Las mejores anécdotas de los juegos olímpicos: aventuras doradas
Sobornos, confusiones, racismo, sexismo y doping son disciplinas poco comentadas pero tan presentes en las Olimpíadas como los deportes. Aquí, una selección para divertirse esperando Londres 2012.
En el año 338 a.C. se descubrió que un boxeador, Eupolus de Tesalia, había sobornado a tres rivales para que se dejaran doblegar. El tramposo Eupolus fue castigado con una fuerte multa en dinero, que se utilizó para financiar la erección de seis estatuas de atletas con inscripciones de tono moral, como "en Olimpia se gana con la velocidad de los pies y la fuerza del cuerpo, nunca con dinero". Un precepto que debió haber sido tallado también en latín para que lo entendiera el vanidoso Nerón.
Atenas 1896. La primera trampa maratónica Unos seis minutos detrás de Spiridon Louis, llegó al estadio otro corredor griego, Kharilaos Vasilakos, y casi pegadito, otro atleta local, Spiridon Velokas. En el cuarto lugar arribó el primer extranjero: el húngaro Gyula Kellner. Sin embargo, en cuanto recuperó el aliento, el magiar denunció que Velokas había recurrido a una estratagema durante la prueba. Según Kellner, el griego se había subido a un carro tirado por caballos para cubrir una importante porción del trayecto. Los organizadores interrogaron a Velokas, quien arrepentido confesó la estafa. Fue descalificado en el acto. Durante la ceremonia de entrega de premios, el rey Jorge I le regaló al húngaro un reloj de oro como compensación por el mal momento vivido.
San Luis 1904. De antropología, nada Los brillantes organizadores de la Feria Mundial –todos de raza blanca– resolvieron la ecuación con facilidad. Por un lado, los Juegos Olímpicos no eran lo suficientemente divertidos Consideraban que hacía falta un evento que hiciera reír a los espectadores menos interesados por las carreras y los saltos. Por el otro, Estados Unidos ya se había convertido en un país que convocaba a inmigrantes de las más diversas etnias, y el evento había atraído como un imán a necesitados trabajadores de las latitudes más distantes. Con tanta "mano de obra" disponible, surgieron los "Anthropological days" –días antropológicos–, que poco tuvieron que ver con el estudio de la realidad humana.
Aborígenes africanos y americanos, chinos, moros y sirios vestidos con sus tradicionales atuendos dieron vida a una suerte de circo. Los "especímenes" fueron obligados a comer monos y otros animales exóticos, y a participar en pruebas de lanzamiento de peso y otras actividades en las que eran mostrados en situaciones ridículas. El remate de mal gusto fue un torneo de lucha que, al mejor estilo del Coliseo romano, enfrentó a seres de aspecto dispar, como un gigante negro contra dos pigmeos.
Amberes 1920. El plebeyo Además de albañil, el estadounidense John Brenden Kelly era uno de los mejores remeros de su tiempo. En Amberes, consiguió un doblete único: ganó el oro en las pruebas de single y doble sculls (en el segundo caso, junto a Paul Costello) con apenas media hora de diferencia.
Kelly descargó así la bronca que le había generado no ser aceptado unas semanas antes en una selecta regata en Londres. ¿El motivo? Ser un simple plebeyo a cargo de trabajos manuales. El 29 de agosto, apenas terminada la segunda carrera, el estadounidense dejó su bote en el canal Willebroek, se acercó al equipo británico y le entregó su gorrita verde para que fuera enviada al rey Jorge V de Inglaterra.
Pero antes, con una lapicera, escribió en la visera una irónica dedicatoria: "Saludos de un albañil".
Con los años, Kelly no sólo se transformó en uno de los hombres más ricos de Filadelfia –su empresa construiría numerosas iglesias y escuelas en esa ciudad del estado de Pensilvania– sino que quedó estrechamente ligado a la nobleza europea cuando su hija, Grace Kelly, se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco el 19 de abril de 1956.
París 1924. La artimaña Por primera vez, un seleccionado sudamericano decidió intervenir en el torneo de fútbol olímpico: Uruguay. En su libro Fútbol a sol y sombra, el escritor oriental Eduardo Galeano detalla que "era la primera vez que un equipo latinoamericano jugaba en Europa. Uruguay enfrentaba a Yugoslavia en el partido inicial. Los yugoslavos enviaron espías a la práctica. Los uruguayos se dieron cuenta, y se entrenaron pegando patadas al suelo, tirando la pelota a las nubes, tropezando a cada paso y chocándose entre sí. Los espías informaron: "Dan pena estos pobres muchachos que vinieron de tan lejos". Apenas 2.000 personas asistieron a aquel primer partido. La bandera uruguaya fue izada al revés, con el sol para abajo, y en lugar del himno nacional se escuchó una marcha brasileña.
Aquella tarde, Uruguay derrotó a Yugoslavia 7 a 0". El campeonato fue casi un paseo para la escuadra celeste: tras la goleada a Yugoslavia, venció por 3 a 0 a Estados Unidos, 5 a 1 a Francia, 2 a 1 a Holanda y 3 a 0 a Suiza, en la final. El viaje "desde tan lejos" no había sido en vano.
Los Ángeles 1932. Café caliente Para esta edición, el gobierno de Brasil decidió impulsar la conformación de una importante delegación, integrada por 69 deportistas. Debido a que no se contaba con los recursos económicos aptos para solventar la aventura, se decidió acondicionar un barco y cargarlo con 50.000 sacos de café para que los atletas vendieran el producto en los distintos puertos y obtuvieran de esa forma el dinero necesario para comprar combustible, alimentos y pagar otros gastos. Sin embargo, las ventas fueron paupérrimas y la plata cubrió apenas el valor de la gasolina.
Al atracar en el puerto de Los Ángeles, los brasileños no llegaban a reunir el dinero suficiente para pagar 1 dólar por cabeza como derecho de desembarco: sólo pudieron bajar 24.
Los que lograron pisar California vendieron otro poco del café que transportaban y cubrieron así el ingreso de otros 20 compañeros. Para colmo, tanto esfuerzo y sacrificio no sólo no reportó ninguna medalla, sino que parte de la delegación fue sancionada con dureza por protagonizar serios incidentes. Ocho de los deportistas que accedieron a los Juegos integraban el equipo de waterpolo, que el 4 de agosto fue aplastado 6 a 1 por Estados Unidos. Al día siguiente, la escuadra sudamericana volvió a perder por paliza, 7 a 3 con Alemania. Al finalizar este encuentro, los brasileños provocaron un escándalo: primero agredieron a un árbitro por considerarlo parcial y luego arrojaron al agua a un directivo de la Federación Internacional de Natación. Por su mal comportamiento, los muchachos de Brasil fueron expulsados de los Juegos y se anularon sus dos partidos.
Hungría se quedó finalmente con el oro, Alemania con la plata y Estados Unidos con la medalla de bronce. La descalificación brasileña fue muy festejada por Japón, el quinto participante.
Tras caer 17 a 0 con los campeones y 10 a 0 con cada uno de los otros dos seleccionados, los nipones celebraron que, al menos, no finalizaron en el último puesto.
Berlín 1936. Dictador mano larga Adolf Hitler había quedado prendado de la belleza de la velocista estadounidense Helen Stephens, ganadora de los 100 metros lisos el 4 de agosto. El flechazo había sido tan intenso que el canciller ordenó a uno de sus colaboradores que invitara a la velocista de 18 años a visitarlo en su despacho privado del Olympiastadion.
Tras la ceremonia de premios, la muchacha aceptó el convite, según confesó, porque tenía "curiosidad" por conocer personalmente al hombre fuerte de Alemania, "del que hablaba todo el mundo". Stephens pronto se arrepentiría de ser tan chusma. De acuerdo con su propio relato, el encuentro comenzó cuando el Führer la recibió con el tradicional saludo nazi. "Yo le di un buen apretón de manos, al viejo estilo de Missouri. Enseguida, Hitler me saltó a la vena yugular. Me agarró del trasero, lo apretó y lo pellizcó, y luego me abrazó y al oído me dijo ‘tú tienes un verdadero tipo ario. Deberías correr para Alemania’". (?) MOSCÚ 1980 Con los chicos, no Un par de semanas antes del inicio de los Juegos, el gobierno soviético decretó vacaciones escolares extraordinarias en todas las ciudades que fueron sede de competencias deportivas.
De un día para otro, las calles de Moscú, Kiev, Leningrado y Minsk quedaron vacías de chicos de entre 7 y 15 años. Los pequeños fueron llevados en masa a colonias y campos de veraneo.
¿El objetivo? Que los niños no se "contaminaran" con la cultura y las tradiciones de los visitantes occidentales.
Los Ángeles 1984. Bajo presión El último en llegar a la meta del maratón de Los Ángeles fue el haitiano Dieudonné Lamothe, quien completó la prueba en el puesto 78, rengueando y casi 45 minutos más tarde que el ganador, el portugués Carlos Lopes. Lamothe sufrió una lesión a mitad de la prueba, pero se negó a abandonar. Antes de partir de la isla caribeña, el dictador de Haití JeanClaude Duvalier –hijo del sanguinario François Duvalier– le había dicho que, si no corría los 42.195 metros, lo fusilaría.
En Seúl 1988, luego de que una revolución popular derrocara a Duvalier, Lamothe volvió a competir en el maratón. Relajado por no cargar sobre sus hombros la presión de terribles amenazas, el corredor terminó en el puesto 20, apenas 6 minutos detrás del ganador, el italiano Gelindo Bordin.
Atlanta1996. Gaseoso Según un cable de la agencia ANSA, el campeón nacional de Turquía de tiro al plato, Aleadin Yatalakoglu, fue expulsado del equipo por las autoridades de la Federación de Tiro por una inmunda costumbre: tirarse "pedos ruidosos" durante los entrenamientos. La insólita medida fue adoptada a pedido de los propios compañeros de Yatalakoglu, quienes se negaron a soportar los aromáticos efluvios del tirador –con escopeta– durante su alojamiento en Atlanta.
Atenas 2004. El hombre de los dos penes El lanzamiento del húngaro Róbert Fazekas fue fantástico: el disco recorrió 70,93 metros y clavó un nuevo récord olímpico. Fazekas, con una enorme sonrisa, recibió su oro y disfrutó cómo la melodía del himno magiar colmó el grandioso estadio rebautizado Spiridon Louis en honor al célebre maratonista. Pocos minutos después de la premiación, el grandote de 1,93 metros de altura y 114 kilos de peso fue convocado a la oficina destinada a los controles antidóping. El discóbolo no opuso reparos e ingresó en un gabinete para depositar una muestra de orina dentro del frasco oficial que le habían entregado. Sin embargo, el médico a cargo del procedimiento notó algo anormal en el gigante. Al acercarse, advirtió que Fazekas sostenía el pene con una mano para llenar de pis el recipiente que sujetaba con la otra, pero en su entrepierna había un bulto sospechoso.
El doctor le exigió al húngaro que se desnudara por completo, lo que puso al descubierto una original trampa: el atleta tenía dos miembros, el natural y otro de goma, cargado con orina "limpia".
Beijing 2008. Nocaut sin competir El boxeador peso gallo estadounidense Gary Russell Jr. consiguió un insólito nocaut? sobre sí mismo. Russell, bicampeón amateur en su país, arribó a China con exceso de peso, por lo que se impuso un durísimo ayuno de alimentos y líquidos para que la balanza lo encontrara dentro del límite de los 54 kilos. Mas el violento régimen fue nefasto para el púgil, que el día del pesaje oficial fue hallado desmayado en su cuarto por uno de sus compañeros. El muchacho fue atendido por los médicos de la delegación norteamericana, pero no alcanzó a recuperarse a tiempo para competir en la olimpíada.
La ausencia de Russell, a quien se creía serio postulante al oro, le abrió la puerta del triunfo al mongol Enkhbatyn BadarUugan.
Fragmentos de Historias insólitas de los Juegos Olímpicos, de Luciano Wernicke (Planeta)
Otras curiosidades. El emperador Nerón fue campeón olímpico. Ganó la carrera de cuadrigas después de sobornar a sus rivales.
- En la primera Olimpíada moderna, Atenas 1896, compitieron 176 atletas de 12 naciones; en la última, Beijing 2008, hubo 10.900 de 204 países.
- En los Juegos Olímpicos de Londres 1908, el danés Sofus Nielsen le marcó 10 goles a Francia. El partido finalizó 171.
- Los Juegos Olímpicos de París 1900 fueron sólo un apéndice de la Feria Universal que ese año se desarrolló en la Ciudad Luz.
- Un gimnasta que ganó tres medallas de oro en San Luis 1904? tenía una pierna de madera.
- El estadounidense que tenía el récord mundial de salto con garrocha no compitió en Londres 1908? porque su mamá no le permitió viajar.
- Hungría, con tres medallas de oro, es el país que más veces ganó el torneo olímpico de fútbol.
- En cuartos de final de los JJ.OO. Sydney 2000, Camerún venció a Brasil 21 con 9 jugadores (dos expulsados) contra 11.
Atenas 1896. La primera trampa maratónica Unos seis minutos detrás de Spiridon Louis, llegó al estadio otro corredor griego, Kharilaos Vasilakos, y casi pegadito, otro atleta local, Spiridon Velokas. En el cuarto lugar arribó el primer extranjero: el húngaro Gyula Kellner. Sin embargo, en cuanto recuperó el aliento, el magiar denunció que Velokas había recurrido a una estratagema durante la prueba. Según Kellner, el griego se había subido a un carro tirado por caballos para cubrir una importante porción del trayecto. Los organizadores interrogaron a Velokas, quien arrepentido confesó la estafa. Fue descalificado en el acto. Durante la ceremonia de entrega de premios, el rey Jorge I le regaló al húngaro un reloj de oro como compensación por el mal momento vivido.
San Luis 1904. De antropología, nada Los brillantes organizadores de la Feria Mundial –todos de raza blanca– resolvieron la ecuación con facilidad. Por un lado, los Juegos Olímpicos no eran lo suficientemente divertidos Consideraban que hacía falta un evento que hiciera reír a los espectadores menos interesados por las carreras y los saltos. Por el otro, Estados Unidos ya se había convertido en un país que convocaba a inmigrantes de las más diversas etnias, y el evento había atraído como un imán a necesitados trabajadores de las latitudes más distantes. Con tanta "mano de obra" disponible, surgieron los "Anthropological days" –días antropológicos–, que poco tuvieron que ver con el estudio de la realidad humana.
Aborígenes africanos y americanos, chinos, moros y sirios vestidos con sus tradicionales atuendos dieron vida a una suerte de circo. Los "especímenes" fueron obligados a comer monos y otros animales exóticos, y a participar en pruebas de lanzamiento de peso y otras actividades en las que eran mostrados en situaciones ridículas. El remate de mal gusto fue un torneo de lucha que, al mejor estilo del Coliseo romano, enfrentó a seres de aspecto dispar, como un gigante negro contra dos pigmeos.
Amberes 1920. El plebeyo Además de albañil, el estadounidense John Brenden Kelly era uno de los mejores remeros de su tiempo. En Amberes, consiguió un doblete único: ganó el oro en las pruebas de single y doble sculls (en el segundo caso, junto a Paul Costello) con apenas media hora de diferencia.
Kelly descargó así la bronca que le había generado no ser aceptado unas semanas antes en una selecta regata en Londres. ¿El motivo? Ser un simple plebeyo a cargo de trabajos manuales. El 29 de agosto, apenas terminada la segunda carrera, el estadounidense dejó su bote en el canal Willebroek, se acercó al equipo británico y le entregó su gorrita verde para que fuera enviada al rey Jorge V de Inglaterra.
Pero antes, con una lapicera, escribió en la visera una irónica dedicatoria: "Saludos de un albañil".
Con los años, Kelly no sólo se transformó en uno de los hombres más ricos de Filadelfia –su empresa construiría numerosas iglesias y escuelas en esa ciudad del estado de Pensilvania– sino que quedó estrechamente ligado a la nobleza europea cuando su hija, Grace Kelly, se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco el 19 de abril de 1956.
París 1924. La artimaña Por primera vez, un seleccionado sudamericano decidió intervenir en el torneo de fútbol olímpico: Uruguay. En su libro Fútbol a sol y sombra, el escritor oriental Eduardo Galeano detalla que "era la primera vez que un equipo latinoamericano jugaba en Europa. Uruguay enfrentaba a Yugoslavia en el partido inicial. Los yugoslavos enviaron espías a la práctica. Los uruguayos se dieron cuenta, y se entrenaron pegando patadas al suelo, tirando la pelota a las nubes, tropezando a cada paso y chocándose entre sí. Los espías informaron: "Dan pena estos pobres muchachos que vinieron de tan lejos". Apenas 2.000 personas asistieron a aquel primer partido. La bandera uruguaya fue izada al revés, con el sol para abajo, y en lugar del himno nacional se escuchó una marcha brasileña.
Aquella tarde, Uruguay derrotó a Yugoslavia 7 a 0". El campeonato fue casi un paseo para la escuadra celeste: tras la goleada a Yugoslavia, venció por 3 a 0 a Estados Unidos, 5 a 1 a Francia, 2 a 1 a Holanda y 3 a 0 a Suiza, en la final. El viaje "desde tan lejos" no había sido en vano.
Los Ángeles 1932. Café caliente Para esta edición, el gobierno de Brasil decidió impulsar la conformación de una importante delegación, integrada por 69 deportistas. Debido a que no se contaba con los recursos económicos aptos para solventar la aventura, se decidió acondicionar un barco y cargarlo con 50.000 sacos de café para que los atletas vendieran el producto en los distintos puertos y obtuvieran de esa forma el dinero necesario para comprar combustible, alimentos y pagar otros gastos. Sin embargo, las ventas fueron paupérrimas y la plata cubrió apenas el valor de la gasolina.
Al atracar en el puerto de Los Ángeles, los brasileños no llegaban a reunir el dinero suficiente para pagar 1 dólar por cabeza como derecho de desembarco: sólo pudieron bajar 24.
Los que lograron pisar California vendieron otro poco del café que transportaban y cubrieron así el ingreso de otros 20 compañeros. Para colmo, tanto esfuerzo y sacrificio no sólo no reportó ninguna medalla, sino que parte de la delegación fue sancionada con dureza por protagonizar serios incidentes. Ocho de los deportistas que accedieron a los Juegos integraban el equipo de waterpolo, que el 4 de agosto fue aplastado 6 a 1 por Estados Unidos. Al día siguiente, la escuadra sudamericana volvió a perder por paliza, 7 a 3 con Alemania. Al finalizar este encuentro, los brasileños provocaron un escándalo: primero agredieron a un árbitro por considerarlo parcial y luego arrojaron al agua a un directivo de la Federación Internacional de Natación. Por su mal comportamiento, los muchachos de Brasil fueron expulsados de los Juegos y se anularon sus dos partidos.
Hungría se quedó finalmente con el oro, Alemania con la plata y Estados Unidos con la medalla de bronce. La descalificación brasileña fue muy festejada por Japón, el quinto participante.
Tras caer 17 a 0 con los campeones y 10 a 0 con cada uno de los otros dos seleccionados, los nipones celebraron que, al menos, no finalizaron en el último puesto.
Berlín 1936. Dictador mano larga Adolf Hitler había quedado prendado de la belleza de la velocista estadounidense Helen Stephens, ganadora de los 100 metros lisos el 4 de agosto. El flechazo había sido tan intenso que el canciller ordenó a uno de sus colaboradores que invitara a la velocista de 18 años a visitarlo en su despacho privado del Olympiastadion.
Tras la ceremonia de premios, la muchacha aceptó el convite, según confesó, porque tenía "curiosidad" por conocer personalmente al hombre fuerte de Alemania, "del que hablaba todo el mundo". Stephens pronto se arrepentiría de ser tan chusma. De acuerdo con su propio relato, el encuentro comenzó cuando el Führer la recibió con el tradicional saludo nazi. "Yo le di un buen apretón de manos, al viejo estilo de Missouri. Enseguida, Hitler me saltó a la vena yugular. Me agarró del trasero, lo apretó y lo pellizcó, y luego me abrazó y al oído me dijo ‘tú tienes un verdadero tipo ario. Deberías correr para Alemania’". (?) MOSCÚ 1980 Con los chicos, no Un par de semanas antes del inicio de los Juegos, el gobierno soviético decretó vacaciones escolares extraordinarias en todas las ciudades que fueron sede de competencias deportivas.
De un día para otro, las calles de Moscú, Kiev, Leningrado y Minsk quedaron vacías de chicos de entre 7 y 15 años. Los pequeños fueron llevados en masa a colonias y campos de veraneo.
¿El objetivo? Que los niños no se "contaminaran" con la cultura y las tradiciones de los visitantes occidentales.
Los Ángeles 1984. Bajo presión El último en llegar a la meta del maratón de Los Ángeles fue el haitiano Dieudonné Lamothe, quien completó la prueba en el puesto 78, rengueando y casi 45 minutos más tarde que el ganador, el portugués Carlos Lopes. Lamothe sufrió una lesión a mitad de la prueba, pero se negó a abandonar. Antes de partir de la isla caribeña, el dictador de Haití JeanClaude Duvalier –hijo del sanguinario François Duvalier– le había dicho que, si no corría los 42.195 metros, lo fusilaría.
En Seúl 1988, luego de que una revolución popular derrocara a Duvalier, Lamothe volvió a competir en el maratón. Relajado por no cargar sobre sus hombros la presión de terribles amenazas, el corredor terminó en el puesto 20, apenas 6 minutos detrás del ganador, el italiano Gelindo Bordin.
Atlanta1996. Gaseoso Según un cable de la agencia ANSA, el campeón nacional de Turquía de tiro al plato, Aleadin Yatalakoglu, fue expulsado del equipo por las autoridades de la Federación de Tiro por una inmunda costumbre: tirarse "pedos ruidosos" durante los entrenamientos. La insólita medida fue adoptada a pedido de los propios compañeros de Yatalakoglu, quienes se negaron a soportar los aromáticos efluvios del tirador –con escopeta– durante su alojamiento en Atlanta.
Atenas 2004. El hombre de los dos penes El lanzamiento del húngaro Róbert Fazekas fue fantástico: el disco recorrió 70,93 metros y clavó un nuevo récord olímpico. Fazekas, con una enorme sonrisa, recibió su oro y disfrutó cómo la melodía del himno magiar colmó el grandioso estadio rebautizado Spiridon Louis en honor al célebre maratonista. Pocos minutos después de la premiación, el grandote de 1,93 metros de altura y 114 kilos de peso fue convocado a la oficina destinada a los controles antidóping. El discóbolo no opuso reparos e ingresó en un gabinete para depositar una muestra de orina dentro del frasco oficial que le habían entregado. Sin embargo, el médico a cargo del procedimiento notó algo anormal en el gigante. Al acercarse, advirtió que Fazekas sostenía el pene con una mano para llenar de pis el recipiente que sujetaba con la otra, pero en su entrepierna había un bulto sospechoso.
El doctor le exigió al húngaro que se desnudara por completo, lo que puso al descubierto una original trampa: el atleta tenía dos miembros, el natural y otro de goma, cargado con orina "limpia".
Beijing 2008. Nocaut sin competir El boxeador peso gallo estadounidense Gary Russell Jr. consiguió un insólito nocaut? sobre sí mismo. Russell, bicampeón amateur en su país, arribó a China con exceso de peso, por lo que se impuso un durísimo ayuno de alimentos y líquidos para que la balanza lo encontrara dentro del límite de los 54 kilos. Mas el violento régimen fue nefasto para el púgil, que el día del pesaje oficial fue hallado desmayado en su cuarto por uno de sus compañeros. El muchacho fue atendido por los médicos de la delegación norteamericana, pero no alcanzó a recuperarse a tiempo para competir en la olimpíada.
La ausencia de Russell, a quien se creía serio postulante al oro, le abrió la puerta del triunfo al mongol Enkhbatyn BadarUugan.
Fragmentos de Historias insólitas de los Juegos Olímpicos, de Luciano Wernicke (Planeta)
Otras curiosidades. El emperador Nerón fue campeón olímpico. Ganó la carrera de cuadrigas después de sobornar a sus rivales.
- En la primera Olimpíada moderna, Atenas 1896, compitieron 176 atletas de 12 naciones; en la última, Beijing 2008, hubo 10.900 de 204 países.
- En los Juegos Olímpicos de Londres 1908, el danés Sofus Nielsen le marcó 10 goles a Francia. El partido finalizó 171.
- Los Juegos Olímpicos de París 1900 fueron sólo un apéndice de la Feria Universal que ese año se desarrolló en la Ciudad Luz.
- Un gimnasta que ganó tres medallas de oro en San Luis 1904? tenía una pierna de madera.
- El estadounidense que tenía el récord mundial de salto con garrocha no compitió en Londres 1908? porque su mamá no le permitió viajar.
- Hungría, con tres medallas de oro, es el país que más veces ganó el torneo olímpico de fútbol.
- En cuartos de final de los JJ.OO. Sydney 2000, Camerún venció a Brasil 21 con 9 jugadores (dos expulsados) contra 11.