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Los mantras calman y unen los corazones

* Por Cecilia Escola. Médico y periodista, el hijo del ex directivo del diario "La Nación", lidera la banda Indra, es instructor de respiración y tiene su red social.

Buscaba lo que busca todo el mundo: volver a casa. Volver al corazón, tener paz, amor, alegría, liviandad, entusiasmo. Encontré ese camino y lo estoy transitando
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Ignacio Escribano es un buscador que, después de mucho andar, encontró el camino a casa. Atrás quedaron la medicina, que no ejerce por desilusión, la educación religiosa, que le aportó valores pero no espiritualidad, los 12 años de psicoanálisis, que solo lo ayudaron cuando no podía con su alma, y épocas de mucho dolor, depresión y soledad. En ese transitar aprovechó una beca otorgada por la Universidad de Cambridge, vendió todas sus posesiones, viajó por el mundo, vivió en los Estados Unidos, Alemania y Suecia, y estuvo varias veces en la India. Su vida cambió radicalmente cuando conoció a su maestro espiritual.

Hoy es músico profesional, líder de la banda Indra, e instructor de técnicas de respiración en la ONG "El Arte de Vivir". Además, es periodista –tiene a su cargo Igooh.com, una red social de periodismo ciudadano– e hijo de José Claudio Escribano, uno de los referentes del periodismo argentino y directivo del diario "La Nación".

Noticias: ¿Qué buscaba en caminos tan diferentes?

Ignacio Escribano: Lo que busca todo el mundo: volver a casa. Volver al corazón, tener paz, amor, alegría, liviandad, entusiasmo. Encontré ese camino y lo estoy transitando. Ahora mi vida es totalmente distinta.

Noticias: ¿Cómo era antes?

Escribano: Sentía soledad, mucho dolor, que el mundo era un lugar duro y que me faltaban herramientas para enfrentarlo. Las cosas buenas que me pasaban no tenían ningún sentido. De qué te sirve tanta plata, sexo, viajes o lo que fuera si en tu vida no hay amor, no hay compartir, no hay dar. Pero hubo un florecimiento y muchas cosas que estaban tapadas empezaron a salir.

Noticias: ¿Y cómo se dio ese cambio?

Escribano: En el 2001 tuve que entrevistar para "La Nación" a Sri Sri Ravi Shankar, líder espiritual indio y creador de la organización mundial "El Arte de Vivir". Él me enseñó que la vida es una celebración y me guió por ese camino. Empecé a hacer yoga, técnicas de respiración, meditación, incorporé conocimientos, dejé la carne y el alcohol. Fue como si hubiera tenido que dinamitar todo lo que había aprendido y construir algo nuevo, y me hizo cambiar radicalmente mi vida.

Noticias: Ha dicho que es la persona que más lo impactó en su vida. ¿Cómo es él?

Escribano: Gurují es como un chico, con un gran conocimiento, un gran amor, compasión, entrega, sentido del humor y la inteligencia más aguda que he conocido. Tenemos una relación muy personal, hemos compartido charlas y viajes, estuve con él en India mientras hablaba en estadios y yo cantaba con sus músicos frente a 300.000 personas. Mi nombre puesto en sus labios es lo más increíble que me pasó. Y fue él quien me incentivó mucho para que fuera músico profesional, jamás pensé que estaba capacitado. Tampoco pensé que iba a tener un maestro.

Noticias: Pero la música estuvo presente en su vida desde chico.

Escribano: Sí, me acompañó siempre, y al principio me dediqué a lo popular –folklore, Genesis, Pink Floyd, rock británico, temas brasileños– y grabé dos discos, pero desde hace dos años estoy abocado a mi banda Indra, donde hacemos mantras (sonidos en sánscrito que, al ser repetidos, producen calma en la mente y conducen a la meditación) y bhajans (mantras cantados grupalmente), combinados con sonidos pop, world music y ritmos latinoamericanos. De hecho, somos los primeros y ya grabamos nuestro primer disco, Niranjana.

Noticias: ¿Cómo es la experiencia de cantar mantras con la gente?

Escribano: Me da una gran satisfacción, me divierte, y a la gente le hace mucho bien. Los mantras tienen un poder muy grande al ser cantados grupalmente, la energía del lugar y el espíritu se elevan, las mentes se calman, los corazones se unen. El amor y la alegría que se siente es impresionante. Quiero popularizarlos y concientizar sobre sus beneficios, para elevar los valores en la sociedad, y además porque es un entretenimiento libre de drogas, humo y alcohol.

Noticias: ¿Y dónde lo llevarán los mantras?

Escribano: El 2 y 3 de julio, cuando se celebran los 30 años de "El Arte de Vivir", vamos a tocar en el Estadio Olímpico de Berlín, y cuando regresamos vamos a hacer una gira por varios lugares del país, y el 12 de agosto haremos un show en el ND Ateneo. Después nos espera Montevideo, Latinoamérica y, si Dios quiere, a fin de año Estados Unidos.

Noticias: Usted es instructor de una técnica de respiración que practican Tinelli y muchos famosos, y que se enseña incluso en las cárceles. ¿Por qué tiene tantos adeptos?

Escribano: Yo iba a ser psiquiatra para ayudar a la gente que sufre. Pero, con solo un año y pico de residencia como médico, largué todo. No quería ser un títere de los laboratorios, de la industria farmacéutica ni de las prepagas. Es una perversidad cómo se maneja la salud en el mundo, por eso me bajé. Y ahora, cuando doy estos cursos, por primera vez siento que hago lo que siempre quise hacer como médico. La gente llega superestresada, no canta, no baila, y después de cinco días veo que les vuelve la sonrisa, llegan con dolor y se van contentos, cantando y bailando. Me siento bendecido, es lo mejor que le puedo dar a una persona.

Noticias: ¿Y qué le enseñó su padre?

Escribano: Me enseñó con el ejemplo, desde cuando me ayudaba con historia y redacción en el colegio –eso ya me dio una prosa al escribir–, hasta cuando comentaba hechos periodísticos en casa. Sin enseñarme, me fue enseñando periodismo. También me inculcó el hábito de leer, es un tremendo lector. Igual, nuestra relación no fue muy fluida, no fue fácil ser padre de un hijo que rompía los moldes, y para mí tampoco fueron fáciles algunas cosas suyas. Pero en los últimos siete años me siento muy amigo, muy cerca suyo, y sigue siendo un gran maestro. Es alguien a quien admiro, respeto, y quiero un montón, y este acercamiento es una de las cosas más lindas que me pasó en la vida.