Las violentas confesiones de un Hell's Angels: "Soy un rompehuesos"
El hombre maneja un taxi y pertenece a la banda de motoqueros que protagonizó la feroz balacera en Luján.
Un periodista de BigBangNews reveló la charla con un taxista que aseguraba integrar los Hell's Angels, una de las bandas de motoqueros que protagonizó el feroz tiroteo en Luján, que terminó Dani La Muerte internado y cerca de perder la vida.
Según el relato, el hombre no se amedrenta ni por un camionero que, por una maniobra imprudente, le impedía doblar sobre la avenida Independencia. "Aunque sea un gigante, tengo ganas de bajarme y romperle los huesos. No estoy chamuyando. ¿Sabés por qué? Porque soy un Hell's Angels", confesaba.
"Vos me ves acá arriba del taxi y no te imaginás que soy un legendario. ¿Sabés lo que significa eso? Me costó sangre, sudor y lágrimas llegar a ese rango", expresa el hombre que viste jeans, botas tejanas y una camisa negra.
Entre sus relatos de salvajismo puro, este hombre le cuenta a BigBangNews: "Estoy más caliente que una pipa. Anoche festejé mi cumpleaños en el club de Hell's Angels, en Lugano. Me llevé a mi piba con la idea de pasar un lindo momento. En un momento fui al baño y encontré a un pibito que estaba tomando merca de una bolsa. Llevaba dos meses en el grupo y se había ganado una remera con el símbolo de los Hell's. Lo agarré del cogote, lo tiré contra la pared, le di un par de sopapos y le dije: 'Si querés reventarte, andá a la calle. Pero acá no. Hay códigos que se respetan. Dame la remera que te dimos. Si te llego a agarrar otra vez, te rompo los huesos'. Agarré y tiré la bolsa por el inodoro. Al pibe lo suspendimos por dos meses. Si hace buena letra, le vamos a dar una segunda oportunidad. La falopa acá no entra".
Asimismo, agrega otra violenta historia que describe a la perfección a estas bandas de motoqueros y sus códigos. "En el club tenemos un patio a pizarra con las actividades del día. Ahí escrachamos a los que se mandan cagadas. En 25 años me sancionaron una sola vez. La cosa es así: estábamos con el grupo en un bar. Mi mejor amigo estaba con su novia y yo con otra piba. Mi amigo se puso en pedo y empezó a chamuyarse a mi mina. No lo podía creer. Me puse como loco. En otra mesa estaba el presidente de la agrupación, que enseguida captó todo. Lo miré, como buscando una aprobación. Y él asintió con la cabeza. Siempre era así. Él hacía ese gesto y activábamos. Entonces me saqué la campera, el chaleco y lo saqué a la calle. ¡Le rompí los huesos! Lo peor es que se armó una gresca en el bar que ni te cuento. Además mi mejor amigo era de otro grupo. Nos terminábamos dando todos contra todos. Al final, terminamos tomando birra a lo loco", concluyó.
Según el relato, el hombre no se amedrenta ni por un camionero que, por una maniobra imprudente, le impedía doblar sobre la avenida Independencia. "Aunque sea un gigante, tengo ganas de bajarme y romperle los huesos. No estoy chamuyando. ¿Sabés por qué? Porque soy un Hell's Angels", confesaba.
"Vos me ves acá arriba del taxi y no te imaginás que soy un legendario. ¿Sabés lo que significa eso? Me costó sangre, sudor y lágrimas llegar a ese rango", expresa el hombre que viste jeans, botas tejanas y una camisa negra.
Entre sus relatos de salvajismo puro, este hombre le cuenta a BigBangNews: "Estoy más caliente que una pipa. Anoche festejé mi cumpleaños en el club de Hell's Angels, en Lugano. Me llevé a mi piba con la idea de pasar un lindo momento. En un momento fui al baño y encontré a un pibito que estaba tomando merca de una bolsa. Llevaba dos meses en el grupo y se había ganado una remera con el símbolo de los Hell's. Lo agarré del cogote, lo tiré contra la pared, le di un par de sopapos y le dije: 'Si querés reventarte, andá a la calle. Pero acá no. Hay códigos que se respetan. Dame la remera que te dimos. Si te llego a agarrar otra vez, te rompo los huesos'. Agarré y tiré la bolsa por el inodoro. Al pibe lo suspendimos por dos meses. Si hace buena letra, le vamos a dar una segunda oportunidad. La falopa acá no entra".
Asimismo, agrega otra violenta historia que describe a la perfección a estas bandas de motoqueros y sus códigos. "En el club tenemos un patio a pizarra con las actividades del día. Ahí escrachamos a los que se mandan cagadas. En 25 años me sancionaron una sola vez. La cosa es así: estábamos con el grupo en un bar. Mi mejor amigo estaba con su novia y yo con otra piba. Mi amigo se puso en pedo y empezó a chamuyarse a mi mina. No lo podía creer. Me puse como loco. En otra mesa estaba el presidente de la agrupación, que enseguida captó todo. Lo miré, como buscando una aprobación. Y él asintió con la cabeza. Siempre era así. Él hacía ese gesto y activábamos. Entonces me saqué la campera, el chaleco y lo saqué a la calle. ¡Le rompí los huesos! Lo peor es que se armó una gresca en el bar que ni te cuento. Además mi mejor amigo era de otro grupo. Nos terminábamos dando todos contra todos. Al final, terminamos tomando birra a lo loco", concluyó.