Los errores más repetidos sobre el Otto Wulff
Más que un edificio de exquisita categoría edilicia del art noveau en clave germana, podría considerarse una fábula de hormigón, un cuento de piedra de aparente indescifrable lectura.
El Otto Wulff es un edificio ubicado en la intersección de la Avenida Belgrano y Perú en el barrio de Monserrat. La construcción se inició en 1912 y finalizó en 1914 y fue realizada por encargo del empresario Otto Wulff.
Desde su origen se proyectó como espacio de poder y, para su construcción, el empresario alemán contrató al arquitecto danés Morten F. Rönnow y a los ingenieros holandeses Pieter Jacobus Dirks y Willem Hendrik Johannes Dates.
Más que un edificio de exquisita categoría edilicia del art noveau en clave germana, podría considerarse una fábula de hormigón, un cuento de piedra de aparente indescifrable lectura.
En su fachada, acecha un bestiario creado a imagen y semejanza de su autor. Cóndores, querubines, insectos, serpientes, lechuzas, pingüinos pero también dioses y calaveras parecen mirarnos si nos colocamos en la esquina opuesta.
También hay atlantes -esos hombres fornidos que parecen sostener el edificio- que fueron esculpidos en Europa por un maestro de la Escuela de Viena, Franz Metzner, y simbolizan los oficios de las cofradías de la construcción.
“Es todo un repertorio interminable que conjuga mitologías griega, egipcia, celta, guaraní, hermética, de la geometría sagrada, hindú y portuguesa manuelista en un intento de sincretismo que tiene por objeto conciliar creencias de diversas culturas”.
Además, el lugar donde hoy se emplaza el edificio de cúpulas gemelas tiene mucho pasado para contar porque antes de su construcción, allí estuvo emplazada la casa de la “Virreina Vieja”, segunda esposa de Virrey del Pino, justamente donde se enfrentaron ingleses y criollos durante la segunda invasión inglesa.
Pero la historia del edificio está viciada por algunos mitos que se repiten de boca en boca y de historiador en historiador y que hoy vamos a intentar dejar atrás.
Dialogamos con el premiado arquitecto Fernando Lorenzi titular del estudio INFILL. Aquí comienza la verdadera historia del edificio privado con mayor valoración patrimonial de la ciudad según la ley Nº 1227 de Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
M.B: La enciclopedia en red más consultada desmiente que el edificio fue erigido para ser la sede de la Embajada del Imperio Austrohúngaro ¿Por qué creés que igual muchos siguen sosteniendo esa teoría?
F.L.: La confusión viene porque Nicolás Mihanovich construyó la Legación del Imperio Austrohúngaro en el microcentro, pero en otro lugar. Por otro lado, en octubre de 1911 en Perú y Alsina se inaugura la Columna Meteorológica, un monumento que diseña el arquitecto húngaro József Markovich, un regalo de la ‘Colonia Austro-Húngara a la Nación Argentina en el Centenario de la Fiesta de la Independencia’-como reza su placa- mientras se construye a dos cuadras el edificio más alto de la ciudad, que genera un gran enigma ante la ausencia de cartel de obra.
MB: ¿Los cóndores que se disponen en cada fachada pueden haber aportado a la confusión?
F.L.: El escudo del Imperio posee un águila bicéfala, claro, de ahí la confusión arraigada en el imaginario popular.
MB: También la biblioteca se divide entre quienes sostienen que Nicolás Mihanovich participó de la construcción y los que no ¿cuál es tu postura?
F.L: Nicolás Mihanovich , cónsul y Barón del Imperio Austrohúngaro no participó ni en la compra del terreno donde estaba la casa de la Virreina ni en la construcción del edificio; sólo les presentó a Wulff a los constructores, Dirks y Dates, que terminaban de construir el Puerto de Santa Fe, del que fue el gran impulsor. Y las circunstancias posteriores a su inauguración a mediados de 1914 ya son la marinada del mito de la Embajada.
M.B: ¿Por qué queda tantos años abandonado el edificio?
F.L: Si bien Otto Wulff abre su negocio de postes, alambres, varillas y maderas en 1914, tres años después vende junto a su marca el rascacielos y todas sus posesiones en Argentina a la familia Harteneck. Estos se desprenden del Otto Wulff en la década del 30 y queda cerrado tres décadas. Emerge claramente cómo el Otto Wulff vive en estado de abandono la mayor parte de su historia. Y esa circunstancia nutre aquél mito original de que era la embajada de un imperio ya disuelto al inaugurarse, y que por ello queda abandonado, en el olvido, como lo ha sido literalmente durante casi todos sus 107 años de vida, pero por otros motivos, ciertamente.
-¿Cuáles son las imprecisiones más comunes al hablar del repertorio ornamental zoológico presente en la fachada?
F.L: Se dice que hay un despliegue de fauna autóctona y la realidad es que de los animales esculpidos sólo pertenecen a la fauna local los lobos marinos, los cóndores y los pingüinos.
M.B: Alrededor de los Atlantes también se tejen muchas controversiales conjeturas. ¿Qué representan verdaderamente?
F.L: Notre Dame y el Otto Wulff son los dos únicos edificios del mundo donde sus arquitectos se han representado escultóricamente. También están Otto Wulff y Willem Dates, además de Morten Rönnow. Otras dos representan a los arquetipos creadores de las logias construcción. Los tres restantes representan las tres categorías o escalas en que se organizaban militarmente las logias de la construcción del arte medieval.
Fotos gentileza de Adrián Cavalheiro e Iván Buenos Aires.
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