Los in & out de la política y los políticos
*Por Santiago Rossi. Así como los cierres de año traen consigo balances y expectativas, el verano tiene su punto cúlmine en lo que es in y lo que es out.
Al menos para contraponer algo tan duro y rígido como un balance con algo más liviano, aunque no sea el ideal de lo políticamente correcto.
A lo largo de 2010 la opinión pública fue muy cambiante. Pasó de un fuerte rechazo al oficialismo a las antípodas, de una mirada expectante de la oposición a la desilusión completa. Recordemos que cuatro de cada diez encuestados no ven a nadie capaz de contrarrestar al Gobierno que, entonces, aunque esta gestión no sea de su total agrado, termina siendo la opción elegida.
En este escenario, los grupos sociales se mantuvieron más constantes en lo que refiere a la valoración de la opinión pública. Los piqueteros y los sindicalistas continuaron siendo quienes recibieron las peores calificaciones (no hay vistas de mejora: por el momento es el gran out del verano, al final del ranking con 79% de valoración negativa) y los industriales y productores los que superaron todas las expectativas: claramente in, con 89% de imagen positiva entre los 1200 encuestados según el estudio ASPCA. En lo que se refiere a las demandas de la sociedad, la inseguridad fue el mayor reclamo en cuanto a principales problemas (según el 76%) y la inflación estuvo en el tercer lugar del podio, con 24 por ciento.
Sin dudas, el hecho saliente del damero político del año que se ya terminó fue la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, no sólo para la presidenta sino para muchos opositores. La salida del cuadrilátero -si se me permite la alegoría- de un contrincante con estilo marcado para la pelea, dejó en evidencia la carencia de mensajes positivos en la oposición, sin contar aquellos que vivieron su momento de gloria en función de una construcción política bajo el paraguas de la contrafigura.
Como decíamos, también el Gobierno asimiló el golpe. El transitar de la presidenta luego del 27 de octubre pasado dejó en evidencia notables cambios en el enfoque de la gestión, tanto en estilo como de personas. La opinión pública pareció asimilar también este nuevo rumbo. A tal punto que muchos se animaron a compararlo con el efecto que se produce ante un cambio del gobierno: suben las expectativas y se vislumbra una mayor confianza en la gestión.
Y esta expectativa no sólo es simbólica sino también empírica: la presidenta tuvo mayor propensión a vincularse con grupos sociales como los industriales y dejar de lado a sindicalistas que no gozaban del visto bueno de la gente. Se acercó más a la política tradicional y se afianzó en un grupo cerrado de colaboradores, bajo la estructura de construcción de los "alfiles", según los manuales de marketing político, que sostienen a la "reina".
Al mismo tiempo, como efecto secundario si se quiere de este veranito, en esta temporada se usa la política: la gente habla ella, debate, toma posiciones, no como a comienzos de la década, donde el "que se vayan todos" era la regla. Para que entonces no quede out con el correr de las estaciones, quizás haga falta solamente profundizarla: el concepto de más y mejor política sería el único medio para lograr un país más justo y soberano. Definitivamente in.
Lo que resta es esperar, entonces, a ver qué sucede en la primavera 2011: si en octubre próximo, cuando los argentinos votemos, los in siguen siendo in o si ya son out... y viceversa.