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Los anarcopolíticos rosarinos

Hay una suerte de político libertario en Rosario. Un perfil que, cada tanto, adquiere carnadura. Se lo enaltece, jerarquiza, se hace fábula de su existencia.

Hay una suerte de político libertario en Rosario. Un perfil que, cada tanto, adquiere carnadura. Se lo enaltece, jerarquiza, se hace fábula de su existencia.

Al costado, de modo consecuente, la militancia partidaria mantiene viva otra forma de crecimiento social, mas cercano y solidario, menos rutilante, más permanente. Las dos formas dirigenciales persisten.

Una es anárquica y de relumbrón. Perfil alto. La otra trasciende por peso específico. Necesita tiempo, mucho tiempo.

El dossier del dirigente rosarino es una cuestión de todos que, de modo inexplicable, no se trata, no se analiza, ni se investiga. En muchos casos, no se advierte. Debería estudiarse en las carreras terciarias sociales de la región.

Hay un patrón de análisis firme. Los políticos libertarios aparecen opuestos al trabajo diario, firme, callado, solidario. Pueden ser llamaradas, se duda que sean fuegos consistentes.

Los políticos libertarios son eso, individualistas, su libertad de decidir supera la disciplina o la razón de Estado. La épica antes que la transpiración de la camiseta en el día a día. Vienen bien a la historia de "Rosario se hizo sola". "Es hija de su propio esfuerzo". Julio María Sanguinetti escribió que la democracia no es épica, es construcción diaria. Es otra cosa.

Un rosarino "de comité", nacido en Beravebú renunció, por razones que siguen siendo controversiales, a la vicepresidencia de la Nación. Alejandro Gómez, vicepresidente de Arturo Frondizi fue claramente libertario.

El ejemplar más libertario, más "suelto" y más inasible fue Lisandro de la Torre. Cofundador del radicalismo, creador de la Liga del Sur (Lisandro se pelea con Irigoyen) funda el Partido Demócrata Progresista. Una fulgurante estela lo acompaña, pero también su irascibilidad, su intransigencia, al cabo: su individualidad. Todas las biografías enaltecen a Lisandro. Todas hablan de gesta, de épica. De soledad. El final no es el que soñaron sus seguidores.

Por tres veces en la intendencia, de muy diversas formas, la impronta de Luis Cándido Carballo es parte de Rosario. Su nombre se inscribe, suelto, en la historia de la ciudad. No debería ser así. Tuvo partidos pero, ay, su mención aparece desprendida de cualquier tarea rutinaria. Carballo es un nombre propio. Es un importante libertario rosarino

Ermete Esteban Félix De Lorenzi, arquitecto, aparece junto a Miguel Culacciati, por la contemporaneidad. Entregó edificios básicos de la ciudad. Culaciati pinta la verdadera cara "modernosa" de Rosario. El intendente Culaciati es fundamental para barrio Fisherton y la "puesta en valor" del country del Jockey Club. Hay decisiones emblemáticas, profundas, que aparecieron con él. Culaciati es el gran intendente de la primera mitad del siglo XX para Rosario.

De Lorenzi y Culaciati dan el signo de una ciudad que, se insiste, aún juega con la frase: "hija de su propio esfuerzo". La misma frase, pero del otro lado del espejo, aún se escucha: "Rosario no le debe nada a nadie".

En los '80 se define la democracia popular como el lenguaje de las administraciones; el voto como el argumento final que resume lo bueno y lo malo. El personalismo adquiere importancia. Mucha. Muchísima.

Culaciati. Carballo. No puede eludirse a Horacio Usandizaga como una figura que acepta, socialmente, varias lecturas pero se sostiene, como hombre público, con votos

Tal vez para quienes son contemporáneos del doctor Usandizaga no sea necesaria una explicación para identificarlo dentro de un radicalismo libertario o, claramente, como un anarcopolítico. Baste decir que, por una respuesta en un programa periodístico ("si gana Menem renuncio") entregó la ciudad, luego de haber sido prácticamente plebiscitado para la intendencia. Hay muchas miradas sobre el gesto. Hay quienes discuten si fue un ejemplo positivo para el radicalismo. Rosario amó el gesto libertario. Rosario votó a Usandizaga de modo insistente y repetido. Rosario adhirió a un político ostensiblemente libertario.

Contemporáneos a Usandizaga aparecen varios nombres del radicalismo y el peronismo.

Disciplina partidaria, pocas alas, mínimo vuelo, rechazo simple y llano. Racionalidad. Coherencia. Hay una suma concurrente. Las "razones" del amor, como las del odio, son eso: de imposible solución porque no son razones son, al cabo, razones del corazón.

Aníbal Reynaldo, los Malaponte, Pini Elías, Roberto Sanmartino, Terrile, Costarelli, Milano. Todos ellos adhieren a la tesis partidaria. Con mayor o menor esfuerzo fueron pasando. El partido radical se ha comido almanaques completos, biografías íntegras. Los lobos solitarios adquirieron fama, pero cargaron de lastre el vuelo partidario.

En el peronismo Vernet, Cevallo, Rubeo, Venesia, Joaquín, dan la talla como dirigentes, pero ninguno de ellos quemó las naves. De a poco, con la ayuda de un anarcopolítico de otro sitio, Reutemann, el peronismo rosarino se fue conformando con la queja y la aceptación de órdenes. Ora de Santa Fe, ora de Buenos Aires.

Dirigentes de otros rubros (no específicamente políticos) integran este perfil independiente. Todo libertario lo es, en sustancia. Censabella, Tito Rodenas, Víctor Vesco, Eduardo J. López, Agustín Rodríguez Araya, Guillermo Strazza, Orlando Vignatti, Evaristo Monti, Gilberto Krasniawski, el doctor Babini, Laureano Maradona, Rubén Naranjo, Alberto Gollán, Cristian Hernández Larguía. A su modo, lejanos a cualquier santidad o indulgencia, hicieron/hacen lo suyo.

Propias del perfil rosarino son "la cocina centralizada" (la de Augusto Duri) el "banquito" ferroviario y "La" Vigil. Ejemplifican que el trabajo en conjunto, a mediano plazo, produce resultados. Bondesío asesinó a la cocina. La inflación al banquito y los milicos a la Vigil. Mete miedo el trabajo solidario. Por eso los matan.

Quienes entendieron la ambigua relación con / para / desde la ciudad fueron los hombres que, bajo Guillermo Estévez Boero, terminaron afincándose. En la Universidad primero, en las disputas políticas regionales después. A "don Guillermo" sólo le sirvió para su quintita, pero el terreno fue ampliándose. Una concejalía fue la vaca de Cartago. Una intendencia y otra y otra demostraron que no fue una impronta personal, sino la tesis de partido.

La duda es metódica. La gran pregunta que debe resolver la Región Rosario, ahora que Mónica Fein responde a un partido y ha triunfado (es la intendente) que además Antonio Bonfatti muestra su diploma de gobernador dentro de un Frente, la gran pregunta es la definición del porvenir de Rosario. Las figuras mencionadas se consolidaron por la tarea conjunta. Solidaria. Partidaria.

Sosteniendo la tesis libertaria Pablito Javkin y María Eugenia Bielsa heredaron una bandera. Cultivan el perfil individual alto, conciben el acuerdo a través de las intransigencias que los definen. Es una postura diáfana y cerrada. Los sostienen gestiones con alto grado de individualismo. No forman cuadros.

De iguales, parecidos y diferentes se compone el misterio, el porvenir. En el peronismo y el radicalismo está la respuesta. (Wikipedia: Libertario significa: "que defiende la libertad absoluta").