Llamativas teorías de Marcó del Pont
Las declaraciones de la presidenta del Banco Central indican que no comprende la realidad o que quiere negarla.
En una conferencia convocada por el Grupo Carta Abierta, la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, confirmó una vez más una línea de pensamiento que sustenta las medidas crecientemente intervencionistas sobre el mercado de cambios.
Si bien este enfoque ya había quedado suficientemente en evidencia con las propias medidas, no por ello dejaron de llamar la atención sus propias palabras, que no se corresponden, a nuestro juicio, con el nivel académico que debería ostentar quien ejerce la función de salvaguardar el valor del dinero de los argentinos.
Marcó del Pont sostuvo que no ha sido la gente la que ha estado demandando divisas en el mercado de cambios, ya que "los que compran cantidades menores a mil dólares mensuales apenas representan el 7 por ciento de los compradores. El resto se reparte en un 17 por ciento de compradores por un valor mensual de entre 20.000 y 100.000, y un 39 por ciento que adquiere entre 1000 y 20.000".
El intento de diferenciación es curioso y se condice con los efluvios populistas que suelen caracterizar el discurso oficial. Los comerciantes, pequeños empresarios, profesionales o empleados que compran más de 1000 dólares para proteger sus ahorros o viajar al exterior ya no serían gente, o al menos quedarían fuera del conjunto de ciudadanos cuyos intereses también deben atenderse. Quienes adquirieron más de mil dólares habrían cruzado un límite que los convierte en especuladores antimodelo, que deberían ser ajusticiados en la hoguera del programa de propaganda oficialista 6,7,8.
Es curioso que la presidenta del Banco Central no muestre por lo menos algún interés intelectual en conocer cuáles son los motivos que han llevado a la gente y a la que, según ella, no lo es, a adquirir divisas en cantidades tan importantes durante los últimos meses. La salida de capitales es la cuestión central en el manejo de la política cambiaria como para que sólo se preocupe de relativizarla, o de casi criminalizarla, y no de interpretarla.
Como ya es habitual en sus exposiciones, Marcó del Pont volvió a confundir el tipo de cambio nominal con el tipo de cambio real al mencionar que "frente a una suba en las materias primas que produjo una brutal apreciación de monedas en la región, con nuestra política cambiaria hemos ido en contra del viento de cola", haciendo referencia a una supuesta depreciación de nuestra moneda que se diferenciaría de lo ocurrido en países como Uruguay, Chile o Brasil, cuyas monedas se revaluaron.
Sin embargo, si se observa lo ocurrido desde que ella asumió al frente del Banco Central, en febrero de 2010, el peso argentino se devaluó nominalmente 11 por ciento, pero en términos reales se revaluó un 21 por ciento, sustancialmente más de lo ocurrido con la moneda de los países vecinos. En esta circunstancia podría haber encontrado Marcó del Pont una de las razones del actual aumento en la demanda de divisas.
El tramo tal vez más desconcertante de su exposición fue aquel en el que desligó por completo la responsabilidad del Banco Central de la creciente fuga de capitales y de la psicosis generada por las últimas medidas instrumentadas en conjunto con la AFIP. Lo hizo al afirmar que "éste es un episodio más de una crisis larga, de más de treinta años, producida por un cambio de patrón de acumulación que ahora se llama financiarización". Pues claro, si así fuera, nada podría hacer el Banco Central en el marco de tamaña crisis. Pero llamativamente se incluirían dentro de ella los últimos ocho años de la gestión de gobierno que ella dice defender.
La función esencial del Banco Central es la defensa de nuestra moneda, no cumplir las órdenes de la Presidencia de la Nación y, al frente de la entidad, debe haber alguien con la capacitación e independencia necesarias. Más aún en estos momentos.