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Los cuatro grandes enigmas del brutal asalto al blindado

La Justicia aún no develó por qué los ladrones dieron el golpe en un lugar lleno de cámaras, cuando más adelante no había ninguna.

Sabían manejar un FAL aún en movimiento, pero debieron abandonar uno de sus autos –el Volkswagen Gol negro– porque parte de la banda quedó atrapada en su propio fuego cruzado . Eso les hizo perder dos escopetas Itaka y entregar una pista para que el origen del auto fuera rastreado muy rápido.

Iban a buscar los casi 20.000.000 de pesos que transportaba el blindado del Banco Provincia, pero en pleno ataque a los dos patrulleros de custodia se tomaron la molestia de robar de uno de ellos el bolso de un policía, en el que sólo había un equipo de mate y una Biblia . Incluso, en su huida final, se preocuparon de que ese bolso no quedara en el lugar y lo pasaron del Volkswagen Gol al Ford Focus gris, que luego apareció incendiado... con el bolso adentro, intacto. Esta curiosa forma de manejarse es el primer enigma que asombra a los investigadores.

Luego aparece el misterio sobre el lugar elegido para dar el golpe. Montaron un operativo con entre 16 y 20 hombres encapuchados, pertrechados con chalecos antibala, guantes y armas largas, pero concretaron el asalto en un punto plagado de cámaras de seguridad . Es más, todo quedó filmado por la última cámara que la Municipalidad de Tigre tiene instalada sobre la Panamericana. Al camión de caudales todavía le faltaban recorrer casi 200 kilómetros para llegar su destino (San Nicolás), a través de zonas sin cámaras y mucho más descampadas.

Para detener al blindado, tiraron clavos miguelito sobre la Panamericana, pero sólo lograron pincharle las ruedas a un camión que transportaba caños. Eso, sin tener en cuenta que, de los 20 balazos que recibió el camión, la inmensa mayoría pegó en cualquier lado . Sólo dos ó tres fueron certeros, como si hubiera habido dos calidades absolutamente diferentes de tiradores. Por eso, el perfil exacto de la banda es otra de las grandes preguntas sin respuesta.

Por último, el cuarto enigma que aparece es el de la brutalidad innecesaria. Como un item más de su plan, fusilaron a los dos policías que manejaban los vehículos de custodia, pero escaparon sin abrir el camión de caudales, cuando el parabrisas delantero estaba prácticamente perforado . No quisieron enfrentarse con la Policía: el primer patrullero llegó hasta donde estaba el blindado un minuto y medio después de la fuga masiva de la banda.

Para los investigadores, las características del golpe concretado el martes al mediodía en Garín podrían explicarse bajo la hipótesis de que lo protagonizó un rejunte : piratas del asfalto, asaltantes de blindados y ladrones comunes. Todos habrían actuado bajo las directivas de un jefe cuyo nombre aún se ignora, pese a los fantasmas de grandes capos que sobrevuelan cada vez que se presenta un golpe excepcional.

Por el momento, los investigadores encontraron una importante coincidencia entre la banda que atacó el blindado en Garín y la que asaltó un camión lleno de celulares en Avellaneda, el 18 de agosto pasado: en ambos golpes habrían sido utilizados los mismos dos Ford Focus , robados a su vez el 13 de agosto de un camión mosquito estacionado frente a una concesionaria de Remedios de Escalada.

"La posible relación es innegable" , señaló ayer el fiscal Facundo Flores. Si se trata de la misma banda o si los asaltantes del martes tercerizaron la logística (usaron proveedores de armas y autos) es algo que aún está en estudio . Por lo pronto, según fuentes del caso, hay uno o dos apodos que se repiten en ambas causas. Por estas horas, los "buches" policiales están trabajando horas extra, mientras la Policía trata de pasar de la pesca de pistas al estilo "mediomundo" a la puntería mas afinada de la caña.

Policías, funcionarios y fiscales coinciden en que el camión fue entregado . Su ruta, destino y propósito no era conocido por cualquiera . Si bien no hay muchos caminos para unir la Capital Federal con San Nicolás, la banda necesitó información interna.

Según chequearon los fiscales Flores y Cristian Fabio, tanto los empleados del banco como los custodios recién se enteraron de su misión el lunes a la noche .

Cerca de las 4.30 de la madrugada del martes, el camión y los dos patrulleros de custodia salieron de San Nicolás rumbo a la Capital Federal. Primero hicieron una escala en la transportadora de caudales MACO (en el barrio de La Boca) para cargar monedas y luego fueron hasta la casa central del Banco Provincia por los veinte millones.

A las 11.30 salieron de regreso para San Nicolás. Como era su rutina, tomaron por el Bajo, pasaron por Aeroparque, subieron a General Paz y se metieron en Panamericana.

Nunca notaron nada raro.

Cruzaron el primer peaje (el del ramal Escobar) a las 13.31. Iban charlando cuando, recorridos unos cuatro kilómetros, fueron atacados a balazos: el Gol y el Focus negro se pusieron a la par de los patrulleros, bajaron las ventanillas y fusilaron a ambos choferes. Mientras, el Focus gris se adelantó al convoy y le disparó al frente del camión.

Un cuarto auto, marca Ford Ka, recién apareció en escena cuando el blindado, en pleno tiroteo, se desvió hacia la colectora. Ese es el único auto que no fue filmado en el peaje de Escobar y también el único que todavía no fue encontrado. El resto de la banda huyó en los Focus.

Retomaron Panamericana y volvieron a pasar por el peaje. Lo extraño es que tomaron este camino, de excesiva exposición, aún cuando nadie los perseguía .