Los 141 años de LA NACION
Este diario celebra su aniversario con las mismas esperanzas de progreso que en 1870 animaron a su fundador
Hoy La Nacion cumple un año más de existencia y lo celebra con las mismas energías y esperanzas que animaron a quienes hicieron su primer ejemplar, aquel 4 de enero de 1870, aunque con renovados desafíos, acordes con un país y con un mundo tan diferentes de los que la vieron nacer.
Desde su fundación, este diario recorrió un sendero a lo largo del cual reflejó los principales hechos nacionales e internacionales, al tiempo que se adecuó a las cada vez más sofisticadas demandas de un público tan fiel como exigente. Ha estado, en tal sentido, atento a la incorporación de todas las novedades en materia de contenidos y de tecnología para el mejoramiento permanente de sus servicios. Y ha cumplido con esos imperativos, sin lo cual este largo recorrido se habría agotado.
El carácter de tribuna de doctrina con el que fue concebida La Nacion desde sus orígenes es un compromiso irrenunciable, que la convierten en un medio guiado por principios permanentes antes que por cuestiones circunstanciales.
Esa expresión, ideada por Bartolomé Mitre en el primer editorial del diario, titulado "Nuevos horizontes", continúa teniendo hoy el poder de un mandato moral, que hace a la esencia de La Nacion.
Los valores que desde sus páginas editoriales defiende hoy este diario no son otros que los exaltados hace 141 años: la libertad, el progreso y los principios republicanos.
La reivindicación de esos valores cobra hoy especial importancia, en momentos en que una nube tóxica sobrevuela los medios de comunicación independientes de la Argentina y otros países de América latina.
Asistimos desde hace algún tiempo a una preocupante muestra de intolerancia y de abuso de poder con el que se busca restringir la libertad de prensa, controlar la información -como si ello fuera factible en el mundo actual-, amordazar las opiniones contrarias a las del Gobierno y disfrazar la realidad, acomodando las estadísticas a los intereses circunstanciales de gobernantes que no reparan en límite alguno para extender y perpetuar su poder.
Durante el año que acaba de concluir, la cruzada gubernamental por apoderarse de la sociedad anónima Papel Prensa, de la cual la empresa editora de este diario es uno de los dos accionistas privados, ha llegado a extremos canallescos. Se ha pretendido asociar la compra de un paquete de esas acciones, en los años setenta, hecha a la luz del día a la familia de David Graiver, con delitos de lesa humanidad.
Tamaña conjura oficialista, hecha con la complicidad de testaferros ideológicos, no podrá arredrar a este diario, como lo hemos afirmado reiteradamente, en la decisión de preservar una línea editorial que privilegia la independencia y la calidad de la información.
Claro que hay ataques que honran. Por cierto, llegará el momento en que los archivos o la historia misma darán evidencias de las horas de grandeza de la mayoría de la prensa argentina, que, aun con sus equivocaciones, está resistiendo toda clase de atropellos.
Es así como hoy, a 141 años de su nacimiento, La Nacion puede señalar con orgullo que, aun en medio de un proceso de cambios tecnológicos que ha provocado una situación de crisis en la industria cultural, por la declinación del papel frente a las nuevas modalidades de la comunicación masiva, la circulación general del diario ha crecido en 2010, habiendo alcanzado en sus ediciones dominicales niveles casi inigualados en el pasado.
Al mismo tiempo, se ha producido un importante crecimiento de la edición digital y de otras actividades paralelas, incluido el numeroso conjunto de revistas que se integran con un mismo objetivo bajo la cobertura editorial de La Nacion.
No es casual que este fenómeno de crecimiento se produzca en el contexto de horas tan difíciles. En la lucha por la libertad en todos los ámbitos, La Nacion ha sido invariablemente acompañada por generaciones de lectores y avisadores unidos como por lazos de familia. Y es que a través de lealtades consecuentes durante tantas décadas se patentiza la continuidad de espíritu y miras de una institución de reconocido prestigio.
Por eso, en este día tan especial, sólo cabe reiterar nuestra gratitud a quienes siguen apoyando este sueño iniciado en 1870, que se renueva año tras año.