Los que están y los que son
Urribarri afirmó ayer su liderazgo en el PJ provincial. Es distinto en contenido y en estilo, pero liderazgo al fin. "Los que se creían imprescindibles hoy están enterrados bajo 400 mil votos peronistas y no peronistas que no quieren más caudillos ni caudillejos.
La política es siempre una construcción colectiva y el que se sale de eso ya sabe lo que pasa. En particular, reitero, los peronistas que se van del partido no se llevan más que el cepillo de dientes", dijo en el encuentro cerrado con intendentes y legisladores.
"Los que se fueron se fueron. No hay que hablar más del tema. Punto", dijo Urribarri para sellar el destino de esos peronistas que a la hora de los bifes prefirieron la personal y no dejar dudas respecto del no retorno de que quienes resultaron finalmente suspendidos por el Congreso partidario de ayer.
"Y voy a aceptar gustoso la presidencia del partido" aseguró para obturar cualquier camino que quiera llevar al perdón. Además Urribarri impuso gente de su confianza en los puestos claves de la estructura de ambas cámaras legislativas.
Será porque intuye que abrir la caja de la participación política es algo muy valorado por la gente y los dirigentes, pero también es la caja de Pandora en términos de la interna peronista. Más control es más tiempo libre de problemas para Urribarri y piensa gobernar con el camino lo más abierto posible.
"Que nadie se crea ni más ni menos de lo que es y recuerden que ninguno de nosotros sería nada sin este proyecto nacional que nos cobija y sin impulso tremendo de Néstor y Cristina", expresó sin mencionar a nadie pero molesto por algunas interpretaciones equivocadas de algunos intendentes que ganaron raspando en sus jurisdicciones y que se están negando a expresar la diversidad peronista en sus respectivos gabinetes.
"Somos una fuerza poderosa por eso debemos ser muy responsables", les dijo a los intendentes sugiriendo que su imagen ha perforado los armados territoriales y que tiene margen para hacer su propio juego si los dirigentes derrapan. "Las gestiones deben expresar la vitalitad y la diversidad de sus pueblos", les dijo.
Se emocionó al describir un libro de fotos de las obras de su gobierno. Recuperado, renovó su "enorme compromiso con los que menos tienen, con el país, con la provincia y con la Presidenta". "Tengo un defecto: nunca me doy por satisfecho; siempre pienso que podemos hacer más, así que no hay que hacer boludeces". Clarito. Urribarri estuvo extrañamente un tanto circunspecto en el encuentro.
Habló de "correcciones". De ser responsables. De que las decisiones del gobierno no siempre deben agradar a todos, sino ir en beneficio de todos. "Estamos en la línea de la Presidenta. Hay que hacer esfuerzos para mantener el bienestar. Y ese esfuerzo debemos hacerlo todos. Y nosotros vamos a tomar decisiones que requieren el acompañamiento", expresó ante un auditorio un tanto sorprendido.
Anticipó gente muy joven en su gabinete, incluso a nivel de ministros. Por lo pronto se supo que Luisina Pocay, la joven que alcanzara notoriedad por ser la primera egresada de Latinoamérica en Bioinformática, será la nueva subsecretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación. Tiene 22 años, y habrá otros que no llegan a los 30. Urribarri instó a los intendentes a dar espacios a la juventud. El gobernador los brindará, pero no en función de espacios a organizaciones políticas sino, centralmente, por el mérito de los nominados.
"No sólo que son muy jóvenes, sino que son talentosos, buenas personas, interesados en la gente y en la provincia. Es una señal a toda una generación y será un orgullo tenerlos en el Gabinete" le dijo a un comensal, quien en un exceso de curiosidad le preguntó quiénes serían estos jóvenes. Los que conocen el poder dicen que Urribarri está haciendo esfuerzos por tener un Gabinete equilibrado.
Quiere líderes de gestión en los ministerios. Quiere que los nuevos jugadores entren pero no a expensas de recortar funciones ni el trato privilegiado con otros. Quiere más trabajo en equipo. Quiere un gobierno de funciones ampliadas a la ciudad de Paraná, algo que ha acordado con Blanca Osuna. "Es la última oportunidad que tenemos en Paraná" dijo el gobernador.
Es que ante un eventual nuevo fracaso del peronismo en la ciudad avizora el nacimiento del vecinalismo apolítico que una vez que se instala resulta difícil de remover. Algo que es dramáticamente cierto. Hay un liderazgo político distinto en la provincia. Ahora habrá que ver la profundidad de la huella que será capaz de dejar.