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Lejos de la actuación y al frente de una estación de servicios: la nueva vida de Sandra Ballesteros

Participó de grandes éxitos televisivos. Ahora vive en Villaguay, quiere adoptar un hijo y canta en un grupo de oración.

Dueña de una belleza exótica, Sandra Ballesteros participó de grandes éxitos televisivos como “Verano del 98”, “Gasoleros”, “Resistiré”, “Lalola” y “Guapas”. En cine se destacó con su participación en “El lado oscuro del corazón”, de Eliseo Subiela. Sin embargo, con una carrera consolidada en la actuación, hace casi una década decidió darle un vuelco a su vida: regresó a Villaguay y cambió totalmente de rumbo.

“Lo último que hice fue una obra muy linda que se llamaba Edipo.com, con Pablo Alarcón, en El Tinglado”, dice con respecto a su labor como actriz, en una charla con el diario La Nación. Antes de contar cómo fue que decidió hacerse cargo de la estación de servicio que manejaba su papá en Entre Ríos.

"Internamente sentía que necesitaba otra forma de vida, y que esa otra forma de vida estaba pidiendo desarrollarse. Fue algo tan definitivo que cuando mi papá me contó que había puesto en venta la estación de servicio de Villaguay, le dije casi sin pensarlo que no la vendiera, que yo me iba a hacer cargo", relata acerca de los inicios en su nueva actividad.

Sandra atiende personalmente la YPF del centro, refaccionada casi a nuevo en el 2019. “Y hago servicio, porque si no damos una mano en el mundo en que vivimos, no existimos; quiero que las cosas vayan mejor para todos. Creo muchísimo en Dios, pero Él también cuenta con mis manos y mi honestidad, y si flaqueo le estoy fallando”, analiza la actriz.

Por otro lado Sandra cuenta que tiene una huerta orgánica de la que se nutre a diario. “En Buenos Aires era vegana porque podía dedicarle más tiempo y acá empecé a comer carne porque te invitan a un asado y no podés decir que no. Como poco, por respeto a los animales. Y prefiero elegir verduras, frutas y legumbres; en mi heladera la carne es para los perros”, comenta.

 

Un viaje a la India fue el principio del cambio

Ballesteros cuenta que en 2008 realizó un viaje a la India que significó el principio del cambio en su vida. "No necesitaba tanta exposición ni transitar el 'hacia afuera', sino que buscaba trabajar con mi interior. Siempre me interesó hacer servicio, me gusta dar una mano con amor, pero de eso no se vive (ríe). Guiaba grupos de meditación y no me daba un peso porque no me cerraba cobrar", rememora.

Otro de los cambios que vive en esta etapa de su vida es el llamado espiritual a través de la música. "Dirijo un coro, monté un vía crucis viviente y un pentecostés con gente del lugar, que no son actores. Hace años que pertenezco a un grupo de oración que se llama Abba Padre en la Iglesia Santa Rosa de Lima, de la Renovación Católica Carismática, que es una corriente que invoca al Espíritu Santo", cuenta entusiasmada.

Sandra Ballesteros se aleja de la pantalla: Mi nueva vida espiritual me llena

"Siempre fui muy mística, pero no tenía una religión. Soy bautizada, no quise tomar la comunión por rebeldía aunque siempre creí en algo superior. En India hice miles de kilómetros para encontrar el Sagrado Corazón de Jesús en el mismo templo donde estaba Krishna, y me explotó el corazón", comenta.

Acerca de su relación con lo religioso, reconoce que "Tenía muchas críticas hasta que entendí que la iglesia tiene todos los problemas de la humanidad porque está hecha por humanos, y somos imperfectos. En ese momento tenía un listado enorme de reproches, pero me abrí a la gracia de la sanación que puede venir solamente de lo alto".

"Con el tiempo fui atraída por la música en el grupo de oración. Lo musical siempre estuvo en mi vida. Ahora me interesa la música relacionada a lo devocional. No quiero cantar ninguna otra cosa que no sea para Dios. Es algo que sale de mi corazón. Tampoco soy fanática, escucho otra música, pero cuando canto algo para Dios, me transporto al cielo, y soy feliz y plena", sostiene Ballesteros.

 

Su deseo de adoptar un hijo

Otro de los puntos que marca novedades en su vida, es que Sandra cuenta que no está en pareja, pero aclara que "Sólo por hoy no (ríe). Vivo con dos perras hermosas y estoy esperando que se dé algo que deseo desde hace mucho tiempo. Estoy en un proceso de adopción, de un niño o niña de entre 10 y 15 años".

"Siempre tuve ganas de ser mamá, pero no podía porque mi estado espiritual y emocional no estaban en sintonía. Creo que, de alguna manera, no se daban las condiciones para ahijar. Ahora estoy haciendo talleres de capacitación que da el Registro Único de aspirantes a Guarda con fines de Adopción, donde me anoté hace dos años como familia monoparental postulante. Es un proyecto maravilloso", comenta.

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