Los galanes del éxito

Mariano Martínez y Luciano Castro se encuentran en un bar de Dardo Rocha y Fleming, luego de tres meses sin verse. Los amigos se dan un abrazo de oso, se preguntan ¿cómo andás, cabeza? y se prometen un asado en tu casa o en la mía , con Gonzalo Heredia como tercer invitado. Luego de Valientes , cada actor siguió su rumbo en la televisión. Martínez y Castro, en Los únicos y Herederos de una venganza (El Trece), encabezan este año las ficciones más vistas de la televisión argentina.

Cada noche, más de cuatro millones de espectadores siguen las historias del agente Diego Rouvier (Martínez) y del apasionado agrónomo Antonio Puentes. Desde programas diferentes, cada uno sigue jugando el viejo juego del galán; el personaje de Martínez seduce con la inteligencia y el de Castro con el físico trabajado del hombre de campo. Luego de las fotos, de preguntarse por sus vidas y de que Martínez cuente que fue a la reunión de padres de su hija Olivia, los galanes hablan de la ficción en la televisión y cuentan cómo construyen sus personajes.

Si tuviesen que decir cuál es el gran acierto de las ficciones que protagonizan, ¿qué señalarían? Castro : El éxito de Herederos...

es la fusión, la mezcla de novela clásica con costumbres aggiornadas a nuestro tiempo. Pero no deja de ser un culebrón masivo y popular. Tiene tensión, ritmo y la mayor cercanía posible a la realidad. No es fácil lograrlo en un género en el que todo está recargado, sobreactuado y dramático. Todo el elenco dio en el blanco. Después, está el factor suerte para que la gente te elija.

Martínez : En Los únicos es fundamental la gran producción y la idea de repetir equipos y actores que funcionaron bien en otras comedias. El programa tiene de todo un poco, y después, como dice Lucho, la suerte.

¿Y la competencia, que también juega? Martínez : Sí, claro. Podés tener de todo y que no te miren. O puede ser que funcione, pero que aparezca algo en la vereda de enfrente que enganche a la gente. Uno nunca sabe...

¿Vieron "El elegido"? ¿Les gustó? Castro : No prendo mucho la tele, pero lo vi. Está bien actuado y la historia es interesante. Pero no lo sigo mucho. En ese horario estoy dormido. Tampoco veo la que yo hago.

Luciano, vos hablabas del género y de la necesidad que éste tiene de recargar los sentimientos. ¿Cómo hacen, desde la actuación, para jugar a ser galán e intentar darle una vuelta de tuerca? Castro : Yo no racionalizo ni analizo tanto mi trabajo. Me agarro de pautas, de cosas que me brindan Adrián Suar (titular de Pol-ka, la productora de ambas tiras) , los autores y mis compañeros. Con eso armo un overol, algo para todos los días. No te olvides de que esto es tele y una tira diaria. No deja de ser un cuento, sea comedia o novela. Como dice un amigo, no hay que olvidar que doña Rosa ve la tira mientras está haciendo el tuco. Hay cosas que debemos repetir 40 veces aunque esté dicho. La repetición forma parte del género. Con ese overol voy intentando seguir la historia, leyendo los capítulos que vienen y viendo los que están hechos. A veces, cuando protagonizás, perdés el hilo de lo que está pasando en la tira porque estás superado. Es muy cansador desde lo mental y desde lo físico.   Martínez : Es un gran esfuerzo. Te armás en la cabeza la historia con las herramientas que tenés; se construye en el día a día. En Los únicos , tengo algunas libertades para poder jugar. No es el mismo género que el de Lucho. Pero también tiene la historia de amor que tiene que tener...

Castro : Sí, sí, la historia de amor es la historia de amor. Suena tan cursi como real, sea comedia, novela o lo que fuese. Fijate en El puntero . Julio Chávez, uno de los grandes actores argentinos, juega escenas muy especiales con Gabriela Toscano. En esos momentos, el puntero no es un tipo alterado y le demuestra a ella que es especial. Te puede salir regular, bien o como el orto. Pero es el momento para aprovechar como actor. La gente quiere ver la historia de amor.

Casi nacidos y criados en la televisión, entre los dos participaron en más de una treintena de programas. Y protagonizaron grandes éxitos como Son amores , Lalola y Los Roldán , entre otros. En los próximos años, dicen, buscarán combinar las tiras con otros proyectos. Martínez se inclina por el cine y la producción –alguna vez dijo que le gustaría hacer "un 20 por ciento de lo que hizo Suar"– y Castro comenzará a ensayar una obra para el verano de la que no adelanta demasiado.

¿No sienten la necesidad de compensar el vértigo de la tira con otros trabajos? Martínez : Sí, y lo hago. En la tira perdés la oportunidad de analizar algo y apelás a lo espontáneo. No te da tiempo para más, aunque a veces te frustre una escena que no salió tan bien.

Castro : Ni tiempo de frustrarte tenés...

Martínez : Las tiras también me dan la posibilidad económica de compensar con otras cosas, como el cine, el teatro y la participación en un unitario. Ahora, en agosto, se estrena Güelcom . Me pude dar el lujo de hacer cine. Estoy contento.

Leí que vos, Mariano, tenías en mente comenzar a producir algo.

Martínez : Sí, desde hace un tiempo quiero producir. Es un bicho que me picó y estoy trabajando en algo que no te puedo contar. Es una ficción para televisión.

Castro : Yo, quizá, cuando sea viejo, me animo a dirigir, pero a actores amigos para putear y que me puedan putear. El año que viene me gustaría apuntarlo al cine. Como no tengo manager, necesito estar atento a los castings y a las cosas que me gustaría hacer. Veré qué hago en 2012. Quizá sea una película, un unitario o no haré nada. A Mariano lo re veo en el papel de productor. Por ahí, hasta dirige un canal el día de mañana.

Martínez : Ey, ¿para tanto? Y sí, dale, si pinta un canal, lo haría (se ríen los dos).

  Después de la entrevista se quedan charlando en el bar, junto a dos asistentes. Mariano le dice a Castro que estuvo muy bien en un capítulo de Herederos...

"Es grosso lo que hiciste", lo elogia. Castro juega a ponerse tímido. "Ay, tonto, me lo decís después, que ahora me pongo mal", se ríe. Apuran un cortado y queda pendiente, para cualquier momento, el asadito entre amigos.