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Los colosos sean unidos

La visita del primer ministro de China a la India fortalece la convivencia política y la cooperación económica. Y coloca a los EE.UU. y a la Unión Europea a la defensiva en sus planes de pujanza.

Nada agradaría más a Estados Unidos y a la Unión Europea (UE) que estallase una guerra comercial entre China y la India, y que ello erosionase la pujanza de los dos colosos económicos continentales –Japón y Taiwán son potencias insulares– de Asia. Pero los últimos acontecimientos indochinos revelan una fuerte tendencia a la cooperación.

Las relaciones de los dos gigantes no fueron nunca apacibles. Luego de la llegada casi en simultáneo de la India a su independencia, en 1949, y de la República Popular China al fin de su guerra civil, en 1950, después de casi tres décadas con un intervalo para combatir a la invasión de Japón, siguieron caminos divergentes: la India construyó la democracia más grande del mundo y China se decantó por la dictadura comunista.

Vivieron instancias de máxima tensión en 1959, cuando Mao ocupó militarmente el Tibet y Nehru dio asilo político al Dalai Lama. En 1962, China intervino en el dilatado conflicto que mantenían India y Pakistán por Cachemira, derrotó a los ejércitos indios y se anexó la región de Aksai Chin. La India y Pakistán mantienen su disputa por Cachemira, que ya va por su tercera guerra: 1947, 1965 y 1999; en cambio, con China la situación parece haberse estabilizado.

Bajo la égida de Deng Xiaoping, China inició su revolución económica en 1979 y la India lo hizo 12 años más tarde, reemplazando Beijing y Nueva Delhi la planificación centralizada por un capitalismo de estilo occidental.

Desde entonces, el crecimiento de los colosos es portentoso. Y, a medida que crecen, se alejan cada vez más de las hipótesis de conflicto, última esperanza de estadounidenses y europeos de recobrar, de algún modo, la hegemonía planetaria que ejercieron en el pasado, sobre todo en el siglo XIX y la primera mitad del 20.

Para acentuar la tendencia hacia la convivencia pacífica y la cooperación económica, el primer ministro chino Hu Jintao llegó el miércoles último a Nueva Delhi, en su primera visita oficial en cinco años.

Su comitiva no estuvo integrada sólo por funcionarios de alto nivel: lo acompañaban 400 empresarios, que negociarán nuevos acuerdos de intercambio. El crecimiento de los negocios es exponencial: de 20 mil millones de dólares en 2000 pasaron a 42 mil millones en 2009 y este año llegarán a 60 mil millones.

Los objetivos son ahora autorizar las operaciones en la India del Banco Industrial y Comercial de China –el más grande del mundo– y eliminar las restricciones para el ingreso en China de productos de tecnología de punta, sobre todo informática y robótica, desarrollados por las empresas indias.

Estados Unidos y la UE tendrán que aceptar la evidencia de que sus actuales coyunturas críticas tienen causas internas. Y seguir retrocediendo ante el avance de los colosos.