Los fundamentos de Viviana Fein para demostrar el suicidio de Alberto Nisman y terminar con la intriga
Son ocho los puntos centrales los que le hacen pensar a la fiscal del caso que el denunciante de la Presidente se quitó la vida.
La investigación desarrollada para esclarecer las razones de la muerte de Alberto Nisman sufrió incontables vaivenes y desató copiosas polémicas. Viviana Fein, fiscal al mando de las averiguaciones, fue duramente cuestionada, especialmente por parte de la querella integrada por Sandra Arroyo Salgado, ex mujer del difunto fiscal. Sin embargo, pasados más de cuatro meses de la muerte de Nisman, Fein tiene en claro que lo que sucedió fue un suicidio.
Para sostener su hipótesis, la misma que comenzó a circular el mismísimo día que en que el fiscal de la UFI AMIA fue hallado sin vida en su departamento, Fein baraja ocho puntos claves: conclusiones obtenidas a raíz de la ardua investigación. Según el diario Perfil, los ocho pilares de la hipótesis de la fiscal son:
No hay pruebas contundentes que indiquen que la existencia de más de una persona en la escena del crimen, al momento en que se produjo el disparo fatal. Es decir, Nisman se encontraba solo en el baño de su departamento.
La querella aceptó que la data de muerte se establezca entre 24 y 36 horas previas al hallazgo del cuerpo sin vida. Esta concesión resultó a favor de las versiones de los peritos oficiales.
Las salpicaduras de sangre encontradas en el baño, según los peritos oficiales, indican que Nisman se disparó con su mano derecha sostenida por su mano izquierda, mientras se encontraba posicionado frente al espejo, con la cabeza levemente inclinada.
Se determinó que, al momento del disparo, la puerta del baño estaba cerrada. Y, en caso de aceptar pudiera haberse abierto unos 15 centímetros, no fue otro otra persona que no fuera Nisman quien manipuló el picaporte.
La junta médica localizó un hematoma en la cabeza del fiscal, que se habría producido cuando, luego de efectuarse el disparo, su cuerpo cayó de plano contra el suelo.
La inexistencia del llamado "espasmo cadavérico" justificó, en parte, la posición en la que fue encontrada el arma, es decir, debajo del hombro y del lado izquierdo de su cabeza.
Se comprobó que el arma Bersa calibre .22 prestada por el licenciado en Informática y colaborador del fiscal Diego Lagomarsino fue la misma de la que salió el disparo mortal.
Según los peritos oficiales, se cree que la notebook del fiscal fue utilizada durante el día anterior a la muerte y de manera manual.