Los excéntricos gustos de Mónica López: tiene 240 pares de zapatos y un vestidor con calles
La diputada que movió la arena política al afirmar que apoyará a Daniel Scioli y tiene una excéntrica debilidad: la moda, sus zapatos y un gran vestidor.
Nota extraida de la revista Caras
La política se filtra por cada rincón de su casa, incluido su amplio vestidor, dividido en tres "calles", que ella bautizó siguiendo su vocación: Juan Domingo Perón, para las carteras, Eva Perón, donde descansan sus 240 pares de zapatos y Roberti, en honor a su marido. Peronista desde los 15 años, cuando militaba en el centro estudiantil de la escuela N°2 de Wilde, Mónica López sabe moverse en el masculino y ríspido mundo de la política.
Junto a sus hijos, Flor y Marcos, abre las puertas de su amplia casa de dos plantas del barrio privado Abril, en Hudson.
- ¿Cómo es para una mujer moverse en un ámbito masculino?
- Hay dos temas que siempre me preocuparon, desde mis 15 años. No masculinizarme, seguir siendo femenina y ser política desde el género y sin entrar en un diálogo masculino y la protección de mi marido. Eso a mí me ha ayudado a desenvolverme, es un halo de protección. Te pueden dañar igual pero tenés un escudo protector para que no te lleguen las balas tan directas. La política es muy masculina y las mujeres no tenemos que reaccionar como los hombres. La política es misógina y no se le da demasiado espacio, así tenemos que buscar nosotros el lugar para desenvolvernos.
- ¿Cómo era usted a los 15 años?
- Era la Mónica justiciera, la presidenta del consejo estudiantil. Armamos la federación de estudiantes de secundario, antes de la democracia, en 1982. Siempre estuve dentro de peronismo y además en mi casa se mamaba el peronismo. Mi viejo fue fotógrafo de Perón, el que le sacó la foto a Rucci con paraguas, y mi abuela fue una de las primeras militantes del peronismo en lo que era la Universidad de Buenos Aires, del partido femenino de Evita. Vengo con esa militancia en los genes. Mi viejo estuvo muy cerca de Perón hasta que se murió.
- ¿Siente que Evita impuso un patrón para la mujer política?
- El patrón es ser como fulana o mengana. Las que hacemos política y estamos dentro del peronismo siempre buscamos un patrón, y la medida es Evita. Nadie va a poder ser como ella, pero por lo menos tratamos de seguir su doctrina, de tener su sensibilidad, autoridad, porque desde esa sencillez y sensibilidad, era muy respetada. No hace falta gritar para hacer política, hace falta tener conducción y conducta. Para mí es lo que quisiera tener en nuestra patria, volver a la equidad y a la justicia social.
- ¿Cómo ser madre y esposa en un año electoral?
- Es divertido porque te mantiene entusiasmada. Uno hace malabares entre la casa y la política, y eso es divertido. Trato de tener fines de semana y los chicos nos acompañan en la política. Se educaron en una familia política y están acostumbrados. Florencia ayuda con el hermano, Marco, a quien le encanta la política y la familia acompañando, mis viejos y mis hermanos, así como los hijos del primer matrimonio de Alberto. Luchamos por darles lo mejor.
- ¿Cómo es?
- Soy sincera, no tengo filtro, para bien y para mal, y eso es un grave problema en la política, pero para mí no, porque me llena y me satisface. Soy impulsiva, reaccionaria, visceral, digo lo que soy, sea bueno o malo. Sobreprotectora de mis compañeros, cuido mucho lo que tengo porque me costó mucho conseguirlo.