Los ancianos abandonados por su hijo en un bar de Rosario encontraron un nuevo hogar
Hilda y Hugo habían sido dejados en la puerta de un bar del centro rosarino, donde pasaron más de siete horas esperando que pasaran a buscarlos.
La pareja de ancianos que había sido abandonada por su hijo en la entrada de un bar del centro de Rosario, finalmente encontró un nuevo hogar. Después de permanecer hacinados durante casi un mes en la pequeña casa de su otro hijo, desde ayer por la mañana los abuelos quedaron alojados en un reconocido geriátrico de la zona sur de la ciudad.
"Están felices, contentos. Lo primero que me preguntó Hilda (89 años) era si estarían juntos en la habitación y por supuesto que le dijimos que sí", dijo en diálogo con Radio 2 Gabriela Alabern, directora de Hogar Español, el lugar en el que permanecerá junto a Hugo (92) de ahora en adelante.
El geriátrico es una organización civil sin fines de lucro que tiene alojados 76 abuelos. Según detalló, algunos están subvencionados por el gobierno español, otros por la provincia de Santa Fe y otros por el Pami. "Nos pareció que este caso era uno más para dar una mano. Hemos hablamos con su hijo y le ofrecimos venir al hogar. Esperaremos que el Pami o alguna institución nos dé un apoyo y si no, los atenderemos de corazón", agregó Alabern.
Luego del traslado a su flamante hogar, Hilda no dudó en expresar la felicidad que le despierta tener un lugar dónde vivir después del sufrimiento que les causó el inexplicable abandono de su hijo. "Nos sentimos perfectamente bien, contenidos, y cómo digo, es un hogar que pensábamos ya que no teníamos. "Estamos juntos, estamos felices. ¿Qué más se le puede pedir a la vida? Compartir las horas que vienen", dijo la mujer de 89 años.
La pareja de ancianos fue abandonada en un bar céntrico el 5 de junio pasado por Hugo, el hijo con el que vivieron toda la vida. Ambos esperaron más de siete horas a que el hombre regresara a buscarlos, pero ese momento nunca llegó y tuvieron que ser trasladados a una comisaría. Allí, finalmente lograron comunicarse con Raúl, su otro hijo, quien no tuvo más opción que albergarlos en la humilde casa que comparte con su mujer y sus dos hijos.
Fueron casi 30 días de hacinamiento e incertidumbre. Durante todo ese tiempo, los ancianos preguntaban a cada minuto por qué los habían abandonado. Raúl apenas tenía respuestas y sólo atinaba a tranquilizarlos para no afectar aún más su estado de salud. De hecho, hace unas dos semanas, Hilda tuvo que ser internada por un fuerte cuadro de bronquitis.
"Tuve que darles mi habitación a mis viejos. Son dos personas grandes que necesitan su espacio. Con mi mujer dormimos en el living. Tengo dos hijos grandes que hoy no pueden hacer su vida. Sus amigos hoy no pueden venir a casa. Se trastornó todo y tenemos poco espacio. Pero lo peor de todo es que no me alcanza para nada la plata. Yo soy la única fuente de ingreso de este hogar y ahora son dos bocas más para darles de comer. Mi hijo se quedó sin trabajo y hoy está changueando", había contado Raúl en diálogo con Infobae; por todos los medios buscó ayuda para ubicar a sus padres en un lugar digno.
Pero la historia tuvo un giro inesperado y los abuelos ya tienen hogar, aunque el paradero de Hugo, el hijo que los abandonó, sigue siendo un misterio.