Los costos de no hablarle a Cristina
Por Carlos Pagni* Los canales de información de la Presidenta están bloqueados. Hebe de Bonafini llevaba dos años discutiendo con Sergio Schoklender sobre la administración del dinero de las Madres. El Estado conocía desde mucho antes los desaguisados del propietario de Meldorek . Sin embargo, Cristina Kirchner pareció enterarse de estos dramas cuando estalló el escándalo.
Hubo diputados defensores de los derechos de los homosexuales que, hace semanas, informaron a Aníbal Fernández sobre las purgas que su ahijada María Rachid realizaba en el Inadi para ubicar allí a su clientela. "En el instituto contra la discriminación se discrimina", le dijeron. La señora de Kirchner recién percibió esta aberración cuando la libertaria Rachid llamó a la Federal para reprimir a sus empleados.
Carlos Zannini suele recomendar no llevarle problemas a su jefa. "A Cristina no se le habla, se la escucha", suele decir.
Era un método eficaz en vida de Néstor Kirchner. Pero ahora no funciona. Aunque la discriminen, ella se entera igual. Cuando ya es tarde.