Los "democratizadores" de la palabra
*Por Pepe Osvaldo. Gabriel Mariotto, vicegobernador bonaerense, tiene ya usina informativa propia , que depende de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata.
Es la Agencia Periodística de Buenos Aires (AgePeBA) que difunde la tarea de Mariotto con un perfil parcial, hasta tendencioso.
El "cereb ro" de la ley de medios que el kirchnerismo votó a las apuradas antes del recambio parlamentario de 2009, pisoteando reglamentos internos de las Cámaras, profundiza así el discurso único del poder . No siempre lo logra. La norma permanece aún observada en la Justicia bajo la sospecha de inconstitucionalidad en algún artículo: por ahora, el brazo de Mariotto es insuficiente para barrer a los jueces no domesticados por el Gobierno.
El hombre que la Casa Rosada mandó a la provincia de Buenos Aires para hostigar al gobernador Scioli, verdadero dueño de los votos provinciales , parece no conformarse con Télam, la agencia oficial de noticias devenida en grotesco órgano de propaganda gubernamental . Ni con su rol de panelista consuetudinario de 6, 7, 8, ese burdo espacio de la televisión estatal que, mediante videos editados con espíritu goebbeliano, se dedica a basurear adversarios políticos y a organizar grotescas operaciones de prensa.
Uno de sus primeros actos administrativos en la provincia de Buenos Aires como jefe del Senado fue ordenar que se "escondieran" los textos de Clarín y La Nación en los resúmenes de prensa de la institución, un modo de minimizar el impacto de sus contenidos.
Lo curioso es que desde el universo ultra K se hable de "democratizar la palabra" , cuando el kirchnerismo no hace más que "apalearla" y procurar silenciarla cada vez que esa palabra provenga de medios críticos. Boudou y Moreno también devalúan en sus dependencias a Clarín y a La Nación.
Mordaza inútil de los "democratizadores de la palabra" . No se puede tapar el sol con la mano. A Boudou, para colmo, lo sobrevuela la sospecha del tráfico de influencias. Como respuesta, él toca la guitarrita y se pone una camiseta que dice "Clarín miente".
Debería probar con una leyenda más clara, que despeje las dudas que lo acosan. Algo así como "Boudou no roba" . Eso sí que sería "democratizar la palabra".
El "cereb ro" de la ley de medios que el kirchnerismo votó a las apuradas antes del recambio parlamentario de 2009, pisoteando reglamentos internos de las Cámaras, profundiza así el discurso único del poder . No siempre lo logra. La norma permanece aún observada en la Justicia bajo la sospecha de inconstitucionalidad en algún artículo: por ahora, el brazo de Mariotto es insuficiente para barrer a los jueces no domesticados por el Gobierno.
El hombre que la Casa Rosada mandó a la provincia de Buenos Aires para hostigar al gobernador Scioli, verdadero dueño de los votos provinciales , parece no conformarse con Télam, la agencia oficial de noticias devenida en grotesco órgano de propaganda gubernamental . Ni con su rol de panelista consuetudinario de 6, 7, 8, ese burdo espacio de la televisión estatal que, mediante videos editados con espíritu goebbeliano, se dedica a basurear adversarios políticos y a organizar grotescas operaciones de prensa.
Uno de sus primeros actos administrativos en la provincia de Buenos Aires como jefe del Senado fue ordenar que se "escondieran" los textos de Clarín y La Nación en los resúmenes de prensa de la institución, un modo de minimizar el impacto de sus contenidos.
Lo curioso es que desde el universo ultra K se hable de "democratizar la palabra" , cuando el kirchnerismo no hace más que "apalearla" y procurar silenciarla cada vez que esa palabra provenga de medios críticos. Boudou y Moreno también devalúan en sus dependencias a Clarín y a La Nación.
Mordaza inútil de los "democratizadores de la palabra" . No se puede tapar el sol con la mano. A Boudou, para colmo, lo sobrevuela la sospecha del tráfico de influencias. Como respuesta, él toca la guitarrita y se pone una camiseta que dice "Clarín miente".
Debería probar con una leyenda más clara, que despeje las dudas que lo acosan. Algo así como "Boudou no roba" . Eso sí que sería "democratizar la palabra".