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Las Pastorutti y Arana

Soledad, Natalia y Facundo colaboran en el proyecto solidario que promueve la venta de tejidos de comunidades indígenas.

Ahora mismo tengo puestas unas polainas de las tejedoras de la comunidad colla. Mi hija Antonia también tiene en su placará mucha ropa aborigen. Es que hacen de todo: guantes, boinas, bu fandas, chalecos, ponchos y montones de accesorios, muñecas y unas hebillitas que muchos usan de pins en sus mochilas porque se dice que traen suerte", comenta la Solé vía telefónica desde Arequito. Y continúa, con esa espontaneidad y ese fluir de palabras que tanto la caracterizan: "I.o importante es que la gente sepa que comprando estos productos ayudas a muchas comunidades indígenas. Para eso tíos juntamos mi hermana.
Facundo (Arana) y yo. Es una manera de dar mía mano y a la vez honrar el trabajo de nuestros aborígenes", enfatiza del otro lado de la línea.

La propuesta surgió de Rosario Quispe, quien hace dieciséis años creó, junto a otras nueve mujeres, la Asociación Civil Warmi Sayajsungo (en quechua, "mujeres persei 'erantes "), desde donde trabaja en el desarrollo de más de 90 comunidades collas de la Puna.

¿La problemática actual? Nuestras tejedoras habían dejado de producir, al no tener la posibilidad de vender la ropa enjujuy: les resultaba imposible competir con los precios de Bolivia. Entonces, las entidades Arte y Esperanza, la Red Solidaria, la Fundación Soledad Pastorutti y Arana decidieron dar su apoyo, abriendo un canal de venta en Buenos Aires. "Es un honor muy grande acompañar semejante iniciativa", añade el actor, incondicional cuando se trata de colaborar con los que más lo necesitan. "Con un ratito de nuestro tiempo podemos ayudar mucho -agrega Natalia- . Cuando se busca un objetivo solidario, ser conocido facilita el enlace entre quienes tienen necesidades y las empresas o la gente que puede ayudar", redondea la menor de las Pastorutti. Manuel I-ozano, director de la Red Solidaria, se muestra orgulloso con las caras públicas de la propuesta: "De la misma manera que las grandes marcas tienen sus modelos, las comunidades indígenas también los tienen..., y de una calidad humana admirable".

Ix) cierto es que una vez lanzada la iniciativa, los productos comenzaron a venderse en los locales que Arte y Esperanza tiene en Capital y San Isidro. Allí se pueden adquirir artesanías y tejidos realizados por las comunidades colla, wichí, mapuche, toba qom, pilagá, chañé, mocové y mbya-guaraní.

"Los tejidos son hermosos, hechos íntegramente a mano", comenta Nati, a quien de chica, igual que a su hermana, la abuela les enseñó a tejer. Entre risas, la Solé interviene: "Yo alguna vez tejí, pero hace mucho, y ya no me acuerdo cómo era. Igualmente, no tengo paciencia... ¡A lo mejor con los años lo logro! Pero ahora sería un problema, porque lo quiero todo ya. Eso es lo (¡ue admiro de los artesanos, que más que un trabajo desarrollan un arte. Siento que luciendo su ropa todos podemos honrar a nuestros hermanos aborígenes. ¿Por qué no pasamos por los ¡ocales, buscamos algo que nos guste y se los demostramos?", cierra esperanzada.