Sociedad
León Gieco cantó en el Vaticano y dejó al papa Francisco al borde de las lágrimas
Este viernes, durante el cierre de un congreso del Instituto de Diálogo Interreligioso, el artista estuvo en un acto del que participaron destacadas personalidades de la Argentina.
“Hoy viví una experiencia diferente y muy especial”, admitió León Gieco en su cuenta de Instagram junto a una foto que quedará en su memoria para siempre. El cantante, que fue uno de los invitados de honor de este viernes por la mañana en el Vaticano, tuvo el privilegio de entonar la canción “Solo le pido a Dios” y hacer emocionar al Papa Francisco hasta el borde de las lágrimas.
“Fui propuesto por AMIA y @amiaarteyproduccion para participar en el Congreso “De Jorge a Francisco, de Argentina al Mundo” que organiza el Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI), en Roma”, señaló el músico en alusión a esa organización que fue impulsada por Bergoglio hace más de 20 años en Buenos Aires junto al sacerdote Guillermo Marcó, el rabino Daniel Goldman y el dirigente musulmán Omar Abboud.
“La propuesta de AMIA tenía como fin poder contar desde una expresión artística - en este caso la música - todo el trabajo que viene realizando el IDI desde su formación”, explicó Gieco. Y en ese marco tuvo la oportunidad cerrar la jornada cantando esa canción tan simbólica y significativa, sobre todo para los argentinos.
La escena tuvo lugar en el salón del Palacio Apostólico del Vaticano, donde además se encontraba el cardenal español Miguel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo del Diálogo Interreligioso, y más de 100 argentinos.
Entre los presentes se encontraban el director de asuntos institucionales de IDI, Andrés Prieto Fassano; el juez de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti; los jueces de la Corte Suprema bonaerense Hilda Kogan y Sergio Torres; los jueces del tribunal superior de justicia de la Ciudad Santiago Otamendi y Marcela De langhe; el excanciller y actual presidente del CARI, Adalberto Rodríguez Giavarini; la exministra de Desarrollo Social Carolina Stanley; los dirigentes sindicales Oscar Silva y Gabriel Trovato; los empresarios Eduardo Eurnekian, Tomás Karagozian y Ricardo Fernández Nuñez; la defensora general de la Ciudad, Marcela Millan; el diputado Claudio Romero; y la embajadora argentina ante la Santa Sede, María Fernanda Silva.
La elección de la canción no fue casual ya que la AMIA viene acompañando el trabajo del Instituto de Diálogo Interreligioso en el campo del respeto a la diversidad y determinó que esa canción de Gieco es todo aquello lo que puede servir para unir a las distintas expresiones religiosas y representantes de la sociedad Argentina en su sentido más amplio, en tiempos de grieta.
Antes de escuchar la canción, el Santo Padre destacó la importancia del diálogo interreligioso y recordó que cuando era niño había una actitud condenatoria hacia los otros credos. “Dios se manifiesta en todas las culturas, es padres de todos”, recordó Francisco al reafirmar la importancia del diálogo. Y agregó: “Pero no diálogo con el espejo, sino con la realidad y con respeto”.
“Les agradezco los esfuerzos y les pido que recen por mí, cada cual en su idioma y en sus gestos, lo necesito”, señaló el Papa ante una auditorio repleto. “Si los argentinos no rezamos los unos por los otros, estamos fritos”, insistió para luego pedir luego que cada uno rezara un minuto “por sus hermanos y hermanas” en silencio.
En medio del evento, el vicepresidente de River, Ignacio Villarroel, le hizo entrega al Santo Padre de una camiseta del club con el número 266 ya que en la quiniela representa al Papa.
Al final, Gieco hizo su performance sentado; acompañado por su guitarra y armónica. Cantó en la primera fila, muy cerca del Papa y tal cual indicaba el protocolo del Vaticano.
El Santo Padre, que uno de los que más alzó la voz para frenar la guerra en Rusia y Ucrania, escuchó muy atentamente la letra de su legendaria canción, con rostro serio y muy emocionado, al borde las lágrimas; como el resto de los presentes en el auditorio que no pudieron contener el llanto.
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