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Le otorgaron la libertad a Daniel Arquímedes Puccio hasta el momento del juicio
El integrante del clan de secuestradores Puccio había sido detenido en Brasil.
Daniel Arquímedes, alias “Maguila”, el integrante más joven del clan de secuestradores Puccio, acaba de salir en libertad. Así lo confirmaron fuentes diplomáticas en San Pablo. El hombre, hoy con 58 años, fue detenido el 16 de septiembre en la localidad de Itú, a 96 km de la capital paulista, acusado de llevar un documento falso. Iba en un ómnibus procedente de Foz de Iguazú, la ciudad de Brasil vecina de Puerto Iguazú. Puccio había sido encarcelado en un Centro de Detención Provisoria en el barrio de Pinheiros.
En principio, Andrea Ribeiro Borges, la jueza de la jurisidicción de Itú que instruyó su procesamiento había decidido mantenerlo tras las rejas hasta el día del juicio, que debía ocurrir pasado el mes de su detención. Pero finalmente optó por su libertad provisoria.
Así, permanecerá en libertad hasta enfrentar el juicio en su contra. Hay varios misterios que rodean a la detención de Puccio. Llevaba un documento falso, pero también portaba su documento argentino. Al ser abordado por los policías en el micro, presentó un documento clase RG, propio de un ciudadano brasileño nacido en el país, con el número 26.802.359-1 y el nombre de “Manoel Carlos Diniz da Costa”. Una simple búsqueda en Google revela que el nombre corresponde, por ejemplo, a un ingeniero que ostenta títulos de varias universidades del país vecino, hoy dedicado a la industria petrolera.
“Maguila” no tardó en reconocer a los policías su verdadera identidad. Admitió ser Daniel Puccio, dio los nombres de sus padres: a su padre lo llamó “Rafael”, su segundo nombre, algo curioso, en vez de llamarlo Arquímedes. Tenía dinero: 645 pesos argentinos, 70 reales y 5420 dólares. Explicó el origen de la plata. Aseguró que los dólares se los había dado su hermano Alejandro, muerto en 2008, una devolución de un dinero que le había prestado. Reconoció sus problemas con la Justicia argentina, su causa de hace casi 35 años.
También, según la información a la que accedió Infobae, plasmada en el boletín 952 de la Policía Rodoviaria, “Maguila” dijo a dónde iba: a San Pablo, donde buscaba quedarse “permanentemente” y que sabía que en San Pablo había “personas que hacían documentos y licencias de conducir”.
Su madre, Epifania, se contactó con el consulado argentino en San Pablo para saber de su situación durante su encierro.
En principio, Andrea Ribeiro Borges, la jueza de la jurisidicción de Itú que instruyó su procesamiento había decidido mantenerlo tras las rejas hasta el día del juicio, que debía ocurrir pasado el mes de su detención. Pero finalmente optó por su libertad provisoria.
Así, permanecerá en libertad hasta enfrentar el juicio en su contra. Hay varios misterios que rodean a la detención de Puccio. Llevaba un documento falso, pero también portaba su documento argentino. Al ser abordado por los policías en el micro, presentó un documento clase RG, propio de un ciudadano brasileño nacido en el país, con el número 26.802.359-1 y el nombre de “Manoel Carlos Diniz da Costa”. Una simple búsqueda en Google revela que el nombre corresponde, por ejemplo, a un ingeniero que ostenta títulos de varias universidades del país vecino, hoy dedicado a la industria petrolera.
“Maguila” no tardó en reconocer a los policías su verdadera identidad. Admitió ser Daniel Puccio, dio los nombres de sus padres: a su padre lo llamó “Rafael”, su segundo nombre, algo curioso, en vez de llamarlo Arquímedes. Tenía dinero: 645 pesos argentinos, 70 reales y 5420 dólares. Explicó el origen de la plata. Aseguró que los dólares se los había dado su hermano Alejandro, muerto en 2008, una devolución de un dinero que le había prestado. Reconoció sus problemas con la Justicia argentina, su causa de hace casi 35 años.
También, según la información a la que accedió Infobae, plasmada en el boletín 952 de la Policía Rodoviaria, “Maguila” dijo a dónde iba: a San Pablo, donde buscaba quedarse “permanentemente” y que sabía que en San Pablo había “personas que hacían documentos y licencias de conducir”.
Su madre, Epifania, se contactó con el consulado argentino en San Pablo para saber de su situación durante su encierro.
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