Los profesores militantes
*Por Ricardo Roa. En el Carlos Pellegrini hay una pelea entre dos grupos políticos en la que han quedado entrampados los alumnos. El costo es el peor que puede haber en la educación: la falta de clases. Casi un calco de lo que acaba de ocurrir con los pasajeros en los subtes.
De un lado está el gremio mayoritario, la CTERA, que apoya al rector Fornasari. Del otro, la Asociación Gremial Docente (AGD), más de izquierda y que cuestiona el modo en que designó a nuevos profesores. Con el apoyo de un grupo de estudiantes han tomado la escuela.
Se trata, al fin, de una disputa por espacios de poder . Se fueron dos profesoras de historia y había que cubrir 50 horas de clase.
El rector cambió la lógica de los reemplazos: hasta ahora, los departamentos proponían los candidatos para las vacantes. Pero en este caso, él decidió sin consultar. Y lo hizo mezclando a docentes del Pellegrini con otros que no son del colegio.
Para la CTERA, por primera vez se eligió en base a antecedentes que fueron hechos públicos. En cambio, la AGD, que controla el departamento de Historia, acusa al rector de haber elegido a dedo.
Lo notable es que los dos gremios dicen defender prácticas democráticas . En realidad, lo que está en discusión es quién tiene más profesores.
El debate entre democracia y escuela hay que pensarlo hacia afuera y hacia adentro. Hacia adentro, desterrando métodos autoritarios. Hacia afuera, transmitiendo saberes y valores que aporten a la igualdad de oportunidades entre los distintos sectores sociales.
Lo democrático de la escuela no es que los chicos participen de la elección de profesores. Es que esos alumnos contribuyan al desarrollo de una sociedad democrática. La escuela, en ese sentido, es más democrática cuanto más enseña.