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Los enigmas de la crisis

*Por Rubén Sarlo. El mundo atraviesa una profunda crisis económica internacional que tendrá derivaciones en todos los campos políticos y sociales, porque la globalización de los mercados no deja ningún lugar del planeta sin influir.

El colapso de las economías en los países que conocemos como "ricos" o de "primer mundo" está avisando que las fórmulas capitalistas keynesianas -que dieron resultado en la crisis mundial de 1929- tambalean. No hay recetas milagrosas a mano para un mundo que ha fomentado las desigualdades a tal extremo, que esas mismas diferencias hoy son las causantes de una debacle económica, comercial y financiera que repercute ya en todo el mundo.

Nadie podía imaginarse años atrás, que los Estados Unidos y la Unión Europea entrarían en un tobogán que los llevaría directamente a situaciones de default.

Nadie podía imaginarse años atrás, que los Estados Unidos y la Unión Europea (también llamada Eurozona) entrarían en un tobogán que los llevaría directamente a situaciones de default, lo que en pocas palabras significa no pagar las deudas contraídas. Y la gravedad aumenta si tenemos en cuenta que algunos de esos países son los que conforman las megaentidades prestatarias de dinero como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Si bien es cierto que podríamos hacer una lista muy amplia sobre los factores causantes de esta situación, en principio cabe hacer una reflexión general, válida para todos.

Ningún país se autofinancia, todos han tomado y abusado de créditos, endeudamiento externo o como quieran llamar a estos préstamos a largo plazo que hipotecan a los habitantes de los diversos países en problemas. Durante muchos años, las políticas crediticias parecieron llevaderas -no podemos utilizar el término sustentabilidad, porque nunca lo han sido- y se formaron verdaderas burbujas de bienestar que muchas sociedades aprovecharon para viajar, comprar, dilapidar. Aquí en Argentina ya lo vivimos y explotó la economía. Aún hoy, nuevamente nos acecha el mismo fantasma porque se practica una política económica inflacionaria y con estadísticas que no revelan la realidad del mercado nacional. Pero lo cierto es que esas burbujas están estallando en los países ricos, los pueblos están despertando y entendiendo que se termina la fiesta, y nadie la quiere pagar. Durante mucho tiempo financiaron su déficit con las deudas externas de países sudamericanos, entre ellos la Argentina. Eso ahora tampoco alcanza.

VARIOS FACTORES

En Estados Unidos se han conjugado diversos factores con incidencia directa en la actual situación. Hoy se están sintiendo los gastos enormes de las guerras del Golfo, Afganistán, Irak y demás conflictos internacionales en los que participan los norteamericanos. Los recortes fiscales que impuso George Bush sumados a los gastos armamentistas y recientemente el gasto fantástico -allí lo llaman salvataje- que generó Barack Obama en un intento keynesiano de inyectar billones de dólares al mercado interno, se acumularon junto a los enormes gastos del sistema de salud. La frutilla del postre fueron sin duda las llamadas "hipotecas subprime" que los bancos otorgaban a clientes con escasa solvencia o con pocas garantías de que pudieran hacer frente al pago de sus cuotas. Se infectó todo el sistema financiero y con estos factores entremezclados, ahora la consecuencia está a la vista: peligro inminente de default para uno de los países líderes de la economía y la política internacional.

Por el otro lado, la Eurozona está estallando en diversos países miembros. Primero fue Portugal, luego España, más tarde Grecia y ahora parece tocarle el turno a Italia. En términos generales, la situación es parecida a la anterior pero sin gastos bélicos importantes -a excepción de Francia- aunque también allí han vivido largos años muy por encima de sus posibilidades, generando endeudamiento permanente. Y la profunda desigualdad que -a pesar de haber intentado combatirla al crear la comunidad- aún subsiste, se basa en algo que los europeos nunca pudieron resolver: aunque no parezca, los divide la nacionalidad. ¿Paradójico, no?

QUEJAS Y LAMENTOS

He visitado algunos de esos países recientemente y escuché pilas de quejas sobre los niveles de vida muy encarecidos, y todo tipo de insulto contra el euro (moneda oficial y única de la comunidad). Muchos suelen recordar cuánto podían comprar con una cantidad de su anterior moneda -la genuina de cada país- y observan que les ha bajado sensiblemente el poder adquisitivo. Las diferencias nunca fueron solucionadas y cada país con su nacionalidad, se resiste a seguir atado a una economía general y una moneda obligatoria en todo el territorio europeo.

Cuando se viaja desde el continente a Inglaterra, se deben adquirir libras esterlinas porque en territorio británico el euro no se acepta. La libra vale más cara que el euro, unos siete pesos a nuestro cambio, mientras que aquel cotiza a seis, por ahora.

El enemigo común de esta crisis es la recesión económica. El aumento de la deuda pública de cada país, su déficit comercial y el estancamiento de la industria manufacturera en muchos casos, no puede resolverse con una sola política económica porque las obligaciones pendientes son de diferentes tamaños y existen diferentes tipos de interés aplicados, lo que se genera desde la posición de cada Estado en la Eurozona por un lado y en el sistema crediticio internacional por el otro.

Lo cierto es que en cada "ajuste" o cada "salvataje", se hipoteca el futuro de muchas generaciones, mientras la economía global fracasa porque no ha sabido unificar criterios de imposición financiera. Y seguramente no hubiera podido hacerlo pues en tanta voracidad se han agudizado las desigualdades existentes, ahogando las economías regionales que no pueden generar recursos para cumplir las abultadas obligaciones que parecen impagables. ¿Qué es entonces lo que sigue?

El mundo hasta ahora siempre creyó en la fórmula salvadora de Lord Maynard Keynes, pero esta vez las evidencias parecen indicar que habrá que inventar algo y pronto. Estamos ante una crisis estructural del capitalismo liberal democrático que ha imperado en Occidente durante los últimos 80 años. Y mientras existe riesgo de un formidable colapso, algunos países asiáticos miran con atención un posible cambio drástico en la economía mundial. Pronto lo sabremos.