Les canto el voto
Cuando se acercan las elecciones, los que jamás hemos votado por obediencia debida a nadie, los que nos da por saber orígenes o prontuario de los candidatos, a los que nos interesa profundamente qué va a pasar con este loco país en el que vivimos, solemos entrar en todo tipo de debates.
Lo hacemos desde cualquier ángulo. Los que venimos de la izquierda trataremos que el voto no se nos piante para la derecha y viceversa, aunque, fuerza es reconocerlo que las diferencias entre unos y otros se han vuelto mas que confusas.
Hay candidatos señalados como de derecha que avalaron el casamiento gay, y hay izquierdas que suelen perderse en nubes de amoníaco sulfuroso y terminar en bordes antisemitas. También puede tomarse en cuenta el patrimonio de los candidatos, y deducir de allí su decencia y optar. O ponerse a imaginar un país como lo quería Sarmiento, o medir proyectos nacionales, o fijarse en el medio ambiente. Y hasta los hay que optan por discursos floridos.
Es posible que para elegir mi voto, salvo por la obediencia debida, haya optado por distintos criterios a lo largo de la vida. Sin embargo, en este caso, a esta altura de la vida, todavía con fe republicana pero profundamente cansada he decido mi voto por un partido inexistente: "El PPC": el Partido de las Pequeñas Cosas". Aquel que proponga como única pero inflexible plataforma que se va a preocupar y ocupar de aquellas cosas que hagan la vida menos salvaje y efectivamente más suave.
Todos tenemos una larga lista de ínfimos atropellos cotidianos. Yo hago mi modesto y frívolo aporte: votaré a quien ante escribano público se comprometa a eliminar en 48 horas, todas las máquinas que contestan en lugar de seres humanos.
¿Vamos a cualquier ejemplo? Queremos comunicarnos a una empresa de celular para preguntarle a "alguien" cómo hacer para acceder el buzón de voz de nuestro celu, que sistemáticamente nos tira a una función que no podemos interpretar, y por supuesto no podemos utilizar.
Basta con apretar asterisco y un número, y en vez de una cálida persona que se apiade de nuestros muchos años y escasa destreza, aparece una voz engañosamente amable pero de "potra altanera" informando; "Trabajamos para brindarte cada día una mejor atención... se ha comunicado con el centro de atención al cliente, pulse a continuación la opción deseada: para denunciar robo, hurto o extravío de su equipo marque la opción uno"... ¡No corazón, si te quiero hablar del buzón de voz!... impertérrita la voz que ya no me da "potra" sino metálica y amenazante, prosigue... "Si desea adquirir una de nuestros equipos, pulse la opción dos..." Pero si todavía no puedo manejar el que tengo, mire si me voy a comprar otro. Mi voz se pierde frente la máquina que me atropella. Ahora la noto un poco gangosa: "Para ver tu factura 15 días antes del vencimiento, ingresá en www..." Pará loca, quiero saber de mi buzón de voz, quiero hablar con alguien!!!
Si una cinta grabada pudiese reír de la ingenuidad, se escucharía una estruendosa carcajada... Comienzo a lagrimear sobre el teléfono, que ya va por la opción número 440, que es el momento que al parecer hay que pulsarse el cerebelo o meterse el dedo en el ojo.
¡Pues bien! ¡Basta! Votaré a este partido y que otro se haga cargo de las grandes ideas. Por el momento, y hasta nuevo aviso, poder comunicarme con otro ser humano es una gran idea para mí!