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Los peces chicos crecen más que los grandes

Sigue habiendo abundantes peces en el mar, sólo que son los chicos. Pese a que el siglo pasado ha visto un desplome de dos tercios en los peces predadores grandes, como el bacalao y el atún, el número de presas chicas, como las sardinas y las anchoas, ha crecido más del doble, según muestra una investigación.

La pesca desmedida de las especies más grandes ha llevado a una explosión de presas más chicas -lo que el científico especializado en explotación pesquera Villy Christensen llama un "efecto de 'cuando los gatos no están, los ratones juegan"'.

Aunque el repunte de los peces chicos podría parecer buena noticia para las pesqueras, "sólo algunas de estas especies pueden explotarse", señala Christensen, de la Universidad de British Columbia, Vancouver. "En muchos casos, son especies chicas en las que hay muy poco interés, excepto tal vez como comida para peces o aceite de pescado", precisa.

Disminución de peces debido a la sobreexplotación

Christensen y sus colegas analizaron más de 200 modelos de ecosistemas marinos de todo el mundo para calcular el número de peces entre 1880 y 2007. Descubrieron que 54% de la caída en la población de peces depredadores ocurrió en los últimos 40 años: "El bacalao en el Atlántico Norte es un caso clásico de la caída", dice.

"Hubo cientos de años de pesca sustentable de bacalao -en el orden de entre 200.000 y 300.000 toneladas por temporada- y después vimos un incremento de hasta 700.000 toneladas, más allá de niveles sustentables. Ahora han pasado 20 años y todavía no hemos visto una recuperación", acusa.

Christensen señala que algunos dirían que una caída de dos tercios en peces grandes es exactamente lo que se necesita para pescar con un rendimiento máximo sustentable.
"Eso es correcto", concede. Sin embargo, es probable que sus cálculos sean conservadores, y "no vemos ningún indicio de que la caída haya cesado", subraya.

Disminución en los peces grandes crea desequilibrio

Adicionalmente, el auge de los peces chicos podría sumarse a un desequilibrio natural ocasionado por la ausencia de los peces grandes.

"Los sistemas donde los predadores han sido diezmados tienden a ser inestables", considera Christensen, quien presentó los resultados no publicados durante una reunión de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, celebrada en Washington D.C. el 18 de febrero.

"Sin predadores, no hay nadie que elimine a los enfermos o débiles, y a partir de sistemas terrestres sabemos que esto muchas veces causa situaciones de caída-auge", explica.

La ausencia de predadores grandes lleva "a ecosistemas menos biológicamente diversos que se hacen mucho menos elásticos ante presiones como contaminación, cambio climático o cambio en las corrientes (oceánicas) u oferta de comida", dice Jacqueline Alder, coordinadora de la rama marina y costera del Programa para el Medio Ambiente de la ONU.

"Tal vez necesitemos un cambio de esquema mental para considerar a los peces como recurso escaso en lugar de bien común", destaca Alder, quien no participó en el estudio.

El cambio climático podría afectar a los peces

Un enfoque clave de estos modelos debería consistir en entender la forma en que el calentamiento global podría afectar los peces, destaca Alder.

"Los modelos simples de cambio climático sugieren que los peces podrían desplazarse a latitudes más frías, y no sabemos en qué forma estos cambios podrían alterar la relación predador-presa en el rango de estos peces", explica.

"También sabemos que el aumento de la temperatura afecta la contaminación que toma una especie y eso, eventualmente, podría subir por la cadena alimentaria hasta afectarnos", finaliza el científico.