Los opositores y los cristinistas a veces derrapan parecido
*PorJulio Blanck. Se convirtió en lugar común tomarse un poco a la chacota a funcionarios del gobierno cristinista por las desmesuras, patinadas y situaciones absurdas o patéticas en las que se suelen meter hasta las verijas, en vivo y en directo, o pulsando enfebrecidos sus mensajes por Twitter.
En esa categoría se podría incluir una vez más al ministro Amado Boudou tratando de caerle simpático a los concurrentes al corso oficialista de San Juan y Boedo, en estos días de Carnaval, subiendo al escenario junto a Los Pericos, aporreando con oficio su guitarra y animándose a acompañar los estribillos pegadizos; y enseguida ensalzando a la Presidente ante la cámara de la televisión oficialista, que cumple con el aviso parroquial y presenta al ministro como precandidato a jefe de Gobierno porteño. Siga el baile.
El mismo lugar común podría alcanzar esta vez a Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete restaurado en el Parnaso cristinista. Esta semana repartió sonrisas y pulgares en alto al presentar a Ricardo Caruso Lombardi como nuevo director técnico de Quilmes, el club que ahora conduce sin subterfugios. Quilmes se afana por evitar el descenso y Aníbal le pone el pecho y el bigote a la empresa. Si salvó su pellejo este verano, cuando pareció que se lo llevaban puesto, bien puede esperar ahora el milagro futbolístico. Peligro de gol.
Pero el riesgo de regodearse en el lugar común es que, al anestesiar la sorpresa, suele empujar al facilismo y nublar la percepción. Entonces, puede perderse la ocasión de reparar en otras desmesuras, contradicciones y situaciones absurdas o patéticas , en las que incurren dirigentes de la oposición.
¿Un ejemplo? En estos días carnavaleros se fotografió el áspero y persistente Eduardo Duhalde ensayando una pose tanguera en La Boca, colgado de una bailarina de vestido rojo furioso y él mismo tocado en su legendaria cabeza con un funyi negro de ocasión. El ex presidente, inventor del fenómeno Kirchner allá por 2003, anda buscando ahora su propia candidatura desde el Peronismo Federal. ¿Necesita echar mano a ese artilugio para ser más conocido o para que se le preste más atención? ¿Le hace ganar algún voto esa foto que, piadosamente, podríamos definir como pintoresca? Otro caso es el de Mauricio Macri. El hombre se sacó una foto para el álbum con Shakira, antes del show de la superestrella colombiana en Puerto Madero, y después anduvo de fiesta en fiesta, también en Carnaval. Decir que llevó su mensaje de campaña a Gualeguaychú es una manera un tanto esquiva de presentar el asunto. Muchos habrán visto su imagen, tropezando unos pasos de baile junto a una contundente integrante de la comparsa Marí Marí. Al lado de la chica en generosa exhibición de sus encantos, a Macri se lo veía tanto más contento que cuando aparece fastidiado por su candidatura que no termina de madurar y por las decisiones que debe tomar cada día para satisfacer la ambición de los que orbitan a su alrededor. ¿No sería más productivo, si es que de verdad quiere ser presidente, que transmitiese algo más de entusiasmo y convicción por ese destino, al menos tanto como el que muestra en las ocasiones festivas? Y todavía nos queda Ricardo Alfonsín. Resulta que ahora, como si fuera poco con el humorista y senador cordobés Luis Juez, a Alfonsín le da por hacerse el gracioso . El martes, en el acto de cierre del congreso radical por el Día de la Mujer, subió al escenario y allí interpretó un supuesto diálogo entre Cristina y Aníbal Fernández, con pretensión jocosa y hasta impostando un tono de mujer cuando parodiaba a la Presidenta. La platea femenina radical, adicta sin fisuras, lo aplaudió y lo festejó. ¿Necesita Alfonsín mostrarse más campechano de lo que ya es naturalmente? ¿Acaso ese sketch de gusto dudoso le agrega solidez conceptual y espesor político al peso de su apellido ilustre? ¿Para gracioso no sería mejor llamar a Nito Artaza, que además de ser un senador radical hecho y derecho es un profesional del humor? Una pregunta más, que involucra respetuosamente a Alfonsín, a Macri, a Duhalde.
¿Así piensan ganarle a Cristina?