Los ferrocarriles aéreos
La controvertida conducción de Aerolíneas no logra que la línea aérea de bandera termine de carretear, abrumada por su déficit, y levante vuelo hacia una administración más eficiente.
Mariano Recalde –hijo de Héctor Recalde, diputado nacional y principal asesor letrado del secretario general de la CGT oficialista, Hugo Moyano– compareció la semana anterior ante la comisión parlamentaria bicameral de Reforma del Estado y Seguimiento de las Privatizaciones del Congreso Nacional. En su carácter de presidente del directorio de Aerolíneas Argentinas (AA), suministró a los legisladores un desalentador informe.
Este año, el déficit operativo de la línea aérea llegará a 387 millones de dólares, en vez de los 200 millones pronosticados en octubre último. Esto sin contabilizar otros 100 millones de dólares que deberá aportar el Gobierno nacional para su plan de capitalización de la aerolínea estatizada.
Es decir que Aerolíneas perderá 94 por ciento más que lo estimado hace apenas seis meses, realidad que Recalde explicó por el aumento mundial del crudo (en estos días, a la baja). Como en los viejos tiempos de los ferrocarriles, la población queda invitada a destinar más de un millón de dólares diarios para hacer frente al déficit de sus "ferrocarriles aéreos". Es verdad que el dinero no saldrá directamente de los bolsillos de los marginados, sino de las arcas del Estado y, como es habitual, la clase pasiva cargará con el peso mayor de la factura, porque, según el estilo del actual Gobierno, para eso está la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Ni hablar de restituir el 82 por ciento móvil y otros excesos de ilusiones de legisladores del pasado.
Algunos economistas hicieron números con la frecuencia de vuelos, el consumo de combustibles y los altibajos del precio mundial del crudo. Y los números no cierran. Ante ese extraño fenómeno, se informó que parte del déficit es atribuible a que ya hay 12 aviones Embraer incorporados a la flota y los ocho restantes lo estarán en el curso de este año. Además, las ventas directa y on line y el transporte de cargas aumentaron 140 por ciento y se redujo "el costo por kilómetro recorrido" con el uso de naves más eficientes en el consumo de combustible. A pesar de los números mágicos que todo esto supone, Aerolíneas pierde casi 182 mil pesos por hora.
Para combatir el déficit, la empresa incorporará 235 nuevos pilotos, que volarán los Boeing 737-500 y que percibirán unos 15 mil pesos mensuales per capita, con la explicación de que serán necesarios para nuevos destinos.
Pero voceros de los pilotos afirmaron que se vuelan menos horas que las posibles. "Sobra mucha gente –dijeron–; esto se hace por presión de los gremios que quieren cada vez más afiliados y la plana de Aerolíneas siempre cede. Un piloto puede volar 80 horas por mes y en los 737-500 de Aerolíneas vuelan sólo 25". Con todo ello, se afirma, se hará de Aerolíneas Argentinas la empresa aerocomercial más moderna de América latina. Con el orgullo nacional así restaurado, lo demás es lo de menos.