Los festejos del equipo del pueblo
El Stjarnan islandés se convirtió en el equipo más famoso de su país. Pese a no estar primero ni ser el nuevo campeón, el conjunto “Azul” se hizo afamado por una peculiaridad: sus festejos.
Famosos ecuménicamente por sus particulares festejos, los jugadores del Stjarnan no cesan de sorprender. Ayer, tras la victoria por 3 a 2 ante Selfoss, el conjunto “Azul” volvió a divertir al público y a los, ahora, miles de seguidores.
Predominando el ataque por sobre la defensa, el equipo perteneciente a la liga islandesa marcó tres veces y festejó con la alegría que los caracteriza.
En el primero, el autor del gol festejó fervorosamente pero en un determinado momento se quedó paralizado. Tras permanecerse quieto, un compañero se acercó, le dio rosca y volvió a darle vida al goleador.
En el segundo, el jugador corrió rápidamente hacia la mitad de cancha, pero en pleno recorrido se tropezó. Mientras que en el tercero, el 10 del equipo, tras un golazo, parió al balón tras ser ayudado por los compañeros.
El equipo de los festejos graciosos se encuentra sexto en la liga con 20 puntos y el líder tiene 32. Pero pese a no estar tan lejos del liderazgo, los jugadores prefieren invertir su tiempo en ingeniar festejos antes que realizar un fructífero entrenamiento.
Predominando el ataque por sobre la defensa, el equipo perteneciente a la liga islandesa marcó tres veces y festejó con la alegría que los caracteriza.
En el primero, el autor del gol festejó fervorosamente pero en un determinado momento se quedó paralizado. Tras permanecerse quieto, un compañero se acercó, le dio rosca y volvió a darle vida al goleador.
En el segundo, el jugador corrió rápidamente hacia la mitad de cancha, pero en pleno recorrido se tropezó. Mientras que en el tercero, el 10 del equipo, tras un golazo, parió al balón tras ser ayudado por los compañeros.
El equipo de los festejos graciosos se encuentra sexto en la liga con 20 puntos y el líder tiene 32. Pero pese a no estar tan lejos del liderazgo, los jugadores prefieren invertir su tiempo en ingeniar festejos antes que realizar un fructífero entrenamiento.