Los jóvenes también tenemos cáncer
Geraldina Molinaro, la chica que con su metástasis salva vidas.
Durante gran parte de mi vida, asocié la palabra ‘cáncer’ con ‘adultos’. Los niños tenían varicela, bronquiolitis, rubéola. Pero no cáncer.
Sin embargo, a mis catorce años y sin haber tenido varicela, ni bronquiolitis ni rubéola, tuve cáncer.
Una heladísima mañana de otoño de dos mil cuatro fui con mis padres a buscar los resultados de una biopsia que me habían hecho semanas antes. El informe de la biopsia tenía palabras inentendibles pero debajo de todo decía Linfoma de Hodgkin y yo sabía que eso era cáncer.
Pensé que estaba soñando. De verdad. Porque solo en un mundo ficticio los niños podrían tener cáncer. No podía ser cierto, si yo tenía catorce años.
Si bien en ese entonces los médicos ya no escribían ‘Ca’ por temor al qué dirán de escribir la palabra ‘cáncer’ entera, es cierto que la temática no había alcanzado la diseminación de información que obtuvo con la llegada de las redes sociales.
A Geraldina la encontré en internet de casualidad haciendo scroll por las redes, como probablemente muchos de sus más de doscientos mil seguidores de Tik Tok y otros tantos que tiene en Instagram.
Lo que ocurre es que cuando pasas por su perfil no podés seguir. Te encandila de modo tal que impide que sigas adelante o puedas desvincularse de sus novedades diarias. Porque Geraldina no transmite su enfermedad. Irradia vida.
Acostumbro terminar las entrevistas preguntándoles a mis entrevistados, qué se preguntarían si se estuviesen entrevistando. Geral, cómo le dicen sus allegados, respondió qué hay algo que pocos se animan a preguntarle, y es si tiene miedo.
Nacida y criada en La Plata, a sus 28 años, con una infancia perfecta y una juventud difícil entre el divorcio de sus padres y un trágico desamor, lucha contra un cáncer de cerebro, su segundo cáncer en cinco años.
Con Geraldina compartimos una videollamada. Se la ve en lo que parecería ser la mesa de una cocina y con evidentes restos de una neumonía, me dice que cada día es un subibaja. Que de repente está perfecta y de pronto le baja todo el cansancio y el dolor.
Sin embargo, no tarda en explicar que el cáncer le enseñó a darse cuenta de que su vida era perfecta. Que tiene todo por vivir, como si se le hubiesen renovado todas las oportunidades de su infancia.
Pero no siempre fue así.
Aceptar el divorcio de sus padres no fue fácil y la batalla por separar el cerebro emocional de lo que le pasa al cuerpo, se perdió hace ya varios años.
Es 22 de noviembre de 2018 y los padres de Geral se separaron recientemente. La angustia es tan grande que no se drena con las lágrimas. La tristeza se vuelve sistémica y comienza a aparecer en un dolor en la espalda cada vez que reposa su espalda sobre el respaldo de la silla o se acuesta. Pero Geral tiene 24 años, debe ser un simple dolor muscular o un golpe que no registró. De curiosa, le pide al padre que se fije que tiene.
‘Tumorcito’ dijo una dermatóloga amiga de la familia. Melanoma grado IV.
“En el lapso de quince días me cambió la vida. Vi a dos dermatólogas y varios médicos, me hicieron estudios, me sacaron el tumor de la espalda y me operaron para sacarme ganglios centinelas. Nadie quiere escuchar la palabra ‘tumor’. Yo estaba como en shock. Hacía lo que me decían pero lloraba mucho porque sabía que era grave”
La Geraldina de ese momento sentía una suerte de vergüenza y tenía temor de que otros sufrieran por lo que le estaba pasando. Por eso decidió callar. Solo su familia y unos pocos amigos, sabían contra lo que estaba batallando.
Cirugías, estudios invasivos, análisis de sangre, médicos, opiniones, idas, vueltas. La vida dejó de ser como la conocía y comenzó un camino de puro aprendizaje. A los golpes, con angustia pero sin la mínima sospecha del efecto transformador que todo esto -y todo lo que vendría-, iba a provocar en ella.
Exactamente 365 días después del diagnóstico, Geraldina agradeció lo vivido, y a las personas que acompañaron su proceso con una publicación en Instagram en la que además, contó cómo fue la experiencia de lo vivido y el tratamiento. Ese día, todo aquello que había callado, se convirtió en cuatrocientos cuarenta y ocho comentarios.
Geral empezó a encandilar y cautivar a un público que pedía a gritos soslayados en cuarenta y cinco mil doscientos noventa y nueve likes, que comparta más sobre su historia de vida.
“El melanoma pasó muy rápido. Me di cuenta de todo lo que había sido, mucho tiempo después.”
Licenciada en Hotelería y Turismo, Geral es fan de subirse a los aviones para recorrer el mundo, y si bien adora conocer lugares nuevos, su corazón está en París.
Pero pocas veces el viaje que supone vivir, tiene cielo despejado y está desprovisto de turbulencias.
A veces parece que a dios, al universo o a aquello en lo que creamos, no le son suficientes ciertos obstáculos que interpone y busca seguir desafiandonos, poniendo en jaque nuestra fortaleza más arraigada.
Así en julio de 2022 la toxicidad y el destrato, solapados en un amor de varios años, comenzó nuevamente a doler, ya no en la espalda, sino en la cabeza.
“(mi ex novio) Me hizo la cabeza, me persiguió y estuvo semanas escribiéndome, buscándome para que cayera. La relación no daba para más. El día de mi cumpleaños me mandó un mensaje diciéndome que siempre sería el amor de su vida.
Yo le contesté que no era el amor de su vida y le dije: me rompiste la cabeza. se lo mencioné tres veces. Esta vez no me rompiste el corazón, me rompiste la cabeza”
Para ese momento, ya había dos tumores sangrantes, creciendo en su cerebro, pero todavía no lo sabía.
Veintitrés noches pasaron desde ese mensaje y en la veinticuatro Geraldina tuvo la sensación de que estaba sufriendo un accidente cerebro-vascular (ACV).
Ella siempre lo supo. El dolor del desamor le había partido la cabeza en ocho tumores, los cuales se descubrieron semanas posteriores a esa sensación de ACV.
Si, yo sé que suena terrible, trágico y fatal pensar que una joven de veintiocho años tiene ocho tumores en la cabeza, pero Geraldina tiene unos lentes por los que la vida se ve diferente y para ella esto es un desafío. Es un reto más de la vida, que para sobrepasarlo, solo tiene que seguir algunos pasos y hacer algunas tareas.
Pareciera como si Geraldina hubiese venido a este mundo genéticamente diseñada para ‘poder’. Cromosómicamente seteada para batallar con amor, honestidad y transparencia. Con solidaridad.
Y acá es necesario un paréntesis esclarecedor. Porque el nombre Geraldina, significa ‘lanza poderosa’, ‘la que es fuerte’, algo de lo que probablemente el tres de agosto de mil novecientos noventa y cuatro, cuando llegó a este mundo, sus padres no se percataron con real conciencia.
“Este diagnóstico me lo tomé diferente. Nunca lloré por este cáncer. No me angustia, esto es un desafío e hice todo lo contrario al anterior, no me callé”
222.5K de personas esperan día a día en Tik Tok, las novedades que Geral tiene para contar. Con más de dos millones de likes, entendió que compartiendo su experiencia podría ayudar a salvar vidas. Lo que nunca imaginó es que el feedback con esos miles de seguidores, le darían la fuerza necesaria para levantarse de la cama incluso esos días en los que le duele hasta respirar, más no sea para grabar un video. Para mantenerla activa, en movimiento. Para seguir siguiendo.
“Estaba sentada en un sillón de mi casa y decidí contar lo que me estaba pasando. Me acordé de los más de cuarenta mil likes del posteo del melanoma y lo conté. Terminó siendo viral. Lo vieron seis millones de personas.
Esta vez exponer todo fue deliberado para que pudiera llegar información a más gente”
En sus redes hay de todo, pero gran parte de sus videos son los recientes momentos que vivió en el instituto Fleni, donde permaneció internada cuarenta días.
Y aunque los escenarios sean desesperantes por los pinchazos, por la incertidumbre, la desidia y la espera. Por los estudios invasivos y los dolores de cabeza. Por los mareos y la pérdida de la visión. Por la pérdida de masa muscular, la dificultad para caminar sola y la neumonía, Geraldina sigue adelante saboreando la vida aún cuando el inhabilitante dolor de las llagas no le permite comer.
Geraldina sigue.
Batallando y dando cátedra sobre la resistencia y lo maravilloso que es tener la valentía de honrar la vida, aún cuando el dolor cala los huesos.
“Nunca me pregunté por qué a mí. Me tocó porque me tenía que tocar. Me tocó porque puedo.
La Geral de julio de 2022 vivía por inercia. Vivía porque era egoísta morir. Por su familia. No tenía ganas de nada. Pero desde que me dijeron que tengo esto, tengo fuerza para romper todo.
Esto me hizo dar cuenta de los detalles chiquitos que me dan felicidad. Hoy me da felicidad tomar agua. Porque en un momento, cuando estaba internada no podía ni tomar agua”
- ¿Tenés dimensión de la llegada que tienen tus videos?
“Me llegan un montón de mensajes siempre, me piden información todo el tiempo pero tomé conciencia del poder de lo que estoy haciendo cuando me llegó un mensaje de una chica que me dijo que estaba pensando en suicidarse pero que vio un video mío y empezó a valorar la vida. Me dijo: no me suicido por vos.
Me puse en contacto con ella y le dije que no se dé por vencida. Que se aferre a lo que ama y que siga luchando. Le aseguré que acá contaba con una amiga.
Mi objetivo es concientizar sobre la prevención del cáncer. Especialmente del melanoma”
Geraldina no está sola y eso también lo comparte en sus videos.
A la cabeza con su hermana Valentina como la persona favorita de su mundo y Lore y Cristian como su ejército de fortaleza y descanso, transmite no solo el día a día de vivir con cáncer, sino la importancia que implica atravesarlo junto a una red de amor, apoyo y contención.
Por eso no. Geraldina no tiene miedo. Y por eso no, a mi jamás se me ocurrió preguntarle si le temía a algo.
Porque entre sus ojos, su voz, sus palabras, su impronta, su fuerza, su perseverancia, su solidaridad, su entrega, su amabilidad y honestidad, se forma un muro inquebrantable por donde el miedo no puede colarse. No entra, no tiene lugar.
Geraldina nos enseña a amar la vida como es. A aferrarse a ella disfrutando del presente, sin pensar en el futuro porque en definitiva nadie sabe ciertamente lo que vendrá, o si vendrá algo.
“Yo no le tengo miedo a esto y sé que lo puedo superar. Sé que no estoy sola para superarlo. que tengo un ejercito de gente soportando y aguantando esta situación y yo se que le voy a ganar.
Porque si no la gano la empato, y yo nunca la empato”.
Tik Tok: Geral Molinaro
Instagram @geral.molinaro
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