra poco más de 4. Y 16 kilos versus muy módicos 2,4 en el asado.
Prat Gay hace las mismas comparaciones respecto del azúcar, los fideos, la nalga, el bife angosto y la cerveza, ningún consumo que pueda ser considerado suntuario. Y en todos el denominador común es el notable avance de los precios .
Es imposible saber qué valores toma el INDEC, pues desde que fue intervenido, en 2007, dejó de publicar las planillas donde detallaba los precios de una larga lista de productos. Seguro: para que a nadie se le ocurra cotejarlos con la realidad .
Durante su exposición en Diputados, Abal Medina negó que el organismo estuviese intervenido. Alegato poco consistente, cuando es ostensible que allí manda Guillermo Moreno, el Gran Controlador. E inconsistente por completo, cada vez que el INDEC muestra sus dibujos: ¿alguien puede creer que en el último año la inflación no llegó al 10 % o que el costo de los alimentos apenas subió 10,7 %? En el Congreso duermen, hace tiempo, proyectos para emitir billetes de 200 y 500 pesos, incluido uno de la senadora oficialista Ana Iturrez de Cappellini. Misión imposible: no pasarán , porque el Gobierno cree que le facturarían haber reconocido, al fin, la inflación.
En cambio, seguirá adelante con la impresión de una millonada de papeles de 100. Es obvio que con otros de mayor denominación el Estado ahorraría plata . Y también, que la imprenta encargada del trabajo y manejada por un hombre cercano a Amado Boudou ganaría menos .