Los videntes ¿pueden resolver casos policiales? (II)
Denominados "detectives psíquicos", se involucran en crímenes, desapariciones y diversos delitos con el afán de resolverlos mediante sus capacidades paranormales.
Bajo la consigna "el fin justifica los medios" y en el juego sucio del 'todo vale', no perderán la ocasión cuantas veces se les presente de promocionar sus servicios. A la hora de elegir, la decisión no es muy difícil: la televisión es el mejor medio para sus fines. De ahí que poco cuenta para ellos el daño que puedan ocasionar con sus intuiciones, creando falsas expectativas o abusando de la credulidad pública.
La mediatización de algunos casos policiales les viene como anillo al dedo para cumplir sus objetivos. Por tal motivo no tardan en involucrarse y a sabiendas de que sus posibles fracasos o ambigüedades rápidamente serán olvidados o interpretados a gusto del consumidor. Veamos un buen ejemplo.
El caso Sivak
Uno de los casos que sin duda fue capaz de mantener expectante a la opinión pública durante largo tiempo, sobre todo por la trascendencia que en su momento le dio el periodismo, ha sido el secuestro (el 29 de junio de 1985) y posterior asesinato (el 12 de agosto del mismo año) del empresario Osvaldo Pablo Sivak, cuyo epílogo fuera revelado recién el 6 de noviembre de 1987.
Desde luego, el prolongado período de incertidumbre -desde el secuestro hasta el desenlace- no fue desaprovechado por los oportunistas del momento. Fue así que, el 13 de febrero de 1987, bajo la consigna "Experiencia parapsicológica en la búsqueda de Osvaldo Sivak" fueron presentados en el programa Nuevediario (edición vespertina) el vidente Néstor Barral y la "Licenciada en Parapsicología" María Angélica.
Ambos charlatanes divagaron a gusto frente al micrófono de la periodista Betty Aráoz y -entre tantas barbaridades- sostuvieron que, el 5 de febrero de 1987, recibieron una "interferencia telepática" que "era una señal de socorro", y ese "SOS mental" provenía nada menos que de Osvaldo Sivak.
Y así continuaron los disparates, asegurando que Sivak estaba con vida en Paraguay cuando, en realidad, Osvaldo Sivak ya había sido asesinado de un balazo en la nuca el 12 de agosto de 1985, quince días después de su secuestro, en el sótano de un comercio del partido bonaerense de Lanús. El cadáver fue hallado el 5 de noviembre de 1987 en un predio ubicado sobre el kilómetro 50 de la ruta 2, provincia de Buenos Aires.
¿Qué le hace una mancha más al tigre?
Cuando los deseos de protagonismo y omnipotencia exceden la cautela, el perfil más representativo que asoma es el del caricaturesco Ricardo Schiariti. El abanico de temas en los que ha incursionado es tan amplio como sus "metidas de pata". Prácticamente no ha habido rubro en el que haya dejado afuera sus narices, aunque su problema crónico siempre fue el mal olfato. Y, como no podía ser de otra manera, su afán por figurar también lo llevó a probar "suerte" en casos policiales.
Rosa Schonfeld, madre de Miguel Bru (23), estudiante desaparecido el 17 de agosto de 1993, fue una de las tantas víctimas de sus estafas morales. Con una mezcla de desilusión e indignación, Rosa reveló con lujo de detalles cómo llegó a la consulta y cómo fue defraudada por Schiariti.
Como es de público conocimiento, Miguel Bru fue torturado y asesinado por policías de la Comisaría 9ª de La Plata, pero su cuerpo nunca fue hallado. El testimonio elocuente de la señora Schonfeld sumado al peso de la evidencia de la mentira y el fracaso que nos presenta prácticamente me eximen de mayores comentarios.
Más felinos manchados
Otro que también suele llevarse las palmas (por sus papelones) es el esotérico y polifacético Dr. Antonio Las Heras. A veces la juega de parapsicólogo, otras de ufólogo, o bien de radiestesista o comerciante de talismanes y amuletos.
El conocido y lamentable "Caso Pomar" de 2009, dio rienda suelta a la proliferación de teorías absurdas provenientes de todos los ángulos y, para no ser menos, el "Dr. Tony" aportó lo suyo. Veamos su accionar días antes de que fueran encontrados los restos de todos los integrantes de la familia Pomar.
La Biblia y el calefón
Ya lo dijo Discepolín en su tango "Cambalache": "Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón...". No hay mejor frase para recordar la participación del popular Padre Ignacio, cuya fama de milagrero parece darle autoridad para meter su sotana en el barro de los detectives psíquicos.
El 6 de agosto de 2013 se produjo una gran explosión por una fuga de gas en un edificio de la calle Salta 2141, en Rosario, Santa Fe. El trágico suceso terminó con la vida de 22 personas, entre ellas la de Santiago Laguia (25), cuyo cuerpo y el de Luisina Contribunale (34) fueron los dos últimos en encontrarse el 12 de agosto bajo los escombros en la zona de los ascensores.
Cinco días antes y sin que nadie se lo pida, el cura Ignacio le transmitió a la familia de Santiago su fallido vaticinio: Santiago está vivo y no paren de buscarlo. Incluso les indicó la zona. "Nos dijo que mi hijo está con vida, que él puede sentir los latidos de su corazón, que puede estar shockeado o mareado pero que lo busquemos y nos indicó que específicamente fuéramos a las zonas verdes de la ciudad", declaró Claudia Vaio, madre de Santiago [La Capital, 09-08-13].
Y así podría seguir enumerando repetidos fracasos de estos supuestos videntes jugando a los detectives psíquicos. Tal vez alguien piense que estos son casos aislados y demuestran que sólo algunos son oportunistas o farsantes. Pero no, la investigación científica también es reveladora y confirma que es inútil recurrir a esta gente para resolver casos policiales. En la próxima y última entrega me referiré a estos hallazgos que, por cierto, no tienen la gran difusión que suelen tener los charlatanes.