Los ciclistas no cumplen con las normas de tránsito
*Por Nora Sánchez. Son datos de un estudio de Luchemos por la Vida sobre 1.438 casos. Las más graves son la violación de luz roja y circular de contramano. El 87% no usa casco, pese a que es obligatorio en la Ciudad. Piden respeto pero casi todos cometen faltas.
Los ciclistas siempre se quejan, y con razón, porque los conductores de los otros vehículos no los respetan. Pero muchos de ellos tampoco cumplen las normas de tránsito ni consideran a los peatones.
Según un relevamiento de Luchemos por la Vida, basado en 1.438 ciclistas, el 61% no se detiene ante los semáforos en rojo , el 84% no respeta la prioridad peatona l y el 16% circula en contramano . El 87% no usa casco, el 89% carece de luces en sus bicicletas y el 68% no tiene reflectantes. Mientras, el 99% no señaliza con sus brazos las maniobras que va a hacer, algo que no es obligatorio pero sí recomendable.
Cada vez más, la bicicleta se impone como medio de transporte. Su uso es impulsado por el Gobierno porteño, que construyó 70 kilómetros de ciclovías e implementó un sistema de alquiler público de bicicletas o bicing . El próximo paso, debiera ser educar a los que andan en bicicleta para que entiendan que son un actor más en las calles con derechos, pero también con obligaciones.
Por ahora, un recorrido por la Ciudad sirve para descubrir varias conductas temerarias por parte de los ciclistas. Pedalean por lugares donde no pueden circular, como la 9 de Julio , zigzagueando entre los autos, con auriculares puestos o acelerando el ritmo en vez de frenar cuando el semáforo se pone en rojo. Muchos no paran ni siquiera cuando hay peatones tratando de cruzar. Y muy pocos usan casco.
Los conductores de bicicletas deben cumplir con las mismas normas que los de otros vehículos . El Código de Tránsito los obliga a usar casco y a contar con requisitos de seguridad como un sistema de frenos que se accione desde el manubrio o luces para andar de noche. Pero nadie controla que cumplan.
"Los ciclistas participan del mismo vicio que tenemos todos en el tránsito, que es poner los problemas en el afuera y pensar que la culpa de todo es de los demás , porque no los respetan –sostiene Alberto Silveira, titular de Luchemos por la Vida–. Y es verdad que no los respetan, pero también es real que el ciclista tampoco cumple con las normas ni tiene en cuenta a los demás actores del tránsito. Casi ninguno respeta la prioridad del peatón, que es el único eslabón más débil que él".
De acuerdo a Luchemos por la Vida, a nivel nacional el 8% de los muertos del tránsito de 2010 fueron ciclistas . En la Ciudad, las estadísticas son más bajas. Según un informe de la Defensoría del Pueblo porteña, en todo 2010 murió un solo ciclista y 280 resultaron heridos en siniestros viales.
"Generalmente el ciclista siente que puede ser víctima de un accidente, pero no piensa en que él también puede provocar un accidente mortal para otros haciendo una mala maniobra –explica Silveira–. O no usando reflectantes para ser más visible, lo que puede causar que un automovilista sufra un accidente por realizar una maniobra brusca para no arrollarlo".
"No hay una voluntad de capacitarse en seguridad vial y existe un gran desconocimiento de los riesgos que se asumen –reconoce Néstor Sebastián, presidente a la Asociación de Ciclistas Urbanos (ACU)–. Cuando un ciclista pasa un semáforo en rojo, quizás no sepa que se puede cruzar con un taxista que lleva diez horas arriba del taxi. Pero nadie se cuida de lo que desconoce".
También es cierto que ha habido algunos avances. En 2004, Luchemos por la Vida realizó un estudio similar al actual sobre las bicicletas en la vía pública. En ese momento, el 95% de los ciclistas no usaba el casco, el 36% circulaba en contramano y el 77% no se detenía ante los semáforos en rojo. Todos estos porcentajes decrecieron, pero la falta de respeto a la prioridad del peatón no mejoró mucho: apenas bajó del 86% al 84%.
Para Sebastián, los pequeños avances se deben a varios factores. "Al aumentar el número de ciclistas, tener algunas opciones de infraestructura y ante la gran congestión del transito automotor, se genera un apaciguamiento general de la movilidad. Además, aumentó la cantidad de mujeres que usan la bicicleta y ellas toman menos riesgos. El varón es más agresivo, le pasa finito al auto".
"Nuestra ciudad es muy caótica por las conductas de peatones, ciclistas y automovilistas –observa el subsecretario de Tránsito porteño, Guillermo Dietrich–. En el caso de las bicicletas, se suma que tienen un andar menos estructurado. Por eso, al construir vías protegidas se encausó mucho al ciclista. Ahora tenemos que avanzar en que cada uno se concientice sobre que tiene derechos y obligaciones. Siendo tantos, tenemos que empezar a respetarnos más entre todos, porque si no la convivencia se va a hacer más difícil".