Sociedad
Los menúes más exóticos y lujosos servidos a bordo de un avión
Trufas, langosta o sopa de canguro: en las décadas pasadas se podían comer los platos más lujosos y beber las bebidas más exclusivas a bordo de un avión.
Cualquier persona que haya viajado en un avión de larga distancia en clase económica sabe bien que a la hora de la cena o el almuerzo las opciones son acotadas. La célebre pregunta “¿pasta o pollo?” se ha escuchado en boca de las azafatas de incontables aerolíneas del mundo a lo largo de los años.
En general las ofertas para comer son un plato de pastas (con alguna salsa básica) o un plato a base de carne, en general pollo pero en ocasiones también se ofrece carne vacuna. Es verdad que la mayoría de las aerolíneas han incorporado opciones vegetarianas en los últimos años, pero los menús no suelen ir más allá de estas tres opciones.
La historia de la comida en el avión se remonta a 1919, en ese año, la compañía Handley Page Transport Company fue la primera en ofrecer bocadillos y frutas a los pasajeros a bordo. A partir de allí, las demás empresas aéreas comenzaron a ofrecer diferentes alimentos hasta el punto en que los pasajeros podían elegir productos tan lujosos como caviar beluga o langosta.
En la década de 1920 las comidas en el avión eran mayormente frías, ya que las aeronaves no estaban equipadas para poder calentar o cocinar alimentos como lo están hoy. Por ello, en empresas como Imperial Airways -antecesora de British Airways- se les ofrecía a los pasajeros canastas de mimbre que incluían platos como ensaladas, sándwiches, quesos, foie gras y más alimentos propios de un picnic en el parque.
A su vez, esta empresa fue la primera en ofrecer un catering de súper lujo en los cielos. En 1927 Imperial Airways lanzó el servicio “Silver Wing” que estaba destinado a la primera clase y que era llevado a cabo por mayordomos vestidos con traje blanco, moño y boina. Además, los platos eran de porcelana fina, las copas de cristal y los cubiertos de plata y las mesas prolijas con manteles de lino.
Los años 30 fueron espectaculares para viajar a bordo de los aviones Clippers de Pan Am, en ellos se ofrecía roast beef que no era calentado sino que se asaba a bordo del avión. Además, los pasajeros podrían disfrutar de un salón comedor al cual podían acudir en grupos para disfrutar del buffet y comer en mesas con manteles blancos.
Quienes hayan viajado en primera clase desde Sydney hasta Londres con Qantas Airways durante la década de 1930 fueron los afortunados en recibir uno de los servicios de comida más exóticos que se hayan servido en un avión. Los viajeros podían disfrutar de langosta fresca, ostras, camarones, champagne, vino, cigarrillos e incluso sopa de canguro. Sí, la aerolínea australiana ofrecía una sopa hecha con la cola de los característicos marsupiales del país.
A bordo de los aviones de Air France durante la década de 1950 todo era exageradamente elegante, sobre todo las comidas. Las opciones incluían caviar beluga, ensalada de endivias, medallones de langosta y más. También se ofrecía champagne, vino y todo tipo de licores.
Por supuesto que no había nada de plástico, ni mucho menos bandejas recubiertas con papel aluminio: las bebidas se servían en la mejor cristalería y las comidas en platos de porcelana.
En la ya desaparecida aerolínea estadounidense TWA (Trans World Airlines) un pasajero podía recibir una torta por su cumpleaños sin previo aviso a mitad del vuelo. La aerolínea se encargaba de revisar todos los pasaportes de sus pasajeros en busca de algún cumpleañero para poder agasajarlo mientras el avión surcaba los cielos. Además la empresa ofrecía platos como salmón ahumado, solomillo, lenguado y langosta fresca.
La aparición de las comidas congeladas en los aviones se produjo durante la segunda guerra mundial cuando el ejército estadounidense se dio cuenta de que sus soldados llegaban en una condición física insatisfactoria a Europa. Entonces, se comenzó a volar con platos congelados que eran calentados en el avión para que los soldados puedan nutrirse durante el viaje.
Este desarrollo ayudó a que empresas como Pan Am puedan preparar los clásicos estadounidenses en el aire. Por ejemplo, en Acción de gracias (Thanksgiving, en inglés), la aerolínea servía una cena de pavo completa sin importar dónde y entre qué países volaba. El pavo era servido con papas y la típica salsa de arándanos.
Durante la década del 60, la aerolínea alemana Lufthansa hacía circular a sus azafatas por los pasillos de sus aviones con un auténtico barril de cerveza alemana que era ofrecida y servida directamente en los vasos de los pasajeros.
Hoy es imposible imaginar a una persona con un cuchillo metálico en un avión, mucho menos pensar en una azafata que se pasea por las butacas con un filo de casi 30 centímetros ofreciendo fetas de jamón cortadas en el momento. Sin embargo, antes de la época de ultra vigilancia aeroportuaria, Scandinavian Airlines ofrecía a sus pasajeros un buffet que incluía piernas de jamón cortado en los pasillos, ensaladas, salmón y otras comidas que eran servidas por mayordomos propiamente vestidos.
Otra cosa que es impensable hoy en día es fumar en un avión. Antes no sólo era una práctica habitual sino que hasta las propias aerolíneas ofrecían cigarrillos a sus pasajeros. En la década de 1976, la empresa British Airways llegó a ofrecer un menú para primera clase compuesto por canapés de caviar y salmón ahumado como entrada, una pechuga de pollo fría con foie gras y espárragos, y una naranja escalfada en Grand Marnier -licor francés que se fabrica a partir del cognac y esencia de naranja- de postre, y un cigarro cubano para finalizar.
Pero este era uno de los menús que podían darte en primera clase de British Airways, en otros vuelos ofrecían salmón con huevos revueltos, bife de carne vacuna hecho al vino tinto, papas fritas, hojas de espinaca, fletán escalfado con salsa de langosta, pastel de manzanas, tablas de quesos y todo tipo de frutas.
China Airlines se autodenominó como “El primer restaurante chino volador del mundo” en la década del 70′. Centró gran parte de sus publicidades de la época en promocionar la comida de sus vuelos, en las cuales se servía todo tipo de platos tradicionales chinos.
Los pasajeros podían disfrutar de arrolladitos primavera “sacados del horno en el momento preciso”, cerdo agridulce “sobre el que se podría escribir un soneto” y pollo mandarín “condimentado a la perfección, servido con relucientes fideos dorados”.
Philippine Airlines no fue sólo la primera empresa aérea asiática en ofrecer comida a bordo sino que además fue la primera de todas en contar con un menú de la nouvelle cuisine (nueva cocina). Este nombre hace referencia a un acercamiento a la cocina y a la presentación de los alimentos que contrasta y se aleja de la “cocina clásica”.
Los canapés de primera clase incluían pumpernickel -pan de cereales alemán- con mousse de trucha ahumada y ensalada de perca marina en hojas de parra. Los postres presentaban elaboraciones muy complicadas como el milhojas Strasbourgeoise.
Cuando la compañía Virgin Atlantic comenzó a volar entre Londres y Nueva York en 1984 se asoció al célebre restaurante parisino Maxim’s. El mismo fue fundado en 1893 y es uno de los más reconocidos de la “ciudad de la luz”.
Las comidas eran servidas por mayordomos e incluían platos clásicos de alta cocina como caviar beluga sobre hielo, jamón de parma con maní en rodajas, filete de lenguado de Dover con mousse de langosta y codorniz deshuesada con hongos silvestres. Por supuesto que al tratarse de una asociación con un restaurante francés, los vinos no se quedaban atrás y eran botellas que subían al avión directamente desde la bodega de Maxim’s.
Ya en la década del 90′ la comida de los aviones se comenzó a parecer más y más a lo que conocemos hoy en día. Con la mayoría de los pasajeros en clase económica, las porciones se achicaron y los platos pasaron a ser más mundanos. Sin embargo, los pasajeros que querían lujo podían pagar primera clase y aún encontrar menús de alta calidad.
En 1992, en un vuelo de Air France operado por un avión Concorde todavía se podía comer caviar fresco, ensalada de langosta con trufas y gallina de Guinea cocida en salsa de champagne.
Cuando el mundo comenzó el nuevo milenio todo cambió. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 se abandonaron por completo los cubiertos metálicos y se los reemplazó por plástico, se dejó de ofrecer comida en vuelos cortos y los platos que no son los básicos “pasta o pollo” quedaron reducidos para los pocos que pueden pagar la primera clase.
Extraído de Infobae.
Dejá tu comentario