Lo beneficiaron una campaña "light" y la polarización
*Por Patricia García. Un triunfo con adicionales, el de Mauricio Macri ayer, que superó su propia marca de 2007, en una elección que se polarizó más de lo que se preveía, pero tal como lo pensó el jefe porteño, cuando definió que arriesgaba la Capital Federal si finalmente intentaba la cruzada de octubre que descartó.
Su estrategia de campaña fundada en no hacer movimientos demasiado bruscos, ni demasiados, lo llevó a ganar, inclusive, con una consigna tan difusa como «Juntos venimos bien».
Macri apostó, y la receta le da la razón en ese sentido, a disputar en esta oportunidad la renovación de su cargo enfrentando al kirchnerismo en una campaña nacionalizada, a un mes de las primarias presidenciales, que le reportará adhesiones, básicamente por oponerse al Gobierno de Cristina de Kirchner.
El electorado porteño, siempre adverso al peronismo, pareció volcarse ayer con más fervor a rechazar la hegemonía kirchnerista de que supuso sería presa, de acuerdo con la campaña, demasiado explícita, de Daniel Filmus. El candidato del Gobierno impulsó precisamente la idea de que dos gobiernos en sintonía harían más que entre rivales y le dio así la razón a Macri en su queja por los presuntos impedimentos para su gestión por no coincidir con el Gobierno nacional.
La batalla ganada, ahora, lo deja al jefe de Gobierno en otra posición para alertar a los opositores a Cristina de Kirchner: en la Ciudad de Buenos Aires, tercer distrito en cantidad de votos del país, superan el 60%.
El kirchnerismo consideraba ayer buena la posición de Filmus, en definitiva casi una sorpresa que el candidato del oficialismo nacional haya superado su marca de 2007, pero queda lejos de poder revertir los resultados en una segunda vuelta, cuando al PRO sólo le faltó menos de 5 puntos para vencer ayer sin otra instancia.
Otra que perdió ante los porteños es Elisa Carrió, quien registró de las peores elecciones en un distrito que hasta la consideró primera en las últimas presidenciales. Por su parte, Fernando Pino Solanas también perdió adherentes, en una compulsa donde la mayoría de los porteños prefirió una definición entre dos ante la certeza sobre los finalistas.
Macri ya se prepara ahora para la disputa nacional de 2015. No sólo lo aventuró ya su gurú, Jaime Durán Barba, sino que es el proyecto propio y de su tropa, para los próximos cuatro años de mandato porteño, una vez que concrete la renovación del cargo mayor de la Ciudad de Buenos Aires.
Para el público votante, claro, el macrismo hará considerar que fueron las bondades de la gestión PRO las que lograron aumentar las adhesiones al mandatario de la Capital Federal. Todo un logro superador si se tienen en cuenta los escollos para la administración macrista desde que arrancó, traducidos en paros docentes al por mayor, también de hospitales, avatares policiales y hasta los metros de subterráneos sin empezar.