Las tres "P" de Don Julio y sus incógnitas
Por Daniel Roberto Viola. "En 32 años que tengo en el cargo tengo más denuncias que Al Capone pero jamás una sanción. Pienso llevar adelante este mandato con las tres P: paz, paciencia y pelotas". Ya repuesto en su salud, Julio H. Grondona concedió un reportaje de radio a su medida.
Es insólita la auto-referencia con el legendario Al Capone, quizás por un lapsus del subconsciente aunque se lo escuchó convencido. ¿Por qué el mandamás de AFA y Vice-Presidente de FIFA se compara con un "gánster" de Brooklyn, el más buscado por el FBI durante la década 1920/1930 en plena "ley seca", condenado y confinado a la isla de Alcatraz por evasión de impuestos?
Al Capone abandonó sus estudios en sexto grado a los 14 años y era conocido como "Cara Cortada" por tres navajazos que recibió. Don Julio fue sobreseído salvando su buen nombre y honor en una causa penal ajena -cámara oculta mediante- iniciada contra un ex socio de Carlos Avila, quien se había arrogado "la idea" de televisar los partidos en exclusividad con AFA desde 1985 hasta 2014. Del "mix" esbozado de gestión, por "Paz" entendemos que serán juzgados y erradicados los barras bravas que dominan los escenarios principales de la política y de los clubes. Por "Paciencia" que llevará un tiempo hasta cumplirse con los presupuestos y rendirse cuentas del dinero que se esparce gracias al programa "Fútbol para todos". Por "Pelotas" pensamos en el balón, pero vislumbramos que pronto con alarde de virilidad, se intentará plasmar sin turbulencias el "mega-torneo federal" con 38 ó más equipos de todo el país. Aunque más allá de elucubraciones, los buenos deseos de Don Julio de profesionalizar la gestión continúan sin concretarse.
Los clubes pujarán en 2012 por un desembolso mayor a $810 millones porque el convenio con la TV pública está atado al incremento de los abonos de la TV por cable. Los televidentes que más pagan contribuyen a la gratuidad de la TV abierta de los que menos tienen. La incógnita central está en saber dónde va el dinero público: ¿a los clubes, a los representantes e intermediarios, a los jugadores, a obras de infraestructura, a mejorar la seguridad y capacidad de los estadios, a fomentar el fútbol aficionado e infantil, a las escuelas y pensiones de fútbol juvenil? Después de dos años del "Fútbol para Todos" no se tienen certezas sobre el destino de los fondos que provienen del Prsupuesto General de la Nación, ni tampoco sabemos cómo subsistirán los clubes cuando la partida asignada dejare de existir. Don Julio dijo "nunca estuvimos tan holgados" e hizo votos para lograr una A.F.A. organizada al estilo F.I.F.A. y así evitar el embate de aventureros que aspiren a la "Presidencia", vaticinando que serán controlados los gastos de los clubes y el que no cumpla con sus deudas no podrá fichar nuevos pases de jugadores. La ecuación AFA y TV "por aire" libre y gratuita va a contramano de las políticas de Estado que hoy aplican la llamada "sintonía fina" por influjo de la crisis global, quitando a la población los subsidios a los servicios de gas, electricidad, agua, transporte y peajes, como senda obligada de regreso al superávit fiscal.
El estatuto de A.F.A. obliga a los clubes a llevar la contabilidad del fútbol profesional y someter sus presupuestos anuales al control de esa asociación e invertir el remanente en obras de utilidad deportiva o cultural, con sanción de pérdida de la categoría, sin que esto signifique una rebaja en los sueldos de los futbolistas (art. 6º). Pero esa norma no es cumplida y se acumulan más deudas año tras año. Los futbolistas profesionales son un porcentaje ínfimo. El "Gran Censo" (FIFA 2006) dice que cerca de 270 millones practican fútbol a nivel mundial, el 99% como aficionados. AFA organiza 492 partidos por fin de semana donde participan más de 13.000 jugadores incluyendo fútbol femenino y de salón.
Será tarea de sociólogos desentrañar por qué, en una democracia consolidada, el fútbol argentino sigue amarrado a estándares autoritarios en su organización, sin reconocer conflictos de intereses, ni fallas, en una visión negadora de la realidad. ¿Hasta cuándo los dirigentes seguirán pateando la pelota afuera? ¿Habrá que tipificar el delito de "lesa deportiva"?.
Al Capone abandonó sus estudios en sexto grado a los 14 años y era conocido como "Cara Cortada" por tres navajazos que recibió. Don Julio fue sobreseído salvando su buen nombre y honor en una causa penal ajena -cámara oculta mediante- iniciada contra un ex socio de Carlos Avila, quien se había arrogado "la idea" de televisar los partidos en exclusividad con AFA desde 1985 hasta 2014. Del "mix" esbozado de gestión, por "Paz" entendemos que serán juzgados y erradicados los barras bravas que dominan los escenarios principales de la política y de los clubes. Por "Paciencia" que llevará un tiempo hasta cumplirse con los presupuestos y rendirse cuentas del dinero que se esparce gracias al programa "Fútbol para todos". Por "Pelotas" pensamos en el balón, pero vislumbramos que pronto con alarde de virilidad, se intentará plasmar sin turbulencias el "mega-torneo federal" con 38 ó más equipos de todo el país. Aunque más allá de elucubraciones, los buenos deseos de Don Julio de profesionalizar la gestión continúan sin concretarse.
Los clubes pujarán en 2012 por un desembolso mayor a $810 millones porque el convenio con la TV pública está atado al incremento de los abonos de la TV por cable. Los televidentes que más pagan contribuyen a la gratuidad de la TV abierta de los que menos tienen. La incógnita central está en saber dónde va el dinero público: ¿a los clubes, a los representantes e intermediarios, a los jugadores, a obras de infraestructura, a mejorar la seguridad y capacidad de los estadios, a fomentar el fútbol aficionado e infantil, a las escuelas y pensiones de fútbol juvenil? Después de dos años del "Fútbol para Todos" no se tienen certezas sobre el destino de los fondos que provienen del Prsupuesto General de la Nación, ni tampoco sabemos cómo subsistirán los clubes cuando la partida asignada dejare de existir. Don Julio dijo "nunca estuvimos tan holgados" e hizo votos para lograr una A.F.A. organizada al estilo F.I.F.A. y así evitar el embate de aventureros que aspiren a la "Presidencia", vaticinando que serán controlados los gastos de los clubes y el que no cumpla con sus deudas no podrá fichar nuevos pases de jugadores. La ecuación AFA y TV "por aire" libre y gratuita va a contramano de las políticas de Estado que hoy aplican la llamada "sintonía fina" por influjo de la crisis global, quitando a la población los subsidios a los servicios de gas, electricidad, agua, transporte y peajes, como senda obligada de regreso al superávit fiscal.
El estatuto de A.F.A. obliga a los clubes a llevar la contabilidad del fútbol profesional y someter sus presupuestos anuales al control de esa asociación e invertir el remanente en obras de utilidad deportiva o cultural, con sanción de pérdida de la categoría, sin que esto signifique una rebaja en los sueldos de los futbolistas (art. 6º). Pero esa norma no es cumplida y se acumulan más deudas año tras año. Los futbolistas profesionales son un porcentaje ínfimo. El "Gran Censo" (FIFA 2006) dice que cerca de 270 millones practican fútbol a nivel mundial, el 99% como aficionados. AFA organiza 492 partidos por fin de semana donde participan más de 13.000 jugadores incluyendo fútbol femenino y de salón.
Será tarea de sociólogos desentrañar por qué, en una democracia consolidada, el fútbol argentino sigue amarrado a estándares autoritarios en su organización, sin reconocer conflictos de intereses, ni fallas, en una visión negadora de la realidad. ¿Hasta cuándo los dirigentes seguirán pateando la pelota afuera? ¿Habrá que tipificar el delito de "lesa deportiva"?.