Los mensajes de Cristina candidata
*Por Mario Fiore. El giro de la Presidenta respecto del sindicalismo, el aborto y la inseguridad. Todo en un tono amable, muy distinto al que utilizó el año pasado en el mismo Parlamento.
"¿Alguien me escuchó decir que voy a ser candidata a la reelección en 2011? No se hagan los rulos". Fue sin duda una de las frases de la semana. Con ella, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner buscó generar suspenso sobre su futuro político, aunque nadie en el Gobierno nacional tiene duda alguna de que la mandataria buscará su segundo mandato.
El tenor del discurso con el cual la Presidenta dejó inauguradas las sesiones ordinarias del Congreso -en el cual insertó las palabras citadas- tampoco dio lugar a los interrogantes.
El martes, Cristina Kirchner dejó de lado los ataques furiosos a los medios de comunicación, a la oposición, al campo y sólo les dedicó algunas reprimendas de ocasión (como cuando marcó la baja productividad legislativa en 2010 o el escaso aporte fiscal que realiza el agro, presumiblemente por evasión).
Una Presidenta componedora, alejada de su faceta rupturista y de choque, que ya no tiene enemigos por vencer, es lo más parecido a una Cristina candidata, si no es exactamente eso. Todo indica que la jefa del Estado y sus asesores entendieron que para ganar las elecciones sin sobresaltos -es decir en primera vuelta- deberá seducir a amplias capas del electorado de clase media urbana que supo castigar al kirchnerismo justamente por sus modales.
Si el tono amable que usó la Presidenta este último 1º de marzo contrastó con el discurso que un año antes había destinado al mismo Parlamento, lleno de acusaciones y metáforas de una lucha agónica entre dos facciones opuestas, quizás lo que más haya sorprendido es un conjunto de sub-mensajes que destinó a distintos sectores que acompañan al Gobierno de una u otra forma.
De estos sub-mensajes, el más potente fue el que les destinó a los sindicalistas que cortan calles y vías de transporte para ejercer su derecho a protestar y peticionar.
Hugo Moyano, el líder de la CGT y de la Unión de Sindicatos de Trabajadores del Transporte, presenció a pocos metros azorado la advertencia de la Presidenta. "Quiero seguir sintiéndome compañera de mis compañeros sindicalistas y no cómplice de sus prácticas que perjudican a quienes viajan en trenes, colectivos o aviones, que también son trabajadores".
En rigor, Cristina ya había reclamado en público que se dejen de lado estas metodologías de protesta, pero esta vez, en el Congreso, demostró haber tomado conciencia de que la política K de no impedir para no confrontar con quienes realizan un reclamo social debía sufrir un giro.
El miércoles, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, ordenó que las fuerzas intervinieran y obligaran a vendedores ambulantes y jóvenes estudiantes -los mismos que tomaron los colegios porteños el año pasado- a desalojar las vías del Ferrocarril Roca; muchos siguen detenidos por estas horas.
El otro sub-mensaje se desprende de la decisión presidencial de extender la Asignación Universal a las embarazadas. Más que de la medida en sí, de las palabras usadas por la Presidenta. "Estamos apostando por la vida", dijo. Gran parte de los 50 diputados -en buena medida de las filas K- que impulsan la despenalización del aborto entendieron que este año, en el cual estaba previsto que el Congreso debatiera el tema, nada pasará al respecto.
"Apostar por la vida" es el lema, justamente, de quienes levantan las pancartas con consignas anti-abortistas. La Presidenta había logrado granjearse la simpatía de las organizaciones sociales pro-aborto que defienden el derecho de las mujeres a decidir cuando el año pasado dio el apoyo a la ley de matrimonio igualitario.
Pero la Cristina candidata está obligada a "componer" y en este año electoral la luz verde será para una nueva ley de Adopción, reclamada largamente sobre todo por aquellos que se opusieron al casamiento gay.
El tercer sub-mensaje es el más complejo de analizar y tiene que ver con "la tragedia" -citando las palabras de Cristina Kirchner- de la inseguridad. La expectativa estaba puesta en si la Presidenta explicaría su política para el área y la decisión que tomó en diciembre de crear un ministerio específico. Pero la inseguridad fue un tramo más de un discurso panegírico plagado de estadísticas.
Rescató el éxito del Operativo Centinela, por el cual gendarmes patrullan las calles del conurbano, y se concentró en fustigar a los políticos opositores y a los medios de comunicación que titulan con las críticas de los primeros y los números rojos de los hechos.
De la reestructuración de la Policía Federal que lleva adelante Garré, destacó que esta institución no entregará más los pasaportes ya que esta tarea será del Renaper, el organismo del Ministerio del Interior.
Aunque Cristina no profundizó su política de seguridad, sí lanzó al hablar de ella otra de las "perlitas" del discurso anual al Congreso, cuando llamó "infantil" a la "falsa dicotomía" entre "garantismo y mano dura", para luego pedir que no se ideologice el problema y haya un diálogo sereno para encontrar soluciones.
Lo que sorprendió en verdad fue que los sectores más "ideologizados" de su gobierno son los que han lanzado desde los medios de comunicación oficialistas despiadadas críticas al gobernador bonaerense Daniel Scioli por su decisión de devolverles a los uniformados el control de la Policía Bonaerense y por su resistencia a hacer cambios estructurales en esta fuerza, pese a los episodios de "gatillo fácil" de las últimas semanas.
Fue una forma de desautorizar las operaciones contra Scioli y su ministro Carlos Casal y de indicar que la convivencia entre ultras y conservadores, dentro del kirchnerismo, será inevitable.
La Presidenta no alentó tampoco desde el Congreso la ley que crea una nuevo Régimen Penal Juvenil, que está en condiciones de ser llevada al recinto. Sucede que el gobernador Scioli reclama que se reduzca la edad de imputabilidad a los 14 años y esto genera resistencia en el kirchnerismo. La omisión presidencial dejó en claro que no quiere que el tema de la inseguridad cope el Parlamento este año.
Además, Scioli fue mencionado por Cristina Kirchner por su nombre de pila, Daniel, todo un gesto para demostrar por cadena nacional que los lazos entre la Casa Rosada y La Plata no están rotos, pese al rosario de operaciones que todos los días los sectores ultra-K lanzan contra el gobernador, no sólo por su política de seguridad, sino porque elige el paraguas de los intendentes del conurbano que resisten el uso de listas colectoras -a favor de la Presidenta- en sus distritos.